Vacuidad en un bambú hueco - Cuento
Ser como un bambú hueco, absolutamente vacío. Pero sin aferrarte sin deseo a esa vacuidad o nunca conocerá la expresión positiva de la Espiritualidad.
OSHO
SE UN BAMBÚ HUECO
Como un bambú hueco descansa a gusto con tu cuerpo.
Este es uno de los métodos especiales de Tilopa. Cada maestro tiene su propio método especial a través del cual se ha realizado, y a través del cual le gustaría ayudar a otros. Esta es la especialidad de Tilopa: Como un bambú hueco descansa a gusto con tu cuerpo.
Un bambú: completamente hueco por dentro. Cuando descansas, solo sientes que eres como un bambú: completamente hueco y vacío por dentro. Y, de hecho, éste es el caso: tu cuerpo es simplemente como un bambú, y por dentro está vacío. Tu piel, tus huesos, tu sangre, son todos parte del bambú, y dentro hay espacio, vacuidad.
Cuando estás sentado con la boca completamente silenciosa, inactiva; con la lengua tocando el paladar superior y en silencio, sin temblar con los pensamientos, la mente observando pasivamente, sin esperar algo en particular, siéntete como un bambú hueco. De repente, una infinidad de energía comienza a verterse dentro de ti. Estás lleno de lo desconocido, de lo misterioso, de lo divino. Un bambú hueco se convierte en una flauta y lo divino comienza a tocarla. Una vez que estás vacío, entonces no hay barrera para que lo divino entre en ti.
Intenta esto. Esta es una de las meditaciones más hermosas, la meditación de convertirte en un bambú hueco. No necesitas hacer nada más. Simplemente te conviertes en esto, y todo lo demás sucede. De repente sientes que algo está descendiendo en tu vacuidad. Eres como una matriz y una nueva vida está entrando en ti, una semilla está cayendo. Y llega un momento en que el bambú desaparece completamente.
Descansa a gusto; no desees cosas espirituales, no desees el cielo, no desees ni siquiera a Dios. Cuanto estás sin deseos, eres liberado. La vacuidad no puede ser deseada, porque el desear es la barrera. Cuando estás vacío, el espacio está ahí; la semilla explota.
No hay nada que dar, no hay nada que conseguir. Todo está absolutamente bien... así como está. No hay necesidad de ningún dar y tomar. Eres absolutamente perfecto así como estás.
No necesitas convertirte en nada; simplemente date cuenta de quién eres, eso es todo. Simplemente date cuenta de quién está escondido dentro de ti. Tratando de mejorar, cualquier cosa que mejores, siempre estarás en estado de ansiedad y angustia, porque el mismo esfuerzo por mejorar te está conduciendo por un camino equivocado. Hace que el futuro tenga sentido, que la meta tenga sentido, que los ideales tengan sentido, y entonces tu mente se convierte en deseo.
Deseando, te lo pierdes. Al permitir que el deseo aminore, se convierte en un estanque silencioso de no-deseo; y de repente quedas sorprendido, inesperadamente está ahí. Y tú te reirás desde el vientre, como reía Bodhidharma.
¿Qué es lo que hay que practicar entonces? Estar cada vez más a gusto. Estar cada vez más aquí y ahora. Estar cada vez más en acción, y menos en actividad. Estar cada vez más hueco, vacío, pasivo. Ser cada vez más un observador; indiferente, no esperando nada, no deseando nada. Estar contento contigo mismo así como estás. Estar celebrando.
Y entonces, en cualquier momento; en cualquier momento cuando las cosas maduran y llega la estación correcta, tú floreces en un buda.
ESTAR VACÍO
La mente te crea todos los sufrimientos. Cuando la mente se va, los sufrimientos se van .
Primero tienes que llegar a estar vacío, absolutamente vacío. Pero sin aferrarte a esa vacuidad; de lo contrario, tu vida nunca conocerá la expresión positiva de la Espiritualidad. A tu vida le faltará la poesía, la alegría de compartir. Permanecerás vacío. Tendrás una especie de libertad, pero tu libertad será solo una libertad de, no será una libertad para. Y a no ser que la libertad sea ambas, libertad de y libertad para, algo falta, algo se echa de menos; tu libertad será pobre. Ser tan solo libre de es una clase de libertad pobre.
La verdadera libertad empieza cuando eres libre para todo. Entonces puedes cantar, puedes bailar y puedes celebrar y tu energía puede rebosar. Eso es la compasión amorosa.
El hombre vive en la pasión. Cuando la mente desaparece, la pasión se transforma en compasión. Pasión significa que eres un pordiosero ¡con tu cuenco de mendigar! Estás pidiendo y pidiendo más y más a todo el mundo; estás explotando a los demás. Tus relaciones no son otra cosa que explotación, engaños astutos para poseer al otro, hábiles estrategias para dominar. Cuando vives en la mente, en la pasión, tu vida entera es una política de fuerza. Incluso tu amor, incluso tu servicio social, incluso tus trabajos humanitarios, no son sino política de fuerza. En lo profundo existe el deseo de ejercer tu poder sobre los demás.
Cuando se deja la mente, esa misma energía se vuelve compasión amorosa. Y se convierte en algo completamente diferente. Ya no es mendigar. Te conviertes en un emperador. Empiezas a dar. Ahora tienes algo, siempre lo has tenido, pero a causa de la mente no eras consciente de ello. La mente funcionaba como una oscuridad envolvente y no eras consciente de tu luz interior. La mente estaba creando la ilusión de que eras un mendigo, cuando siempre has sido un emperador. La mente estaba creando un sueño. En realidad nunca necesitaste nada. Todo se te había dado ya. Todo lo que necesitas y todo lo que puedas necesitar ya estaba ahí.
Dios está dentro de ti, pero a causa de la mente... Mente significa, soñar, desear. Nunca miras hacia dentro, te diriges apresurado hacia afuera. Te mantienes a ti mismo en un segundo plano, tus ojos miran hacia el exterior, se han quedado enfocados ahí. La mente es eso: tener los ojos enfocados hacia el exterior.
Y uno tiene que aprender cómo retirar el foco de ahí, a que los ojos se distiendan, a que se vuelvan menos rígidos, más fluidos. Para que puedan mirar hacia dentro. Una vez que has visto quién eres, el mendigo desaparece; de hecho, nunca ha existido, se trataba de un sueño, de una idea.
La mente te crea todos los sufrimientos. Cuando la mente se va, los sufrimientos se van, y de repente te encuentras lleno de energía. Y la energía necesita expresión, quiere compartirse, hacerse canción, baile, celebración. Comienzas a compartir: ésa es la compasión.