Ver la realidad con el corazón sin prejuicios

Debes ver la realidad con el corazón sin prejuicios. Ellos son el fracaso de no poder ver la vida como realmente es. Libérate de juicios en la vida.

ANTHONY DE MELLO

PREJUICIOS

Si ves la vida sin prejuicios, tu corazón te revelará la verdad.

Cuando realmente se revele la verdad. Si es verdad, una campana empieza a sonar en tu corazón. Si no es verdad permanecerás indiferente, distante, desinteresado; no habrá campanas en tu corazón, no habrá sincronicidad. Esta es la cualidad de la verdad: si la escuchas sin prejuicios con el corazón abierto, inmediatamente crea una respuesta en tu ser; tu centro mismo se eleva. Te comienzan a crecer alas; de repente todo el firmamento está abierto.

Si vives con todo tipo de prejuicios, estas en una forma errónea de vivir; en realidad es una manera de ser inconsciente. Parece que estas consciente, pero estás únicamente aparentando. Vivir sin prejuicios implica dejar tu mente a un lado. No quiere decir que te vuelvas crédulo, que creas todo lo que ves. No tiene nada que ver con creer o no creer. Vivir sin prejuicios quiere decir, no me importa en este momento lo que creo o no creo. No importa si estoy de acuerdo o no en este momento. Simplemente estoy tratando de ser existencial, sea lo que sea. Más tarde puedo decidir si es correcto o no.

La liberación de los prejuicios nace de tu propio centro.

Todos los prejuicios y pensamientos, ya sean políticos, sociales o religiosos, deben desaparecer. Cuando te conviertas en una hoja en blanco, habrás alcanzado el espacio de la no-mente. La no-mente es meditación, la no-mente es la revelación, la no-mente es la mayor liberación que haya habido jamás.

Veamos que nos enseña Anthony de Mello sobre los prejuicios...

PREJUICIOS E INCONSCIENCIA

El único demonio es la inconsciencia y el prejucio.

Los prejuicios son el fracaso de no poder ver la vida como realmente es, entender a las personas como son y aceptar a los otros sin miedo. Mirar la vida más por medio de sistemas de creencia que con el corazón, ojos y pensamiento, he ahí el mal del mundo: inconsciencia. Casi siempre, las personas no saben lo que están haciendo. La mayoría vive gran parte de sus vidas en la inconsciencia, con identidades erróneas.

Conócete bien a ti mismo y de dónde proceden tus motivaciones antes de juzgar malo o bueno a nada o a nadie.

En la realidad no hay bien ni mal. No existe bien ni mal en las personas, ni en la naturaleza. Existe solamente un juicio mental impuesto a esta o aquella realidad.

Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir credulidad.

¡Dios nos libre de los que se creen santos! Decía santa Teresa: A ese señor, si no fuese tan santo, sería más fácil convencerlo de que anda equivocado.

Más vale el hombre que el sábado, dijo Jesús. contrariando la programación más seguida por la religión judía. Y por eso mataron a Jesús, por blasfemo. ¡Cuántas veces habremos crucificado a Jesús con nuestras buenas intenciones!

El mundo de la realidad que vives es falso, porque está sujeto a conceptos. Los conceptos no son más que añadiduras que ha puesto tu cultura.

¡Qué peligrosa es la inconsciencia!

Para liberarte de los prejuicios solo tienes la conciencia. Es la conciencia la que te puede liberar. Siempre serás esclavo de las cosas de las que no eres consciente.

Solo lo que surge de dentro, lo analizas, lo pasas por tu criterio y te decides a ponerlo en práctica asumiéndolo: es tuyo y te hace libre.

Belleza es una manera de ver las cosas. ¡Mira la Creación! Espero que un día te sea dado el don de ver con el corazón. Y cuando estés viendo la Creación, no pretendas nada sensacional. ¡Tan solo mira! Observa sin ideas, sin prejuicios. Mira la Creación.

LIBÉRATE DE LO PREJUICIOS

¿Qué es la liberación de los prejuicios y cómo se obtiene?

Lo primero que debes saber es que para no juzgar no requiere demasiados conocimientos. Es algo tan simple que está al alcance de un niño de diez meses. No requiere conocimientos, sino pureza; no requiere talento, sino valor. Lo comprenderás si piensas en un niño en brazos de una vieja y fea criada.

El niño es demasiado joven para haber adquirido los prejuicios de sus mayores.

Por eso, cuando se encuentra cálidamente instalado en los brazos de esa mujer, no está respondiendo a ningún tipo de clichés mentales (clichés como mujer blanca - mujer negra, fea - guapa, vieja-joven, madre-criada, etc.), sino que está respondiendo a la realidad.

