Energía sanadora a través de la meditación
Canalizando la energía sanadora a través de la meditación logras sanarte a ti mismo y sanar a otros. Shakti Gawain nos da estos interesantes consejos.
SHAKTI GAWAIN
MEDITACIÓN SANADORA
Meditaciones para sanarnos y sanar a los demás.
A continuación les presento algunas técnicas que pueden resultar muy eficaces para sanarnos a nosotros mismos y sanar a los demás.
MEDITACIÓN PARA SANARNOS
Meditaciones para sanarnos a nosotros mismos.
Esta meditación puede ayudarnos a descubrir la causa subyacente de alguna enfermedad y a empezar a liberarnos de ella hasta sanar por completo.
Siéntese o túmbese. Respire y relájese profundamente. Empiece por los dedos de los pies y vaya subiendo, concentrando su atención en cada parte de su cuerpo, ordenándole que se relaje y se libere de toda tensión. Sienta cómo se disuelven todas las tensiones y cómo se alejan de usted.
Si lo desea, haga la meditación especifica para abrir los centros de energía y lograr que ésta fluya realmente. Imagine ahora que una dorada luz de energía sanadora rodea su cuerpo y siéntala, note su contacto, gócela. Si hay alguna parte concreta de su cuerpo que haya pasado por una enfermedad o dolor, pregúntele a esa parte de su cuerpo si tiene algún mensaje para usted. Pregúntele si hay algo que deba comprender o hacer, ya sea en ese mismo momento o en su vida en general. Permanezca relajado durante unos minutos y note si le llegan palabras, imágenes o sentimientos como respuesta a sus preguntas.
Si obtiene una respuesta, haga todo lo posible por comprenderla y seguirla. Si no la obtiene, continúe con el proceso de la meditación. Es probable que dicha respuesta le llegue más adelante, y quizás, de una forma distinta a la que esperaba.
Luego, envíe una energía especialmente afectuosa y sanadora a cualquier parte de usted que la necesite y véala o siéntala sanada. Puede hacer que le ayuden a alcanzar la sanación su guía, su maestro o su sanador evocando su presencia.
Vea el problema diluyéndose y liberando energía o manifestando su solución del modo que le parezca mejor.
Luego, véase en un estado perfecto, radiante de salud. Visualícese en distintas situaciones encontrándose perfectamente, activo y saludable. Véase con una hermosura divina y radiante.
Afirmaciones que puede hacer:
Me estoy amando y sanando a todos los niveles: espiritual, mental, emocional y físicamente. Puedo satisfacer mis necesidades sin tener que caer enfermo.
Estoy aprendiendo a cuidarme bien.
Me merezco gozar de una buena salud y sentirme bien. Sentirse bien es algo natural.
Ya he superado todas las formas de enfermedad. Me siento liberado y sano. Estoy rebosante de salud y energía.
Amo y acepto mi cuerpo totalmente.
Soy bueno para con mi cuerpo y mi cuerpo es bueno conmigo. Soy enérgico y lleno de vitalidad.
Mi cuerpo está equilibrado, en perfecta armonía con el universo. Doy gracias por mi creciente vitalidad, belleza y salud.
A partir de ahora, siempre que haga esta meditación, no se imagine más que gozando de buena salud, bañado por una dorada luz sanadora que le rodea.
MEDITACIÓN PARA SANAR A OTROS
Meditaciones para sanar a los demás.
Esta meditación hay que hacerla a solas, no en presencia de la otra persona a quien se desee sanar. Puede optar entre decírselo o no a esa persona, en función de cómo vaya a aceptar esa idea de acuerdo con su personalidad.
He aquí lo que debe hacer:
Relájese profundamente y haga cualquier tipo de preparativos para entrar en un estado mental sereno y profundo. Piense en sí mismo como en un canal despejado por el que discurre la energía sanadora del universo. Esta energía no procede personalmente de usted, sino de una fuente más elevada y usted es el medio para canalizarla y dirigirla.
Luego visualice a la persona en cuestión tan claramente como pueda. Pregúntele si hay algo en especial que quisiera que hiciese por ella en su meditación. Si es así, hágalo lo mejor que pueda si le parece adecuado. Si siente el impulso de sanar una parte específica de su cuerpo o un problema concreto, hágalo. Vea todos los problemas diluyéndose, que todo se sana y funciona perfectamente.
Luego, imagine a esa persona bañada en una dorada luz sanadora, con un aspecto radiante de salud y de felicidad. Háblele directamente (con el pensamiento). Recuérdele que es en realidad un ser perfecto y divino y que ninguna enfermedad o padecimiento deben tener ningún poder sobre ella. Dígale que usted le ayudará a ser totalmente feliz saludable y que seguirá transmitiéndole su energía y su afectuoso apoyo. Cuando crea haber terminado, abra los ojos y vuelva al mundo exterior sintiéndose despejado, reconfortado, saludable y revitalizado.
A partir de ahora, vea siempre a esa persona en sus meditaciones en perfecto estado de salud. No conceda a la enfermedad más poder o energía mental. Limítese a ver a esa persona completamente sanada.
El hecho de enviar energía a otra persona no tiene por qué hacer que se sienta usted agotado, dado que no es su propia energía personal la que está enviando, sino la fuerza vital del universo canalizada a través de usted. Si siente que se está quedando sin fuerzas, es probable que la carga emocional sea tan elevada que haga que esté poniendo demasiado empeño en ello. En tal caso, puede servirle de ayuda imaginar que deja la sanación de esta persona en manos del poder superior del universo y afirmar que todo lo que suceda será en provecho suyo. Recuerde que no siempre sabemos de antemano cuál es el bien más preciado para nosotros o los demás.
