La iluminación espiritual

Frases y pensamientos dedicados a las mujeres

PENSAMIENTOS DE MUJERES

Frases de mujeres antes de leer a Omraam Mikhael.

Tengo el gusto de compartir con ustedes 10 frases inspiradoras dichas por mujeres extraordinarias de diferentes países y épocas. Éstas son 10 cortas frases, o citas, que nos recuerdan como vivir nuestros sueños y como crear nuestra realidad día con día. Algunas de estas frases seguramente ya las conoces. Otras resonaran en tu interior por primera vez y te recordaran aquello que ya sabes. Te invito a escuchar tu voz interna mientras las leas, y a sentir la inspiración de vivir con dicha y felicidad esta gran aventura a la que llamamos VIDA.

  • Louise Otto
    Las mujeres serán olvidadas si se olvidan de pensar en sí mismas.
  • María Curie
    En la vida no hay nada que temer. Solo que entender.
  • María Antonieta
    No hay nada nuevo, salvo lo que se ha olvidado.
  • Edith Wharton
    Hay dos maneras de difundir la luz: siendo la vela o siendo el espejo que la refleja.
  • Alice Walker
    La forma más común de renunciar al poder es pensando que no lo tenemos.
  • Flavia Weedn
    No le cortes las alas a tus sueños porque estos son los que le dan libertad a tu alma.
  • Virginia Woolf
    Si no dices la verdad sobre ti misma no puedes decirla acerca de otras personas.
  • Louisa May Alcott
    No tengo miedo a las tormentas porque estoy aprendiendo a navegar mi barco.
  • Helen Keller
    La vida es una aventura intrépida. Si no, no es nada.
  • Sarah Ban Breathnach
    Nuestros deseos son susurros de nuestro yo auténtico. Aprende a respetarlos y a escucharlos.

Omraam Mikhael, sobre la mujer

Si los Iniciados han puesto el principio masculino antes que el principio femenino, no es porque piensen que el principio masculino es más importante que el principio femenino, sino porque se inclinan ante el simbolismo cósmico. Simbólicamente, el principio masculino representa el espíritu; y el principio femenino la materia

El espíritu, que es sutil, volátil, tiene tendencia a elevarse hacia las alturas, mientras que la materia, más pesada, tiende, más bien hacia abajo. Pero cada uno necesita del otro: el espíritu tiene necesidad de la materia para encarnarse, y la materia tiene necesidad del espíritu para ser animada. La creación no es más que el resultado de este encuentro del espíritu y de la materia.

El principio femenino da la forma, y su atracción es muy fuerte

En una familia, no podemos decir que el papel o la responsabilidad del padre sean superiores o inferiores a los de la madre. Ambos tienen el mismo valor, la misma importancia, puesto que ambos son necesarios para crear un hijo. Y los espiritualistas que no tienen en cuenta a la materia, están tan imposibilitados como los materialistas que no tienen en cuenta al espíritu.

El principio masculino se define como activo, y el principio femenino como pasivo, pero la pasividad tiene un papel tan importante como la actividad. Porque, si el principio masculino aporta el contenido, el principio femenino aporta el continente, la forma, y la forma está dotada de un formidable poder de atracción.

El principio femenino atrae las cosas hacia sí

El principio femenino se define como pasivo para oponerlo al principio masculino, activo. En realidad, el principio femenino no es inactivo, ejerce una acción, y esta acción, que adopta el aspecto de la pasividad, es extremadamente eficaz.

En vez de proyectarse hacia adelante, como el principio masculino, el principio femenino, atrae hacia él. Esta es su actividad, y quien no tiene una verdadera resistencia a oponérsele, es absorbido.

La actividad masculina es más visible, pero no es más poderosa. Podemos decir que ser activo es ir desde el centro hacia la periferia, y ser pasivo, es atraer los elementos de la periferia hacia el centro. Y aunque esta atracción no sea muy visible, es real, actúa.

Las mujeres están listas para tomar el lugar de los hombres y asumir sus roles

El lugar respectivo de lo masculino y de lo femenino… será preciso que, un día, los hombres y las mujeres acaben por resolver este problema que no cesa de enfrentarles entre sí. Durante siglos, milenios, el hombre ha hecho pesar su dominación sobre la mujer, y ahora empezamos a ver la situación inversa: la mujer se vuelve audaz, ya no acepta estar sometida al hombre, quiere tener los mismos derechos que él, está dispuesta, incluso, a jugar su papel, a tomar su lugar. Es normal, es la ley de la compensación.

El hombre ha ido demasiado lejos. En vez de ser un modelo de honestidad, de bondad, de justicia; para conservar la estima y la admiración de la mujer, ha abusado de su autoridad y de su superioridad física sobre ella, se ha otorgado todos los derechos, y a la mujer, solo le ha impuesto deberes.