Esa mujer satisface la necesidad que el niño tiene de amor, y es a esta realidad a la que el niño responde, no al nombre, la apariencia, la religión o la raza de la mujer. Todas estas cosas son para él absolutamente irrelevantes. El niño carece todavía de creencias y de prejuicios.

Éste es el medio en el que puede dase la liberación de los juicios, y para obtenerla hay que olvidarse de todo cuanto se ha aprendido y adquirir la mente del niño, libre de esas experiencias pasadas y esa programación que tanto oscurece nuestra forma de ver la realidad.

Mira en tu interior, estudia tus reacciones frente a las personas y las situaciones, y sentirás horror al descubrir la cantidad de prejuicios que subyacen a tus reacciones. Casi nunca respondes a la realidad concreta de la persona o cosa que tienes delante. A lo que respondes es a una serie de principios, ideologías y creencias económicas, políticas, religiosas y psicológicas; a un montón de ideas preconcebidas y de prejuicios, tanto positivos como negativos.

EJERCICIO

Considera, una por una, cada persona, cada cosa, y cada situación, y trata de averiguar cuál es tu predisposición con respecto a cada una de ellas, separando la realidad respectiva de tus percepciones y proyecciones programadas. Este ejercicio te proporcionará una revelación tan divina como cualquiera de las que pueda proporcionarte la Escritura.

Pero no son los prejuicios y las creencias los únicos enemigos.

Hay otra pareja de enemigos llamados deseo y miedo. Para que el pensamiento esté incontaminado de toda emoción, y concretamente de deseo, de miedo y de egoísmo, se requiere una ascesis verdaderamente aterradora.

Las personas creen equivocadamente que su pensamiento es producto de su mente; en realidad es producto de su corazón, que primero dicta una determinada conclusión y luego ordena a la mente que elabore el razonamiento con que poder apoyarla.

He aquí, pues, otra fuente de revelación divina.

Examina algunas de las conclusiones a las que has llegado y comprueba cómo han sido adulteradas por tu egoísmo. Esto vale para cualquier conclusión, a no ser que la consideres provisional. Fíjate cuán estrechamente te aferras a tus conclusiones relativas a las personas, por ejemplo. ¿Acaso están esos juicios completamente libres de toda emoción? Si así lo crees, es muy probable que no te hayas fijado suficientemente.

CUENTOS DE JUZGAR

Un cuento al estilo de Anthony de Mello.

NO ME JUZGUES

Había un viejo sufí que se ganaba la vida vendiendo toda clase de baratijas. Parecía como si aquel hombre no tuviera entendimiento, porque la gente le pagaba muchas veces con monedas falsas que él aceptaba sin ninguna protesta, y otras veces afirmaban haberle pagado, cuando en realidad no lo habían hecho, y él aceptaba su palabra.

Cuando le llegó la hora de morir, alzó sus ojos al cielo y dijo: ¡Oh, Alá! He aceptado de la gente muchas monedas falsas, pero ni una sola vez he juzgado a ninguna de esas personas en mi corazón, sino que daba por supuesto que no sabían lo que hacían. Yo también soy una falsa moneda. No me juzgues, por favor.

MORALEJA

¿Cómo es posible juzgar a alguien que no ha juzgado a los demás? Muchos pueden actuar amorosamente. Pero es rara la persona que piensa amorosamente.

MÚSICA PARA SORDOS

Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo... hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza.

Ahora veo la absurda conducta de los santos. Pero sé que mi espíritu está muerto. De manera que suspendo mi juicio hasta que esté vivo. Tal vez entonces comprenda. Veo también el disparatado comportamiento de los que aman. Pero sé que mi corazón está muerto. Tal vez si vivo entonces comprenda.

MORALEJA

En lugar de juzgar, comienza a orar para que un día tu corazón llegue a vivir.

La oración resulta perfecta cuando se descubre la intemporalidad. La intemporalidad se descubre a través de la claridad de percepción. La percepción se hace clara cuando se libera de los prejuicios y de toda consideración de pérdida o provecho personal. Entonces se ve lo milagroso, y el corazón se llena de asombro. 

APRENDIZAJE

Mira todo lo que alcance tu vista sin poner ningún nombre. Pasa más allá del concepto y ve la realidad que hay detrás de cada cosa. sin fragmentación, englobando, tratando de descubrir la unidad.

No podrás explicarlo con palabras. No existen etiquetas para la realidad.

Juzgando no se consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo y observando con una simple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera.

Anthony de Mello