SANACIÓN EN GRUPO
Cuando se realizan en grupo, las sanaciones son muy eficaces.
Si la persona que ha de sanarse se encuentra presente, por ejemplo, en una habitación, háganla tumbarse en el centro o sentarse en una silla (como esté más cómoda) y siéntense todos los demás formando un círculo a su alrededor.
Todos deben cerrar los ojos, guardar silencio y relajarse profundamente, y luego, empezar a imaginar que transmiten energía sanadora a la persona que está en el centro. Recuerde que es la energía sanadora del universo la que fluye a través de los presentes. Vean a esa persona rodeada de una luz dorada, sintiéndose bien y en perfecto estado de salud.
Si lo desean pueden levantar todos las manos, con las palmas mirando hacia la persona que está en el centro, y sentir cómo a través de las manos de todos los presentes fluye la energía hacia ella. Tiene un especial poder que todos canten OM durante unos minutos mientras se hace la sanación, porque se añade la vibración sanadora del sonido a todo el proceso. Cantar OM consiste en entonar esta sílaba con gran resonancia y solemnidad, desgranándola así: o-o-m-m-, tan sostenidamente como puedan y repitiéndola sin parar. Sí entonar ese cántico les resultara especialmente difícil a los presentes, puede prescindirse de él sin el menor problema.
Si la persona no está presente en la habitación, informe a todos de cuál es su nombre y de la ciudad donde se encuentra y luego procedan como si estuviese allí, pues el poder de la energía sanadora no se ve afectado en absoluto por la distancia. He visto tantas sanaciones milagrosas realizadas por grupos desde otras ciudades, como en presencia de la persona enferma.
MEDITACIÓN PARA EL DOLOR
Meditación sanadora para el dolor.
Veamos una técnica de meditación que puede poner en práctica con una persona que tenga dolor de cabeza o cualquier otro dolor:
Haga que se eche, que cierre los ojos y se relaje profundamente. Manténgala concentrada en su propia respiración, y durante un rato, respirando lenta, profundamente y con naturalidad. Haga que cuente lentamente de diez a uno, para que se sienta sumida en un estado cada vez más profundo y relajado conforme va contando. Cuando se encuentre totalmente relajada, dígale que imagine o que piense en un color brillante, un color que le guste (el primero que acuda a su mente). Dígale que se lo imagine como una esfera de luz brillante de unos quince centímetros de diámetro.
Luego, dígale que se imagine la esfera haciéndose cada vez más grande hasta llenar totalmente su propio campo visual en el pensamiento. Una vez hecho esto, dígale que imagine la esfera contrayéndose, haciéndose cada vez más pequeña hasta volver a su tamaño original. Después, pídale que la imagine haciéndose aún más pequeña, hasta no tener más que un par de centímetros, y que sigue contrayéndose hasta desaparecer completamente. Remítase entonces al ejercicio de visualización y haga que la persona imagine que el dolor es el color.
INVOCACIONES
Invocar significa llamar o pedir ayuda. La invocación utilizada en la meditación es una técnica con la que puede hacer que cualquier tipo de energía llegue hasta usted.
Cierre los ojos y relájese profundamente. Haga algún tipo de meditación introductoria como la del asentamiento del flujo de energía, la de abrir los centros energéticos, o simplemente, la de dirigirse a su santuario, relajándose y respirando profundamente durante un rato.
Cuando se sienta relajado y lleno de energía, dígase a sí mismo en silencio, pero con firmeza y claridad:
Invoco al amor.
Sienta llegar a usted la energía del amor, o emergiendo de algún lugar de su interior, llenándole e irradiándose desde su persona. Permanezca unos minutos experimentando plenamente esta sensación. Luego, si lo desea, diríjala hacia cualquier objetivo concreto por medio de la visualización y la afirmación.
Puede utilizar el poder de la invocación para atraer hacia sí cualquier cualidad o energía que quiera o necesite:
Fortaleza
Sabiduría
Serenidad
Compasión
Dulzura
Cariño
Claridad
Inteligencia
Creatividad
Poder Sanador...
Dígase a sí mismo con toda firmeza y claridad que esa cualidad o energía fluye hacia usted.
Otro medio excelente de utilizar el poder de la invocación es llamar al espíritu o esencia de una persona concreta que tenga las cualidades que usted desea. Si apela a maestros como Buda, Cristo o María, está invocando las cualidades universales que estas personas simbolizan y que se encuentran también en nuestro interior. Así, por ejemplo, si llama a Cristo para que influya en usted y a través de usted, está convocando también de forma muy poderosa su propia capacidad de amor, compasión, dotes sanadores y capacidad de perdonar.
Si hay algún maestro, héroe o consejero con quien se sienta especialmente identificado, llámelo por medio de la invocación siempre que sienta la necesidad de que sus cualidades se manifiesten en usted.
Este tipo de meditación funciona estupendamente cuando se trata de fomentar alguna habilidad o talento concretos que quiera cultivar. Así, por ejemplo, si estudia música o pintura, invoque a cualquiera de los grandes maestros que más admire en sus respectivos campos. Imagínelo alentándole y ayudándole, y sienta su energía y su genio creativo fluyendo por usted. No es necesario imaginarlo con los problemas y debilidades que pudiese tener. Invóquelo solamente en su aspecto más elevado. Gracias a esta meditación se pueden obtener resultados asombrosos.
Invoca la energía sanadora y espiritual del universo que discurre a través de ti renovándote.
Shakti Gawain