La iluminación espiritual

El camino de Ananda hacia la iluminación

POR: ANANDA

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LA ILUMINACIÓN DE ANANDA

Los pasajes que influyeron en Ananda para la iluminación.

Para Ananda, quien le había servido constantemente, escuchado sus sermones, y seguido sus enseñanzas, la cercana muerte de Buda Gautama tuvo que ser devastadora. A pesar del frecuente contacto con las enseñanzas, Ananda todavía no había alcanzado la iluminación y probablemente sentía que el fallecimiento de Buda Gautama le cerraría para siempre la puerta a la iluminación. Preocupado por el estado mental de Ananda, desde su lecho de muerte, Buda Gautama dijo: Ananda, todos los seres vivientes deben llegar a su fin. No sufras cuando me haya ido. Toma mis enseñanzas y reglas como tu mentor y entrénate con diligencia.

Aunque estas palabras animaron a Ananda, la pérdida de su reverenciado maestro le causaba tal dolor que no pudo aguantar las lágrimas.

ANANDA Y EL DEVA

El Deva que motivo Ananda hacia la iluminación.

Tras el Nirvana final del Buda, Ananda se marchó a meditar al bosque pero cuando los habitantes de la región supieron que el asistente personal del Buda se encontraba cerca le llovieron los visitantes. El Buda, Sariputra, Modgalyayana y Pasenadi, el rey justo, todos ellos habían muerto ese mismo año. La gente sentía un enorme deseo de consuelo. Sabían que Ananda se caracterizaba por responder a sus necesidades, por lo tanto, era raro que estuviera solo.

Un Deva que vivía en el bosque se le apareció y le dijo:

Ya que has entrado en la espesura y te has sentado al pie de un árbol,
Ahora que has dejado que el Nirvana se aposente en tu corazón,
¡Medita, Gautama y no seas negligente!
¿Qué bien te puede hacer tanto alboroto?

Ananda respondió ante esta exhortación con un renovado sentimiento de urgencia.

ANANDA ALCANZA LA ILUMINACIÓN

Cuando su mente se vio liberada por fin alcanzando la iluminación.

Ananda era el más amable y cariñoso de todos los discípulos de Buda Gautama, sirvió como su custodio personal por los últimos veinte años, o más, que aquél vivió.

Después que Buda muriera, Ananda tuvo tiempo para dedicar a su propia práctica. En aquella época otros de los principales discípulos de Buda, organizaban el Primer Consejo Budista, una reunión de todos los monjes budistas para ordenar y consolidar todas las Enseñanzas de Buda.

Ananda quería alcanzar la iluminación para cuando se efectuara este consejo. Así, cada día meditó estrictamente. Pero el día anterior al consejo todavía no parecía estar siquiera cerca de su iluminación.

Esa noche, Ananda lo intentó duramente, pero de todas maneras no conseguía llegar a ninguna parte. Ya era muy tarde, y al final se dijo, me relajaré y trabajaré para la iluminación después del consejo. No necesito apurarme ahora.

Ahora, Ananda después de aplicar con todo su esfuerzo a la práctica espiritual y a los cuatro fundamentos de la atención consciente durante toda la noche y, en las primeras horas del día, justo cuando se iba a acostar para dormir, su mente se vio liberada por fin de toda corrupción alcanzando la iluminación.

PRACTICAS PARA LA ILUMINACIÓN

Las practicas de Ananda para la iluminación.

La atención consciente en la inhalación y exhalación, cuando es cultivada y desarrollada, Ananda, culmina con la realización de los cuatro establecimientos de la atención consciente. Los cuatro establecimientos de la atención consciente, cuando son cultivados y desarrollados, culminan con la realización de los siete factores de iluminación. Los siete factores de iluminación, cuando son cultivados y desarrollados, culminan con la realización del claro conocimiento y liberación.

LOS SIETE FACTORES DE LA ILUMINACIÓN

¿Y cómo, Ananda, cultiva los cuatro establecimientos de la atención consciente, para que culminen con la realización de los siete factores de iluminación?

