Experimentando la realidad de Dios

Dios es una realidad para experimentar; es la experiencia práctica de trascender la conciencia física y mental para conocer a Dios al nivel del alma.

DARSHAN SINGH JI MAHARAJ

DIOS ES UNA REALIDAD

Dios es un océano de Conciencia absoluta.

Los Maestros de las grandes tradiciones místicas de todo el mundo nos dicen que Dios es una realidad que cada uno puede experimentar. Esta realización no es a nivel intelectual ni es un sentimiento emocional; es la experiencia práctica de trascender la conciencia física y mental y conocer a Dios al nivel del alma. También nos dicen que esta experiencia de divinidad es la única fuente real de paz y felicidad en la vida. Veremos ahora la importancia de encontrar a Dios y los métodos para lograrlo. Comenzaremos con una lectura donde nos explica que Dios es la única fuente de verdadera paz y felicidad que cada uno de nosotros aún en el contexto de la vida moderna puede alcanzar.

Los místicos y Maestros desde el principio de los tiempos han insistido en que Dios es una realidad. En verdad, ellos han repetido que es más real que cualquier otra cosa que consideremos real en este mundo. Cuando un joven ateo conoció a Sri Ramakrishna, el gran Maestro de Bengala, le hizo esta pregunta: ¿Has visto a Dios? Sri Ramakrishna no era un hombre culto. Era casi iletrado. Respondió con total simplicidad y pleno convencimiento: Sí, he visto a Dios. Lo veo con más claridad que a ti.

El Dios del que Sri Ramakrishna habló, el Dios de quien todos los grandes místicos hablan, es mucho más que un Dios de conjeturas, sentimientos, razonamientos, emociones. Es una realidad que se experimenta y se percibe de inmediato. Una vez que vemos y experimentamos esta realidad, no necesitamos otra prueba acerca de su existencia. La prueba está presente. La pregunta que surge ante nosotros es: ¿Será posible para un buscador conocer y experimentar a Dios por sí mismo? Las diversas escuelas de yoga intentan responder esta pregunta. Todas están de acuerdo en que el hombre es más que su cuerpo y su mente. Todas convienen en la necesidad de que nos elevemos por encima de nuestra limitada conciencia cotidiana. Cada una de ellas ofrece una manera, aunque distinta, de lograr esta extensión de la conciencia.

Yo mismo, tuve la extraordinaria buena fortuna de sentarme a los pies del loto de dos de los Maestros más grandes de la espiritualidad: Hazur Baba Sawan Singh Ji y Param Kirpal Singh Ji. Ambos fueron exponentes del Surat Shabd yoga, o yoga de la Corriente de Sonido. Esta enseña que Dios es un océano de Conciencia absoluta. Cuando Dios siendo Uno decidió convertirse en muchos, su deseo se manifestó como una vibración. Esta vibración es conocida en las diversas tradiciones religiosas del mundo como el Verbo, Kalma, Sraosha o como Nad. El evangelio según Juan nos dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Las escrituras de otras religiones dicen exactamente la misma cosa. Es esta vibración manifestándose como Luz y Sonido la que formó todos los diversos planos de la creación. Es un principio básico de la espiritualidad que el macrocosmos (la creación entera) se encuentra contenido íntimamente en el microcosmos que está dentro de cada uno de nosotros. Los Maestros del Surat Shabd yoga nos enseñan que, si podemos aprender a ir adentro y si conseguimos ponernos en contacto con esta Corriente Divina de Luz y Sonido, podemos regresar a Dios por medio de ella. Para ser puestos en contacto con esta corriente, debemos tener nuestro ojo interno y oído interno abiertos. Permítanme insistir aquí, que la referencia al ojo interno y al oído interno no es simbólica.

El ojo interno quiere decir el asiento del alma dentro del cuerpo humano situado entre y detrás de las dos cejas. Si en nuestra vida cotidiana intentamos enfocar la atención allí, solo veremos oscuridad. Pero aquel cuyo ojo interno está abierto puede penetrar dentro de ese punto e ingresar a los reinos espirituales llenos de Luz. Al hacerlo, trasciende completamente la conciencia del cuerpo y comienza a ver la Luz de Dios y a escuchar la Música de las esferas.

