Una sabia viejecita judía - Cuento

La realidad no es lo que es, sino lo que nosotros hemos decidido que sea. Sacamos nuestras conclusiones y luego hallamos la forma de llegar a ellas.

ANTHONY DE MELLO

¿ES USTED JUDÍO?

Por lo general, la realidad no es lo que es, sino lo que nosotros hemos decidido que sea.

Una viejecita judía ocupa su asiento en un avión, junto a un enorme sueco al que se queda mirando fijamente. Luego, dirigiéndose a él, le dice: Usted perdone... ¿es usted judío?. Nox le responde el sueco.

Pocos minutos más tarde, ella vuelve a insistir: ¿Podría usted decirme, y perdone la molestia, si es usted judío?.

¡Le aseguro a usted que no!, responde él.

Ella se queda escudriñándole durante unos minutos y vuelve a la carga: Habría jurado que era usted judío...

Para acabar con tan enojosa situación, el hombre le dice a la anciana: ¡Está bien; sí, soy judío.

Ella vuelve a mirarle, sacude su cabeza y dice: Pues la verdad es que no lo parece.

Primero sacamos nuestras conclusiones... y luego hallamos la forma de llegar a ellas.

NOTAS DE SABIDURIA

Una recopilación de las mejores palabras del padre De Mello respecto a diversos temas, entre los que destacan: amor, felicidad, identidad, miedo , prejuicios, realidad y sufrimiento.

Bernard Shaw dijo, en cierta ocasión, que todos somos reyes, con la desgracia de que vivimos fuera de nuestro reino. Porque no somos dueños de nuestro corazón, no podemos dárselo a nadie. Y ésta es la más trágica de las pobrezas y la más lamentable de las desgracias.

El egoísmo es exigir que el otro haga lo que tú quieras. El dejar que cada uno haga lo que quiera es amor. En el amor no puede haber exigencias ni chantajes.

La aprobación, el éxito, la alabanza, la valoración, son las drogas con las que nos ha hecho drogadictos la sociedad, y al no tenerlas siempre, el sufrimiento es terrible.

No existe necesidad de ser popular. No existe necesidad de ser amado o aceptado. No existe necesidad de estar en posición de relevancia o de ser importante. Éstas no son necesidades humanas básicas. Son deseos que nacen del ego —el yo condicionado—, del mío.

Cuando un arquero dispara simplemente por deporte, aplica toda su destreza. Cuando apunta hacia un premio de oro, queda ciego, pierde la razón, ve dos blancos. Su habilidad no cambió, pero sí el premio. Se preocupa más por vencer que por tirar. Y la necesidad de ganar lo vació de poder. La ambición quita poder.

Si buscas ser feliz, procura no perseguir tus deseos, porque ellos no son respuesta para tu vida. Para ser feliz, abandona tus deseos o transfórmalos, entendiendo preferentemente su limitado valor. La realización de los deseos trae alivio y bienestar, no felicidad.

La felicidad no tiene causa. Cuando nada pueda herirte, ninguna persona, ningún acontecimiento, nada, entonces serás feliz.

Si no te está gustando tu vida, hay algo radicalmente erróneo en ti.

La religión puede ser de gran ayuda mientras no la hagas más importante que Jesucristo.

Cuidar de ti mismo es una actitud egoísta y autosuficiente, pero cristiana en su origen y saludable en sus resultados. Aprende a vivir en forma plena, humana y feliz cada día. La actitud verdaderamente humana es aprender a nadar, y no ahogarte con tu amigo.

El miedo solo se te quita buscando el origen del miedo. El que se porta bien a base de miedo es que lo ha domesticado, pero no ha cambiado el origen de sus problemas: está dormido.

Cuando una persona no tiene antipatías ni apegos, su amor renace, crece. Conocerá entonces el amor. De otra manera, estará solamente ocupada con algunas imágenes en su mente. Ningún apego, ninguna aversión, solo amor; percibe y aceptarás de corazón lo que sea.

Lo que importa es responder a Dios con el corazón. No importa ser ateo, musulmán o católico; lo importante es la circuncisión y el bautismo del corazón. El estar despierto es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la Verdad.

Nadie hace las cosas malas adrede, fríamente, por maldad, por la sencilla razón de que el componente sustancial de nuestro ser es el amor. la bondad, la felicidad, la belleza, la inteligencia como luz de la verdad. Si esta sustancia está ahogada por los miedos, por el sufrimiento, la única solución es sacar lo que estorba.

Decía santa Teresa: A ese señor, si no fuese tan santo, sería más fácil convencerlo de que anda equivocado.

¿Has notado que el día de Navidad solo existe en tu cabeza? En la naturaleza no hay día de Navidad. Pero las personas son dominadas por sentimientos navideños. Y no hay día de año nuevo, no hay hijos ilegítimos. Decir a alguien que él o ella es hijo ilegítimo es un escándalo. En la naturaleza no hay hijos ilegítimos. La ilegitimidad es una convención humana. Decir a un niño que es adoptado, entonces… ¡Eso está solo en la mente! Hay culturas en las que casi todos son adoptados y a nadie le preocupa. Reaccionamos a las palabras, a las ideas. Vivimos de ideas.

Lo que la sociedad te enseñó a atesorar no vale nada. Lo que la historia te legó como honor, patria, deber, etc, no vale nada, porque tienes que vivir libremente el ahora, separado de los recuerdos, que están muertos; solo está vivo el presente y lo que tú vas descubriendo en él como real.

Las personas programadas van buscando siempre hacer mejor las cosas. Van ansiosos de victorias, de conquistas, por eso sufren tanto cuando no alcanzan las metas que su exigencia les impone. Son seres que no viven ni disfrutan con lo real. Estos seres extienden su exigencia a los demás y por eso están capacitados para amar. Buscan la felicidad donde no está.

Abstracción no es vida. La vida se encuentra en la experiencia. Es como un menú que es maravilloso leer. Puedes guiar tu vida por el menú, pero el menú no es la comida. Y si gastases todo el tiempo con el menú, nunca comerías nada Algunas veces es aún peor: hay personas que se están comiendo el menú. Están viviendo de ideas, perdiendo la vida.

La misma alegría y exaltación de cuando llega el amigo, es proporcional al miedo y al dolor de cuando se marcha… o cuando lo esperas y no viene… ¿Vale la pena? Donde hay miedo no hay amor y puedes estar bien seguro de ello.

Si lo comprendes todo, lo perdonas todo. Y solo existe el perdón cuando te das cuenta de que, en realidad, no tienes nada que perdonar.

Un gran ejercicio para el amor es saber decir no.

Antes de cambiar a los demás, cambia tú. Limpia tu ventana para ver mejor.

Si te apegases a emociones negativas, nunca serías feliz. No estoy diciendo que no puedas tener lo que se llama emociones negativas. ¡No sería humano! Si nunca te sintieses ansioso o deprimido, si no te entristecieses por alguna pérdida, no serías humano. Puedes sentir emociones negativas. ¿Sabes qué es lo malo? Cuando te apegas a ellas.

No es la vida lo difícil, eres tú quien la vuelve difícil.

Vuelve a vivir un acontecimiento en el que la herida ya no esté abierta, pero subsistan resentimiento, amargura, dolor, remordimiento, sensación de pérdida. Vuelve a vivirlo. Busca y encuentra la presencia de Dios en el suceso o imagina que el Señor participa en él, como tú participas en las escenas de la vida del Señor con la práctica de la contemplación.