¿Cómo podía esperar que esta situación durase eternamente? En realidad, la mujer tiene, naturalmente, necesidad de admirar al hombre, de reconocer su autoridad, su fuerza. Pero, si éste no es honorable ¿como puede ella reconocerle algún tipo de superioridad?

Las mujeres son capaces, determinadas, inteligentes y valerosas

Durante siglos, la mujer solo se ha rebelado interiormente, pero ahora, las condiciones han cambiado, el hombre se ha debilitado, ha perdido algunas posiciones estratégicas, y la mujer se ha armado, se ha apoderado de estas posiciones, y cada vez más, demuestra su capacidad y manifiesta cualidades de decisión, de inteligencia, de valor, ¿por qué, pues, debería mantener una posición subalterna? Si el hombre no reacciona, si no hace esfuerzos, si no se mejora, la mujer le dará tal lección, que se acordará de ella durante miles de años.

La mujer debe ser sabia en cómo ejercer su poder

Pero si, a su vez, la mujer sobrepasa los límites, si comete el mismo género de faltas que el hombre, quizás momentáneamente triunfe, opine sobre todo, intervenga en todo, lo gobierne todo, pero acabará por perder, también ella, las ventajas que ha adquirido.

Habrá otros cambios, los hombres se despertarán, reaccionarán, y volverán a tomar el poder. Y la misma comedia volverá a empezar… ¿Hasta cuándo? Hasta que se imponga la sabiduría en unos y en otros, y entonces, verdaderamente, se reconocerán como iguales, no iguales en las mismas regiones, sino iguales por la importancia de sus funciones respectivas.

Sus temperamentos se evidencian en la creación de un niño

Como la mujer está más próxima a la materia, es más realista, más concreta, tiene más sentido común. Mientras que el hombre, que se mueve con más facilidad en el terreno del pensamiento y de la abstracción, tiene tendencia a perderse en teorías que acaban apartándose de las realidades de la vida cotidiana. Pronuncian discursos, trazan planes, pero, a menudo, estos discursos se quedan en palabras, y los planes devienen irrealizables en la práctica. Por eso, cuando oye las elucubraciones del hombre, a menudo, la mujer se aburre o se ríe de él.

Piensen: ¿cuánto tiempo le hace falta a un hombre para participar en la creación de un hijo? Unos instantes, y después, puede no preocuparse ya de ello, olvidar que ha hecho un hijo, ¡o ni siquiera saberlo! Mientras que una mujer, ¿cómo no lo sabría, o cómo olvidaría ella que lleva o ha llevado un hijo? Y cuando ha nacido, ¿cómo no ocuparse de este ser débil y delicado?

Mientras que, a menudo, el hombre se ha ido ya a otra parte… Lo queramos o no, el papel del hombre y de la mujer en este acto tan fundamental de la perpetuación de la vida, influye en su temperamento y en la manera de considerar las cosas.

Ni el hombre ni la mujer deben dominar, sino que cada uno de ellos debe esforzarse por dominar su propio terreno. Que las mujeres quieran conquistar una libertad y unos derechos de los que les habían privado los hombres, es normal, pero deben tratar de conseguirlo profundizando en las riquezas de su propia naturaleza y no tratando de imitar a los hombres en su forma de vida, su comportamiento, su manera de ser, etc. Porque ello prueba una incomprensión de las verdades eternas, y lo deberán pagar muy caro.

La polaridad es fuente de alegría e inspiración

El equilibrio de la vida está fundado en la polarización, es decir, en la existencia de dos polos de naturaleza diferente para que los intercambios puedan realizarse entre ellos. Si hay uniformización de estos polos, los intercambios no podrán realizarse, estos intercambios magníficos que son fuente de gozo y de inspiración.

Cuando han perdido el sentido de la vida, que está en estos intercambios entre los dos polos, los hombres y las mujeres van en busca de remedios a las farmacias o a los psicoanalistas, pero no hay ningún remedio para aquellos que no comprenden. El único remedio está en la comprensión. La desaparición de toda polaridad, supone la muerte de una generación. No puede haber chispa, no puede haber vida, si los dos polos, los dos electrodos, no son netamente distintos.

La mujer debe tomar la iniciativa, no imitar al hombre

El equilibrio viene, en cualquier terreno, de la existencia de dos fuerzas complementarias. La solución no está en que se produzca una nivelación entre los hombres y las mujeres: en que las mujeres acaben haciendo la guerra y los hombres dando el biberón.

Es totalmente normal que la mujer desee tener las mismas libertades que el hombre y dar muestras de tanta iniciativa como él, pero esto puede conseguirlo sin imitar al hombre, sin querer reemplazarle o incluso eliminarle.

Las mujeres deben profundizar las cualidades esenciales del principio femenino

La libertad, la audacia, el espíritu de iniciativa, son cualidades que las mujeres pueden desarrollar, sí, pero profundizando, al mismo tiempo, lo que es la esencia del principio femenino.