La iluminación espiritual

La consciencia, el amor y la paz interior

LOS TESOROS ESPIRITUALES

La búsqueda de los tres grandes tesoros amados de la espiritualidad.

Para esta búsqueda debes entender como una persona es como la ropa. Tu cuerpo está aquí, oculto en la ropa; de igual manera, tu espiritualidad está aquí, oculta en cierta ropa. Estas ropas son tu personalidad. Puedes estar desnudo aquí y ahora, y de la misma manera puedes estar desnudo también en tu espiritualidad.

Pero no sabes lo que son las ropas. No sabes cómo estás escondido en ellas; no sabes cómo estar desnudo. Has estado metido en la ropa durante tanto tiempo -durante vidas y vidas has estado en la ropa- y has estado tan identificado con las ropas, que ahora no piensas que sean ropas. Piensas que estas ropas son tú. Ésa es la barrera que te impide tener consciencia, amar y tener paz interior.

Libérate de esa barrera y conoce los tres tesoros de la espiritualidad: La consciencia, el amor y la paz interior.

LA CONSCIENCIA

La mente significa el condicionamiento.

Tu puedes tener una mente Hindú, pero no puedes tener una consciencia Hindú. Tu puedes tener una mente Cristiana, pero no puedes tener una consciencia Cristiana. La consciencia es una: no es divisible.

Las mentes son muchas por que hay muchas sociedades, muchas culturas, religiones. Cada cultura, cada sociedad crea una mente diferente. La mente es un subproducto de la sociedad. Y hasta que la mente no se disuelva, tu no puedes ir hacia adentro; Tú no puedes saber cuál es tu naturaleza real, cual es tu existencia autentica, tu consciencia.

EL AMOR

Interpretemos el amor como un estado.

No está dirigido a alguien: no amas a esta o a esa persona, simplemente amas. Eres amor. En vez de decir que amas a alguien, será mejor decir que eres amor. Así que quien sea capaz de formar parte de él, puede formar parte de él. Para quien sea capaz de beber en tus fuentes infinitas de ser, estás disponible, estás disponible incondicionalmente.

El amor es una profunda necesidad de ser uno con el todo, una profunda necesidad de disolver en una unidad el tú y el yo. El amor es así porque estamos separados de nuestra propia fuente. De esa separación surge el deseo de volver al Todo y de unificarse con El.

LA PAZ INTERIOR

Síntomas de Paz Interior son:

  • Pensar y actuar espontáneamente.
  • Habilidad para disfrutar el momento.
  • Desinterés por juzgar a otros.
  • Desinterés por interpretar a los otro.
  • Pérdida de interés en el conflicto.
  • Pérdida de habilidad de preocuparse.
  • Frecuentes deseos de agradecimiento.
  • Sentimientos con otros y la naturaleza.
  • Conexión con otros y la naturaleza.
  • Ataques frecuentes de sonrisas.
  • Permitir que las cosas sucedan.
  • Susceptible al amor que nos brindan.
  • Una necesidad incontrolable de amar.

Ahora veamos los tres tesoros espirituales esto bajo la perspectiva de Gonzalo Gallo...

CONSCIENCIA, AMOR Y PAZ INTERIOR

Los tres tesoros amados por los sabios.

Estos son los tres tesoros buscados y amados por los sabios y los místicos de todas las culturas como Rumi, Buda, Jesús, Francisco de Asís y Yogananda.

Buena consciencia es alinear tu cuerpo con tu mente, y armonizar tu mente con tu corazón y tu espíritu. Es ser transparente, liderar tu propia vida y lograr una sabiduría superior. Entonces, es fácil para ti amarte y amar. Potencias tu sentido de responsabilidad y te centras en el bienestar de todos los demás. No puedes darte el lujo de frenar tu avance con pensamientos centrados solo en ti mismo y en decisiones basadas en el ego soberbio.

Con autodisciplina, humildad y servicio, construyes una morada de luz y caminas en el sendero del espíritu. Eso pide decidir con amor, valorar a los otros y tratarlos con bondad y no con los clichés del ego. Sé consciente de que tu espiritualidad te centra en el amor. Saca cada día espacios de paz, elige relajarte y sumergirte en tu consciencia, entonces fluyes con Dios en la calma del amor sin batallas internas.

Tener consciencia es despertar y vivir alerta en el aquí y en el ahora.

Según Krishnamurti es caer en la cuenta de quién eres, qué haces, dónde estás y hacia dónde te diriges. Es como la base de una pirámide y, ya sobre ese fundamento, te puedes elevar a un estado superior y ser coherente y consistente. El secreto es mejorar en tres campos: esmérate en conocerte y auto vigilarte siempre sin excusas peregrinas. Es un estado de alerta constante para amar y alcanzar sabiduría; mejora cada día tus acciones, tus pensamientos, gestos, decisiones, emociones, hábitos y palabras, y dedica tiempo a estar en comunión con la realidad y acepta los hechos y las personas tal como son.

Pregúntate con frecuencia: ¿para dónde voy?, ¿qué necesito aprender?, ¿qué necesito cambiar?, ¿cuál es mi misión?

El filósofo griego Pitágoras enseñó a sus seguidores el arte de examinarse con buenas preguntas. No te identifiques con las cosas, evita el sopor de una consciencia anestesiada y vive alerta y vigilante. Eres feliz si vives sincronizado con el presente y te apoyas en ti mismo y no en lo vano y lo aparente. Tu mejor aliado es el amor incondicional y con su magia no juzgas, respetas y eres compasivo. Tu ganancia está en expandir tu consciencia, armonizarte y unificarte.

Si vas a lo esencial alcanzarás la paz tan deseada y la seguridad de tener lo que necesitas en cada momento. El reto es enamorarte de Dios y comprobar cómo la constante conexión con Él hace que se esfumen los miedos, las dudas, las cuitas y la enfermedad. En tu espíritu como chispa divina está la verdadera fuente de energía interior que equilibra tu cuerpo y tu psiquis, pero necesitas alimentarlo cada día.

Decide romper todas las ataduras, gana la libertad interior y serás el dueño de ti mismo. Todo el tiempo que dedicas a relajarte, orar y meditar te energiza, te calma y te revitaliza. Puedes esperar lo mejor cuando cuidas tu paz interior, y lo peor si y te subyugan los bajos instintos y los delirios del ego. Ahora bien, si te sosiegas y te reconoces, vuelves a lo esencial y no te desgastas en asuntos de poca importancia.

Sé consciente de que tu espiritualidad te centra en el amor.

Gonzalo Gallo