¿Cómo pueden ser abiertos el ojo interno y el oído interno? La respuesta es simple: yendo donde alguien cuyo ojo interno y oído interno ya estén abiertos. Solo aquel que está despierto nos puede sacar del letargo. Lo que esto significa es que necesitamos ir a donde un Maestro o Experto viviente.

Muchos hermanos y hermanas de Occidente parecen renuentes a la idea de ir donde un instructor. Ellos aceptan la necesidad de enviar a sus hijos al colegio o a la universidad, pero cuando se trata de la espiritualidad, de alguna manera sienten que pueden hacerlo por su propia cuenta. Si por un momento superan la resistencia a la idea del Maestro viviente, comenzarían a ver por qué él es central en el sendero espiritual. Como dice el Gurbani (las sagradas escrituras de la religión Sikh): En un mundo en el que cada uno está dormido, ¿quién puede despertarnos de este ensueño? Necesitamos a alguien que ya haya visto a Dios, que tenga su ojo interno abierto, para que nos ayude a salir de nuestro estado de ensueño y poder movernos hacia Dios.

AAdemás, por no haber utilizado el ojo interno en este nacimiento, y quizá, tampoco, a lo largo de incontables nacimientos previos, este no se va a abrir fácilmente por su propia cuenta. Necesitamos ayuda del más allá. Necesitamos del impulso viviente de un experto. Necesitamos de un empuje espiritual. Por haberse unido con Dios, el Maestro tiene un depósito ilimitado de energía divina. Tiene el poder de darnos este impulso viviente, de darnos este empuje sin que él mismo se vea de manera alguna reducido. En verdad, entre más nos da, más tiene. Es a través de su impulso vivificante como el ojo interno es abierto. Esto es lo que significa el bautismo del espíritu o la iniciación. En este punto comienza el viaje espiritual.

REGRESEN HIJOS MÍOS

Que clase de vida que debemos llevar si deseamos experimentar la Divinidad.

PPrimero que todo, el hombre debería tener una meta en la vida. Eso es lo principal— ¿cuál es su meta? La meta suprema del hombre es conocer a Dios y el tiempo se está acortando. Pienso que todos los que están sentados aquí tienen veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta años... Si ya pasaron los cincuenta solo les queda un corto tiempo. ¿Ya lograron su propósito? —y ese propósito es conocer a Dios. Actuar y posar no les servirá. Se engañan a sí mismos y engañan a Dios dentro de ustedes. ¿Ya alcanzaron a Dios? ¿Han visto a Dios? ¿Son sinceros con Él? Si es así, eso está bien. Si no.… deben apurarse. En el corto espacio que queda, deben dedicar más tiempo para estar listos antes de dejar el cuerpo; porque cuando el tiempo se termine tenemos que dejar el cuerpo. Así, ¿cuándo se acabe el número de respiraciones—entonces…?

Estas son cosas muy simples. Cosas sencillas. No son exageraciones. Son hechos que no tienen discusión. Ustedes mismos son los mejores jueces: ¿son sinceros con ustedes mismos? ¿Son honestos? ¿Se han puesto en contacto con Dios? Estos contactos les han sido dados como un favor, quiero decir —por la gracia de Dios. Tenemos que ganárnoslo. Algo se les ha dado. Auméntenlo. Entonces será mejor. ¿Conocen la parábola que dio Cristo? Una persona rica vino y le dio a un hombre cinco talentos, a otro, dos talentos y a un tercero, un talento. Después de algún tiempo regresó y le preguntó al hombre que le había dado cinco talentos, qué había hecho con ellos: los convirtió en diez. Eso está muy bien. Al que le había dado dos, los había vuelto cuatro. Pero el hombre al que le había dado uno, dijo: Oh, lo guardé muy bien. Entonces, ¿qué hizo el hombre rico? Le quitó el talento que tenía. ¿Comprenden lo que quiero decir? Dejen de lado sus intelectos. Miren, lo que he traído ante ustedes, son hechos sin discusión. Esta es una charla de corazón a corazón. ¿No lo ven así, lo que les estoy enfatizando? Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo nos acerca más al final. Nuestro tiempo se ha malgastado y no hemos alcanzado la meta. El resultado será, que estaremos atados a lo externo y tendremos que regresar. La causa de nuestras ataduras son nuestros deseos. Los deseos nos traen de regreso. Los deseos mundanos les traerán de vuelta; y el deseo por Dios los llevara a Él. Al final de sus vidas, cualquiera que sea su pasión predominante, ahí serán llevados; esa es la ley.