ATENCIÓN CONSCIENTE

Ananda, cada vez que el monje permanece contemplando el cuerpo en sí mismo, con ardor, con clara comprensión y atención consciente, habiendo dejando atrás, la codicia y el pesar por el mundo –en esta ocasión, su atención consciente se vuelve continua e inamovible. Cuando la atención consciente es continua e inamovible, aparece en el monje, la atención consciente como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

EXAMINAR EL DHARMA

Ananda, mientras el monje permanece atentamente consciente de esta manera, examinando e investigando el Dharma, llega a comprender sus cualidades con discernimiento. Cuando permanece así, atentamente consciente, examinando e investigando el Dharma, llegando a comprender sus cualidades con discernimiento, aparece en el monje, la investigación de las cualidades como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

ENERGÍA INAGOTABLE

Ananda, mientras el monje permanece examinando e investigando el Dharma, llegando a comprender sus cualidades con discernimiento, llega a experimentar una inagotable energía. Y cuando sigue examinando e investigando el Dharma, llegando a comprender sus cualidades con discernimiento acompañado de esta inagotable energía, aparece en el monje la energía como factor de iluminación. Entonces, el monje la desarrolla hasta que culmine con su realización.

ARROBAMIENTO ESPIRITUAL

Ananda, cuando en el monje aparece esta energía, brota también el arrobamiento que no es carnal. Cuando este arrobamiento espiritual emerge en alguien que ya posee la energía, surge en el monje el arrobamiento como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

CALMA Y TRANQUILIDAD

Ananda, el cuerpo y la mente de alguien que está arrebatado de esta manera, se calman. Cuando el cuerpo y la mente del monje están calmados en el arrebatamiento, aparece en él la tranquilidad como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

MENTE CONCENTRADA

Ananda, la mente de alguien que está feliz y cuyo cuerpo está calmado, se concentra. Cuando la mente de alguien que está feliz y cuyo cuerpo está calmado, está concentrada, aparece en él la concentración como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

MENTE ECUÁNIME

Ananda, en esta ocasión, él supervisa la mente concentrada con ecuanimidad. Siempre que el monje supervisa la mente concentrada con ecuanimidad, aparece en él la ecuanimidad como factor de iluminación. Entonces, el monje lo desarrolla hasta que culmine con su realización.

Ananda, permanece contemplando las sensaciones en sí mismas...
Ananda, permanece contemplando la mente en sí misma...
Ananda, permanece contemplando los fenómenos mentales...

En cada caso para las sensaciones, la mente y los fenómenos mentales se sigue la misma elaboración como en el primer establecimiento de la atención consciente: el cuerpo.

De esta manera, Ananda, se cultivan los cuatro establecimientos de la atención consciente para que culminen con la realización de los siete factores de iluminación.

CLARO CONOCIMIENTO Y LIBERACIÓN

¿Y cómo, Ananda, se cultivan los siete factores de iluminación, para que culminen con la realización del claro conocimiento y liberación?

Ananda, éste es el caso del monje de cultiva la atención consciente como factor de iluminación, apoyado en la reclusión, el desapasionamiento, el cese y maduro en la liberación. Él cultiva la investigación de las cualidades como factor de iluminación... Él cultiva la energía como factor de iluminación... Él cultiva el arrobamiento como factor de iluminación... Él cultiva la tranquilidad como factor de iluminación... Él cultiva la concentración como factor de iluminación... Él cultiva la ecuanimidad como factor de iluminación, apoyado en la reclusión, el desapasionamiento, el cese y maduro en la liberación.

De esta manera, Ananda, cultiva los siete factores de iluminación, para que culminen con la realización del claro conocimiento y liberación.

ANÉCDOTAS DE ANANDA

BUDA Y ANANDA

Una hermosa mañana, Buda Gautama salió a dar un paseo con su cuidador y discípulo, Ananda. Era otoño; los árboles se estaban quedando desnudos y las hojas cubrían el camino. El viento mecía los árboles, y las hojas hacían hermosos sonidos. Caminando entre esas hojas, Buda estaba inmensamente contento con la música de las hojas secas.

