La iluminación espiritual

La confianza básica es estar realizado y centrado

POR: A H ALMAAS

Imagen; La confianza básica es estar realizado y centrado; A H Almaas

LA CONFIANZA BÁSICA

La confianza básica es sinónimo de estar realizado, de estar centrado, sin tensiones.

Cuando hablamos de no luchar, queremos decir no luchar con uno mismo. Lo que no significa que no debamos esforzarnos. Si tenemos que cortar leña, cortamos leña, pero no vacilamos ni nos preguntamos si es lo adecuado o hacemos juicios sobre el modo en que llevamos a cabo la tarea. Simplemente cortamos leña.

La mayoría de nosotros simplemente no podemos simplemente cortar leña por estar luchando con nosotros mismos.

Cuando investigamos, comprobamos que estamos luchando con nosotros mismos porque no tenemos confianza. No confiamos en que si nos relajamos, tendremos la capacidad, la inteligencia, la fuerza y la compasión necesarias para manejar nuestras vidas. No confiamos en que la realidad, tal cual, está básicamente bien y funcionará a nuestro favor y nos apoyará sin ninguna interferencia por nuestra parte.

La confianza básica consiste en aprender que la vida es manejable; que podemos relajarnos en ella y simplemente dejarla ser. Constituye confiar en que el universo mismo nos apoya y en que tenemos los recursos internos para afrontar todo aquello que la vida nos presente.

Por lo tanto, la confianza básica significa confiar lo suficiente para dejar que la mente se detenga y esté interiormente en silencio, sabiendo que si hay algo que debamos conocer, el conocimiento se presentará. Significa confiar en que si necesitamos hacer algo, seremos capaces de hacerlo. Significa aceptar y confiar en el silencio, la serenidad y el no-Ser.

Si no confiamos, no podemos dejar que nuestras mentes se silencien y no podemos permitirnos la serenidad.

Pensamos que siempre debemos estar en marcha, siempre haciendo que algo suceda o no suceda, por lo que no damos descanso a nuestras mentes o a nuestros cuerpos. Creemos que si nuestras mentes están tranquilas, cuando necesitemos cierta información, no la encontraremos. Creemos que si nuestros cuerpos están serenos, cuando necesitemos actuar, no serán capaces de hacerlo.

Sin la confianza básica, no confiamos en nuestra naturaleza, ni en nuestros recursos internos ni en el universo que nos otorga el nacimiento y nos está siempre sosteniendo, proveyéndonos constantemente, y que seguirá proporcionándonos cualquier cosa que realmente necesitemos.

Sin dicha confianza, no nos experimentamos como los hijos del universo que realmente somos. Nos experimentamos como seres abandonados, proscritos, dejados a nuestra suerte, y no solo a nuestra merced, sino también con la creencia de que nuestras capacidades son insuficientes.

Sin dicha confianza nos experimentamos a nosotros mismos como solitarios, aislados, separados, sin recibir sustento del universo, y al mismo tiempo, pequeños, incapaces, y carentes de lo que se precisa para sostenernos a nosotros mismos. Por lo tanto vivimos en un estado de constante temor. Se trata de la posición fundamental del ego.

Comprender de un modo vivencial la confianza básica y desarrollarla, el hecho de permitirnos entregarnos, soltarnos y relajarnos en lo que hay, no es fácil, debido a que nuestras mentes se han vuelto muy complicadas en nuestros intentos por manejar nuestra ignorancia y desconfianza.

Por lo tanto... nuestras mentes se han dividido en muchos fragmentos que están constantemente luchando con la realidad así como unos con otros.

En definitiva, a causa de la complejidad y de la desarmonía de nuestras mentes, se necesita mucho trabajo, inteligencia y energía para atravesar el muro de complejidad y oscuridad, así como para descubrir cual es la auténtica verdad de la realidad. La realidad en sí misma es muy sencilla y directa, pero no podemos ver dicha sencillez, no podemos ver la normalidad de nuestro estado natural.

SIMPLICIDAD Y COMPLEJIDAD

Comprender que queremos decir con simplicidad y complejidad.

