La iluminación espiritual

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La mayor parte de los elementos que determinan el logro de una mejor o peor posición social no tienen que ver tanto con el CI como con factores tales como la clase social o la suerte.

El secreto de la eterna juventud sin duda reside en la suerte pero si cuidamos nuestra alimentación tendremos muchas mas posibilidades de conseguirlo.

La nena ya no arruga los ojos no ha visto la luz. En la sucursal del infierno no existen ventana. Su suerte cotiza en billetes de otro país. (…). La nena no va a ir esta tarde a su clase de ingles.

La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera.

Confórmate con tu suerte, es el secreto de la felicidad.

Aquel que es modesto y se conforma con su suerte; aquel que es justo; aquel cuyo espíritu esta henchido de resignación y de paz.

El poder personal es un sentimiento. Algo así como tener suerte. O podríamos llamarlo un talante, un animo. El poder personal es algo que se adquiere a través de toda una vida de lucha.

La única mala suerte que le puede perseguir es su constante y repetido pensamiento de temor. Rómpala, sabiendo que cualquier cosa que empiece debe terminarla. Imagínese el final feliz y sosténgalo con toda confianza.

Pese a estas razones, no faltan las justificaciones de la desigualdad. La primera de ellas viene a decir que la gente tiene lo que se merece. Así como el rico merece su riqueza, premio a su emprendedor dinamismo, el pobre -por su falta de aptitud y esfuerzo- merece su opuesto destino social. Así como el leal y eficiente trabajador merece conservar su empleo, así el que lo pierde merece el escarmiento del paro, en el que merecerá quedarse si no muestra suficiente capacidad y buena disposición para la búsqueda activa de otro empleo. Oportunidades no faltan, solo hay que saberlas buscar. Esta justificación meritocrática de la desigualdad es tan demagógicamente falsa como cierto es el hecho de que nadie merece moralmente ni su azar genético ni su azar social, de por sí muy desigualmente distribuidos. Nadie merece moralmente la familia que le ha tocado en suerte, rica o pobre, decente o depravada, ni, por tanto, las oportunidades -favorables o no- que la familia pueda brindarle. Y lo mismo cabe decir de los talentos -pocos o muchos- con los que uno viene al mundo: nadie los merece moralmente.

Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina siempre con la prueba del conquistador.

Quien se ha visto desde la cuna privado de lo humanamente mas necesario es difícil exigirle la misma facilidad para comprender lo de la buena vida que a los que tuvieron mejor suerte. Si nadie te trata como humano, no es raro que vayas a lo bestia.

Tuve suerte porque 1960 fue bisiesto y pude ser campeón un día mas. Pero eso no me preocupa, porque el titulo de campeón es provisional, mientras que el de excampeón es eterno.

Tuve mala suerte, igual que mi país.

Es una pena que precisamente con los mejores se tenga tan mala suerte.

La mitad de la vida es suerte, la otra disciplina y esta es decisiva ya que, sin disciplina, no se sabría por donde empezar con la suerte.

La segunda justificación de la desigualdad la convierte en el necesario precio de la libertad. En un mundo regido por el libre mercado y asentado en el sacrosanto principio de la libertad de elección, un Estado intervencionista podría imponer políticas redistributivas y regulaciones igualitaristas, pero solo lo lograría a base de cercenar esa misma libertad individual, a base de recortar las opciones sobre las que elegir. Este argumento es tan falso como cierto es el hecho de que la desigualdad implica ella misma una falta de libertad, tanto más profunda cuanto más dramática sea esa desigualdad. Porque falta de libertad -de decidir, de hacer y aun de rechazar- es lo que tiene el trabajador precario que apenas llega a fin de mes y no sabe si mañana conservará su empleo; es lo que sufre la mujer sometida al marido y desfavorecida y discriminada en toda suerte de oportunidades de vida; es lo que padece el desempleado de larga duración, que soporta el estigma social de la dependencia del subsidio público (si es que lo tiene). Falta de libertad es lo que tiene el pobre que depende de la exigua caridad de sus congéneres. Falta de libertad es lo que sufre el subordinado (en la jerarquía de la empresa, por ejemplo) cuando tiene que comulgar con ruedas de molino porque necesidades o deseos vitales para él dependen de la voluntad de su superior. Falta de libertad, en fin, es lo que padece el que vive con permiso de otro. No olvidemos el dicho de Juvenal: 'Hay muchas cosas que los hombres, si llevan la capa remendada, no se atreven a decir'. El mundo contemporáneo, porque distribuye de forma tan groseramente desigual recursos, oportunidades y riqueza, padece un hondísimo problema de falta de libertad.