Él tomó unas en su mano. Ananda le preguntó, Señor, yo siempre he estado pensando en hacerte una pregunta, pero es difícil estar a solas contigo. Tú siempre estás rodeado de personas. Hoy estás solo en este bosque, y yo no puedo resistirme la tentación. Yo quiero preguntarte: ¿Nos has dicho todo, o has guardado algunos secretos? Dijo Buda: ¿Ves las hojas en mi mano? ¿Y ves las hojas del bosque? Ananda dijo: Sí, las veo, pero no comprendo que ésta sea la respuesta. Buda dijo: Lo entenderás. Solamente he dicho esto, y he guardado silencio respecto a todas las hojas del bosque.

Mi situación es simplemente diferente. Yo os he mostrado el bosque entero; solo me he guardado íntimamente algo, solo una hoja.

LA CLARIDAD DE LAS AGUAS

El cuento de Buda y Ananda: La claridad de las aguas.

No hagas nada, no te metas en el arroyo. Simplemente siéntate en la orilla en silencio y observa.

En un caluroso día de verano, Siddhartha Gautama estaba atravesando un bosque junto a su principal discípulo, Ananda. Sediento, el Buda se dirigió a su acompañante: Ananda, hace algo más de una hora cruzamos un arroyo. Por favor, toma mi cuenco y tráeme un poco de agua. Me siento muy cansado — el Buda había envejecido.

Así lo hizo Ananda. Deshizo sus pasos, pero cuando llegó al arroyo, acababan de cruzarlo unas carretas tiradas por bueyes que habían removido las hojas muertas y el cieno, enturbiado el agua y convirtiéndolo en un lodazal. Este agua ya no se podía beber; estaba demasiado sucia. Así que Ananda regresó junto a su maestro, con el cuenco vacío.

Tendrás que esperar un poco — dijo Ananda — . Iré por delante. He oído que a solo cuatro o cinco kilómetros de aquí hay un gran río. Traeré el agua de allí.

Pero Buda insistió: Regresa y tráeme el agua de ese arroyo.

Ananda quedó perplejo, no podía entender la insistencia, pero si su maestro lo solicitaba, él, como discípulo, debía obedecer. Así que volvió a tomar el cuenco en sus manos y se dispuso a iniciar el camino de regreso al arroyo.

Y no regreses si el agua sigue estando sucia — dijo Buda — . No hagas nada, no te metas en el arroyo. Simplemente siéntate en la orilla en silencio y observa. Antes o después el agua volverá a aclararse, y entonces podrás llenar el cuenco.

Molesto, Ananda volvió hasta allí, descubriendo que su maestro tenía razón. Aunque aún seguía algo turbia, el agua estaba visiblemente más clara. De modo que se sentó en la orilla, observando pacientemente el flujo del río.

Poco a poco, el agua se tornó cristalina. Ananda tomó el cuenco y lo llenó de agua, y mientras lo hacía, comprendió que había un mensaje en todo esto. Ahora podía comprender. Rebosante de júbilo, Ananda regresó bailando hasta donde estaba Buda, entregándole el cuenco y postrándose a los pies de su maestro para darle las gracias.

Soy yo quien debería darte las gracias, me has traído el agua — dijo Buda.

Volví enojado al río — contestó Ananda — , pero sentado en la orilla, he visto como mi mente se aclaraba, al igual que el agua del arroyo. Si hubiera entrado en la corriente, se habría enturbiado de nuevo. Si salto dentro de la mente, genero confusión, empiezan a aparecer problemas. He comprendido que puedo sentarme en la orilla de mi mente, observando todo lo que arrastra: sus hojas muertas, sus dolores, sus heridas, sus deseos… Despreocupado y atento, me sentaré en la orilla y esperaré hasta que se aclare. Por eso, maestro, yo te doy las gracias.

Le dijo el río al buscador: ¿Crees realmente que hay que inquietarse por la iluminación? Por muchas vueltas que dé, yo siempre estoy rumbo a mi origen.

Ananda


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