Represión religiosa de la energía sexual

La cultura religiosa consideraba que la energía sexual es una fuerza diabólica que hay que reprimir. Su represión, atrofio gran parte de la humanidad.

OMRAAM MIKHAEL

LA ENERGÍA SEXUAL ES UNA FUERZA DIVINA

La energía sexual es una energía divina que el Creador ha dado para felicidad de la humanidad.

¡Cuántos religiosos del pasado consideraban que la energía sexual es una fuerza diabólica que hay que reprimir por todos los medios! Y, ¿cuál era el resultado? Dejaban de tener vida, las fuentes se secaban, ya no sentían ningún entusiasmo, ninguna alegría. Se imaginaban que así se habían convertido en santos. ¡Pero la santidad no es eso! En el pasado, generaciones enteras siguieron este camino, pero, ¿con qué resultados?…

Evidentemente, de entre estos miles de místicos, algunos tenían verdaderamente dones, una inteligencia y una voluntad extraordinarias que les permitían superar esta aridez, pero, de todas formas, tampoco ellos se desarrollaban con plenitud. ¿Por qué? Porque no sabían que la energía sexual es una energía divina que el Creador ha dado para felicidad de la humanidad… y no para su desgracia, como ellos creían.

La energía sexual es una energía que tenemos que utilizar razonablemente: es una savia bruta que se transforma en las células, y que el espíritu distribuye después por todo el organismo bajo forma de vitalidad en el plano físico, de amor y de alegría en el corazón, y de luz y de sabiduría en el cerebro.

La energía sexual es un poder enorme que los sabios saben dirigir: no dejan que les atormente ni que les empuje a vivir tragedias ; no dejan que inunde y destroce las ciudades que hay en ellos, sino que construyen molinos, fábricas, canales de irrigación, y cosechan los frutos que ha producido esta fuerza sabiamente repartida.

Cuanto más razonables somos en la utilización de la energía sexual, tanto más adquirimos riquezas espirituales. La energía sexual dominada es exactamente como el agua de un gran río que se canaliza para irrigar las tierras, igual que los egipcios habían hecho con el Nilo, asegurando así la prosperidad del país. Cuanto más utiliza el ser humano esta energía sexual con sabiduría, tanto más se acerca al Reino de Dios y comprende el sentido y la belleza de la vida.

SEXUALIDAD EVOLUCIONADA

La evolución aplicada a la sexualidad, sublimar la energía sexual.

Se diría que cuanto más se explica a los humanos la cuestión del amor desde un punto de vista iniciático, menos claro lo tienen. ¿Por qué? Porque desde hace miles de años han repetido las mismas prácticas, los mismos comportamientos. No llegan a concebir que la naturaleza, después de haber dado a las criaturas ciertos comportamientos durante un período, quiera, a continuación, apartarles de los mismos, para llevarles a descubrir, en este campo, otras manifestaciones, superiores, más bellas, más espirituales.

Cuando se les habla de este tipo de concepción del amor, responden que si no pueden satisfacer sus necesidades morirán, ¡porque es eso lo que les hace vivir! Sí, claro, eso hace vivir a las raíces, pero las flores se mueren arriba. Todo depende, pues, de la persona y de su grado de evolución.

Los humanos están hechos para evolucionar en todos los campos, ¿Por qué, pues, no evolucionarían también en el campo del amor? Y, precisamente, este grado superior, esta evolución, consiste en sublimar la energía sexual, en dirigirla hacia lo alto, hacia la cabeza, para alimentar al cerebro y volverle capaz de las más extraordinarias creaciones.

El amor es una fuerza divina que viene de lo mas puro y, por tanto, hay que considerarla con respeto, preservarla, e incluso pensar en hacerla volver hacia lo divino, en vez de enviarla hacia lo mas bajo en donde es tomada y utilizada por los los elementales.

Mientras que los seres humanos no conozcan los medios para utilizar estas energías para trabajos espirituales gigantescos, continuarán despilfarrándolas, y por eso se empobrecen y embrutecen. Todo el mundo sabe que la energía sexual sigue una cierta dirección. Pero muy pocos son conscientes de que puede ser orientada en otra dirección y están decididos a hacer esta experiencia.

La energía sexual es experimentada por la mayoría de la gente como una tensión terrible de la que tienen necesidad de liberarse. Y se liberan de ella sin saber que pierden algo muy precioso, una quintaesencia que es quemada estúpidamente solo en el placer, cuando hubiera podido ser utilizada para una verdadera regeneración de todo su ser.

Hay que considerar al ser humano como un edificio de cincuenta o cien pisos; comprenderemos, entonces, que se necesita una gran presión, una gran tensión, para hacer subir el agua hasta lo más alto de la casa, a fin de que los habitantes de arriba puedan tener agua para lavarse, beber, regar las plantas, etc. Sin esta tensión el agua no subirá hasta arriba.

Si supiesen lo que es esta tensión la energía sexual, si supiesen utilizarla, los humanos conseguirían alimentar y saciar las células de su cerebro, porque esta energía puede subir hasta él a través de unos canales que la naturaleza inteligente ha preparado especialmente para este fin.

LA FUERZA DE LA SEXUALIDAD

La fuerza sexual es un regalo de Dios, que debemos aprender a utilizar.

Los países que poseen grandes depósitos de carbón o petróleo bajo sus suelos, se han vuelto inmensamente ricos, debido a que hacen uso de sus recursos. Aquellos que no saben como usarlos, los queman. De la misma forma, la fuerza sexual es una energía que debemos aprender a utilizar, de manera que podamos encender las luces, prender los fuegos y poner todos los motores de nuestro interior en movimiento.

Para dominar la fuerza sexual, deben tener un alto ideal, un tremendo amor por la perfección, pureza y belleza. Esto no es fácil, y requiere una ciencia completa si desean tener éxito. Sin un ideal elevado, sin una aspiración de vivir la vida divina, no vale la pena luchar contra la fuerza sexual, porque no tendrán éxito en sublimarla. Solo la reprimirán, y esta no es una solución a los problemas de la sexualidad. Sólo un tremendo amor por un alto ideal, les permitirá sublimar sus energías.

La represión no es una solución al problema de la sexualidad, porque la represión no es otra cosa que negarse a dar a la energía sexual su salida habitual, sin tener una idea en la cabeza, un ideal que realice en los planos superiores un trabajo para sublimar esta energía.