Donde dormirá esta noche ese pobre viejo, el que vaga por la calle sin tener morada, con la suerte consumida como su pellejo, con las manos abatidas, como su mirada.

En el Ajedrez, tal como es jugado por los Maestros, prácticamente la suerte es eliminada.

La vida no nos debe nada, todo lo que el hombre recibe de ella lo ha de conquistar. Para ello debemos contar con nuestras propias fuerzas, sean físicas o espirituales, y si aparece un golpe de suerte, acogerlo como a un amable colaborador. Mas, el que pretenda mucho y aspira a salir vencedor, ha de empezar por fortalecerse, teniendo como premisa que la fuerza propia es la única arma que jamás le fallará. Esa fuerza bien puede ser el optimismo.

Cuando tengo preocupaciones, miedos o una historia de amor, tengo la suerte de ser capaz de transformarlo en un poema.

No debemos arrojar la toalla, siempre puede acompañarnos la suerte.

Con suerte, América realmente tener una idea de como se haga justicia en este país. Y es de esperar, se olvidaran del juicio Simpson.

Hay algo dentro de mi que podría ser una ilusión, como pasa a menudo con la gente joven entusiasta, pero si tuviera la suerte de lograr algunos de mis ideales, seria en nombre de toda la humanidad.

Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actué como guerrero.

Hay algunos que se merecen un buen golpe, pero ellos mismos se dan el golpe, las violaciones al amor se pagan multiplicadas. El sufrimiento que hay en tantas partes mala suerte esa es la manera de pagar las violaciones al amor, y de muchas mas maneras.

Confucio dijo: “La falta de tolerancia por pequeñas molestias arruina grandes proyectos”. Sima Qian, manifestó: “Un poco de impaciencia daña una gran estrategia” y entre la gente china se dice: La tolerancia puede traer muchas bendiciones y la armonía puede causar enorme buena suerte y siendo perseverante uno puede vencer cualquier dificultad y siendo tolerante se puede conseguir la armonía suprema.

Con suerte, Estados Unidos realmente tendrá una idea de como se puede hacer justicia en este país. Y con suerte, olvidaran el juicio de Simpson.

No conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte. No lograr lo que quieres es una oportunidad de lograr otras cosas.

Del ajedrez, ese juego de calculo por excelencia, forman parte la suerte, la suerte y la suerte.

El hombre sabio comulga con la unión de almas del universo. No deja nada al azar y a la suerte. Sabe que todo es fruto de la siembra.

La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, si no con pequeñas cosas que ocurren todos los días.

Tuve suerte porque 1960 fue bisiesto y pude ser campeón un día más. Pero eso no me preocupa, porque el título de campeón es provisional, mientras que el de ex-campeón es eterno.

Si piensas, pobre de mi, no soy capaz de cuidar de mi mismo o tengo mala suerte, esta siendo una victima que opone resistencia a la abundancia, a la generosidad y a los cuidados de la Divinidad.

En la conversación o cualquier otro coloquio sucede inevitablemente que el placer de unos y el aburrimiento de otros han de compensarse mutuamente; siendo mucha suerte poder mantener ese equilibrio.

La suerte es el pretexto de los fracasados.

La suerte, es la fuerza alterna donde no hay control.

Sabía usted que en Dinamarca se suelen tirar platos viejos a las puertas de los amigos, significa que cuantos mas platos rotos tengas, mas gente te quiere y mas suerte tendrás.

Tu alma y tu sois inmortales, tanto si te gusta como si no. Puedes elegir es que influya de una forma positiva o dejar a la suerte. Es evidente, que la persona espiritualmente inteligente elija la primera de estas opciones.

Recuerda que a veces no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.

Por encima del talento están los valores comunes: disciplina, amor, buena suerte, pero, sobre todo, tenacidad.

La magia es tan vieja como el hombre y nadie acertaría en señalar su origen, de la propia suerte que no cabe computar el nacimiento del primer hombre.

El estado de animo decide la suerte de las personas, en lugar de ser la suerte la que decide el estado de animo.

La felicidad en el matrimonio depende enteramente de la suerte.

Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es mas que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.

Sin embargo todavía dudo de esta buena suerte, porque el cielo de tenerte me parece fantasía.

Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a si mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital.

Duele verte con un tipo al que le faltan las ideas, y le sobran argumentos. Duele verte anestesiada, porque así se dio la cosa, porque así quiso tu suerte.

Mi universo esta aquí adentro donde vives tu y por suerte vivo yo.

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