¿Con qué frecuencia se da el caso de que nos sentimos hambrientos, comemos y estamos realmente en paz, sin tener ningún tipo de conflicto con nosotros mismos a causa de ello, sin preocuparnos de si es el momento adecuado de comer, si estamos comiendo mucho o poco, si estamos comiendo solo porque nuestro estómago está vacío y queremos algo de comer?

La mente complica la experiencia pensando acerca de ello, reflexionando sobre ello, juzgándolo, diciéndonos que no debemos comer ahora o que somos malos por comer lo que nos apetece. O estamos cansados, por ejemplo, y simplemente deseamos relajarnos y tal vez leer el diario o mirar un poco la televisión, pero la mente nos acosa constantemente... ¿Cómo puedo descansar cuando hay cosas sin hacer? ¿Qué pasa con nuestras responsabilidades? ¿Estoy o no perdiendo el tiempo? ¿Soy indulgente? Tenía que haber descansado antes; estoy cansado porque no me permito descansar.

Si nos observamos a nosotros mismos, veremos que siempre existe un continuo comentario en el interior.

Una parte de nosotros siempre está criticando lo que hacemos, sentimos y pensamos, diciéndonos que estamos equivocados por lo que sentimos y pensamos, que no lo estamos haciendo bien y que no lo haremos nunca, somos básicamente una mala persona, no debemos actuar de este modo, debemos actuar de este otro modo, etc.

¿Qué problema hay en descansar cuando estamos cansados? ¿Qué problema hay en sentarnos, leer un libro, tomarnos una taza de té o ver la televisión sin hacer nada más? ¿Podemos hacerlo?

Cuando empezamos a trabajar con nosotros mismos, la situación todavía se complica más. Estamos sentados viendo la televisión, y empezamos a pensar: No debería estar viendo la televisión, sino que tendría que estar meditando o leyendo algún libro sagrado, en lugar de perder el tiempo mirando este estúpido programa de televisión. Nos irritamos, criticando nuestro estado: Debería ser más cósmico y no disfrutar de este absurdo culebrón.

Es nuestro sufrimiento; es nuestro dolor. No nos permitimos simplemente ser.

Incluso cuando meditamos, es raro que solamente nos sentemos y nos dejemos ir. ¿Lo estoy haciendo bien? No pasa nada. Estoy perdiendo el tiempo. En muy pocas ocasiones simplemente nos sentamos y dejamos que suceda todo aquello que pasa. Esta es la sensación de discordancia que nace al carecer de confianza.

APRENDIZAJE

Si la confianza básica informa nuestra experiencia, nuestra psique está relajada. Nuestra alma está en paz consigo misma y con nuestra situación, descansando en la confianza clara de que el universo provee, que tenemos y recibiremos aquello que realmente necesitamos y que las cosas serán manejables.

Si realmente poseemos dicha confianza, esta profunda relajación interna, es posible vivir nuestras vidas con amor, a partir de una valoración de la vida, con el gozo de lo que el universo nos proporciona, y con compasión y generosidad para con los demás y para con nosotros mismos.

Sin la confianza, vivimos nuestras vidas a la defensiva, en conflicto con los demás y con nosotros mismos, lo que hace que nos volvamos egoístas.

Descubrir nuestra confianza básica es volver a comunicar con nuestro estado natural del que nos hemos apartado. Cuando estamos impregnados de forma innata de la realidad, nuestra alma o consciencia es completamente transparente a la verdad de que nosotros y el universo somos uno, que estamos sostenidos por la realidad y de que dicha realidad es por naturaleza buena, y que lo que sucede es inevitablemente correcto puesto que surge de esta perfección inherente.

Cuando no comprendemos que lo que sucede es inevitablemente correcto, se torna evidente la causa de que sea tan difícil relajarse y soltarse, y el hecho de que sea tan importante recuperar nuestra confianza básica.


La confianza básica significa confiar lo suficiente para que la mente se detenga y esté en silencio, sabiendo que el conocimiento se presentará.

A. H. Almaas


RELACIONADOS

«La confianza básica es estar realizado y centrado»