Frases de Corazon

Imagen de la frase: Un viejo adagio reza: “Dios tiene un plan para todo hombre, y tiene uno para ti”. Tu verdadero problema es encontrar tu verdadero lugar en la vida.

Frases sobre «Corazon»

Deja que tu corazón te guie como una linterna en la oscuridad. Nuestra pequeña mente no siempre puede saber lo que es para nuestro bien mayor.

Si Cristo no esta en tu corazón, ni el universo entero podrá llenar ese vacío.

Enriquece las vidas de los demás. Mira. Tu corazón se ha vuelto infinitamente rico.

Escuchar con el corazón… Es escuchar con el tercer oído, es escuchar activamente, es involucrarse en el ahora y la otra persona lo sabe.

Escúchame. Mi corazón esta impaciente por encontrar a mi Bien amado, permanezco en mi lecho, sin sueño.

Si se aprende a abrir el corazón, se elige lo que el otro tiene para dar y no se da prioridad a lo que no gusta, no satisface o se preferiría que fuera distinto.

Sabía usted que porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (mammón).

Reflexiona bien, oh, dulce amigo de mi corazón. Si verdaderamente amas, ¿por que duermes? Si lo has encontrado, date a el enteramente y únete a el.

En el corazón de un ser humano, el vacío se convierte en amor. Cuando tocamos esa fuente, al instante el amor esta presente. Literalmente, lo divino se vuelve humano y el humano se vuelve divino.

Servir a los demás actúa como pulidor del corazón. Abrillanta el alma e incrementa el fuego del amor por Dios.

En nuestro mundo moderno, conquistamos la libertad sexual. Ahora viene un problema mucho mayor: la liberación del corazón.

En la desesperanza y en la melancolía de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.

El servicio mas grande que pueden hacer a alguien es conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga; porque solo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano, para la que hemos sido creados.

Es posible que nuestra mente diga: yo no te conozco. Pero el corazón si le conoce.

Somos tan adictos al materialismo como a la realidad material trascendente, que no vemos a Dios delante de nosotros, en el mendigo, el niño hambriento, la mujer de corazón quebrantado; en nuestro amigo en el gato en la pulga.

La religión es una cuestión que tiene que ver con el corazón; ningún mal físico puede alejarme de ella.

Con la mente transformada y el corazón ligero, ves que tu Madre te sonríe, aunque no siga con vida. Al sonreír en tu interior, vuestra Madre sonreirá.

Si se aprende a abrir el corazón, se reconoce que no hay mejor modo de recorrer el aprendizaje que en compañía.

Oh, corazón mío. Vámonos al país donde mora el Bien amado. La enamorada llena allí su cántaro en el pozo y, sin embargo, no tiene cuerda para retirarlo del agua.

Es muy, muy simple. Te sientas, ya sea en una silla o en un taburete o estera de oración, y dejas que tu corazón se abra hacia ese Origen invisible pero siempre presente de todo lo que existe.