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Frases Juan De La Cruz


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Citas Juan De La Cruz


Siempre procure traer a Dios presente y conservar en si la pureza que Dios le enseña.

Me parece que el secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es.

Procure siempre inclinarse no a lo mas gustoso, sino antes a lo que da menos gusto.

Las cosas naturales son siempre hermosas; son como las migajas de la mesa del Señor.

Intimo deseo de que Dios la de lo que Su Majestad sabe que le falta para honra suya.

La obra pura y entera hecha por Dios en el seno puro hace reino entero para su dueño.

No admitas en tu alma lo que no tienen en si la verdadera esencia del verdadero amor.

En mi por ti me moría y por ti resucitaba, que la memoria de ti daba vida y la quitaba.

Mas se granjea en los bienes de Dios en una hora que en los nuestros toda la vida.

Yéndome yo, Dios mío, por doquiera contigo, por doquiera me ira como yo quiero para ti.

No da lugar el apetito a que le mueva el ángel cuando esta puesto en otra cosa.

No sospeches mal contra tu hermano; porque este pensamiento quita la pureza del corazón.

No rehusé el trabajo, aunque le parezca no lo podrá hacer. Hallen todos en ella piedad.

Procure siempre inclinarse no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo.

Oh dulcísimo amor de Dios, mal conocido. El que hallo sus venas descanso.

Los trabajos los hemos de medir a nosotros, y no nosotros a los trabajos.

El alma que esta enamorada de Dios es un alma gentil, humilde y paciente.

El alma que esta en unión de amor, hasta los primeros movimientos no tiene.

Veinte mis ojos, pues eres lumbre de ellos, y solo para ti quiero tenerlos.

Si quieres venir al santo recogimiento, no has de venir admitiendo sino negando.

Procure siempre inclinarse no a lo que es querer algo, sino a no querer nada.

Oh, que bienes serán aquellos que gozaremos con la vista de la Santísima Trinidad.

El que la ocasión pierde, es como el que soltó el ave de la mano, que no la volverá a cobrar.

Buscad leyendo y hallareis meditando; llamad orando y abriros han contemplando.

En mi por ti me moría, y por ti resucitaba, que la memoria de ti daba vida y la quitaba.

¿Con que dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón?

No te conocía yo a ti, oh Señor mío., porque todavía quería saber y gustar cosas.

El amor solo con amor se paga, las heridas de amor solo con amor se pueden curar.

Déjate enseñar, déjate mandar, déjate sujetar y despreciar y serás perfecta.

Toda la bondad que tenemos es prestada, y Dios la tiene por propia obra; Dios y su obra es Dios.

No tengas sospecha contra tu hermano, que perderás la pureza de corazón.

No te goces en las prosperidades temporales, pues no sabes de cierto que te aseguran la vida eterna.

Señor, Dios mío., no eres tu extraño a quien no se extraña contigo; ¿como dicen que te ausentas tu?

Tenga por misericordia de Dios que alguna vez le digan alguna buena palabra, pues no merece ninguna.

No sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no entiende la distancia del bien y del mal.

Traiga advertencia amorosa en Dios, sin apetito de querer sentir ni entender cosa particular de el.

A la tarde te examinaran en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición.

Ame mucho los trabajos y téngalos en poco por caer en gracia al Esposo, que por ella no dudo morir.

El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado.

Para enamorarse Dios del alma, no pone los ojos en su grandeza, mas en la grandeza de su humildad.

éntrese en su seno y trabaje en presencia del Esposo, que siempre esta presente queriéndola bien.

Niega tus deseos y hallaras lo que desea tu corazón. ¿Que sabes tu si tu apetito es según Dios?

Mas quiere Dios en ti el menor grado de pureza de conciencia que cuantas obras puedes hacer.

Sin trabajo sujetaras las gentes y te servirán las cosas si te olvidares de ellas y de ti mismo.

Ama el no ser conocida de ti ni de los otros. Nunca mirar los bienes ni los males ajenos.

Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero para mi, y todo lo suave y sabroso quiero para ti.

En esto se conoce el que de veras ama a Dios, si no se contenta con alguna cosa menos que Dios.

Limpio de todas aficiones, pensamientos e imágenes, el dulce canto suspires con compunción y lagrimas.

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