No les estoy dando una charla ostentosa, son solo palabras sencillas; lo que he llegado a conocer. Pienso que esto les importa a todos. No estoy diciendo nada que no sea comprensible. ¿No creen que es así? Entonces, ¿qué hemos hecho? Nos engañamos a nosotros mismos, que lástima. ¿Por qué Dios no se nos acerca? Porque lo engañamos. Dos buscadores de la verdad fueron donde un Maestro. Él solo, los probó para ver quién estaba listo. Le dio una paloma a cada uno y les dijo: Mátenla donde nadie los vea. Así que uno era muy activo, muy astuto; se fue al otro lado de la pared, la mató y regresó a los pocos minutos. El otro pobre hombre anduvo desde el amanecer hasta el anochecer y no pudo encontrar un solo lugar donde nadie lo viera. Regresó por la noche: Maestro, no encontré ningún lugar donde pudiera matar la paloma. ¿Por qué no? Bien, primero la paloma me miró; entonces continué viéndola. Él estaba listo.

Estas son cosas sencillas; lo único que se necesita es vivirlas, eso es todo. Si tienen una Maestría o Doctorado, o si son un Rey o Emperador, de nada les sirve; tendrán que dejar el cuerpo e ir a donde estén apegados. Los Maestros vienen de tiempo en tiempo, primero para sacarles del cuerpo. La primera lección, el ABC es: entre más apegados estén a lo externo, no podrán ascender. El diario solo se hizo con ese propósito. ¿Comprenden ahora? ¿Cómo es su desarrollo? ¿Cuánto tiempo dedican y a qué están apegados? Libérense de los apegos uno a uno. Pasamos el tiempo en la ignorancia. Dios desde adentro nos llama todo el tiempo. El Principio de Sonido, la Música de las Esferas les llega internamente desde arriba. Todos los Maestros dicen eso; Tulsi Sahib dice: El Sonido viene desde los cielos llamándome de regreso. Shamas-i-Tabrez dice: Desde este templo del cuerpo escucho el Sonido que me llama: Ven sube. La campana repica intensamente: Regresen, hijos míos, regresen. ¿Comprenden?

Así que consideren, calmadamente, lo que he puesto frente a ustedes. Si la pasión predominante por Dios persiste, todo lo demás desiste y con seguridad regresarán a Dios después de dejar el cuerpo y continuarán en Su presencia. En el Corán Dios dice: Aquellos que me recuerdan, Yo los recuerdo.

Todo lo que les he presentado ténganlo en cuenta, tómenlo a pecho, considérenlo con calma. Nadie puede ayudarles mientras no se ayuden ustedes mismos. Llegarán a ser maestros de ustedes mismos. El resultado será que habrá paz y regocijo permanentes.

LOS OJOS DEL MAESTRO

La oportunidad, única, que un Maestro espiritual nos trae en nuestra búsqueda por encontrar a Dios.

EEn algún momento en la vida de una persona, comienza a preguntarse sobre los misterios de la vida y la muerte. Cuando comienza ese cuestionamiento, empieza a orarle a Dios para que le dé una respuesta. Dios, sentado internamente, se llena de alegría al ver que haya surgido tal pregunta. Entonces Él crea las circunstancias propicias para que tales almas buscadoras sean guiadas al lugar a donde puedan encontrar la respuesta. Puede ser que tomen un libro del Maestro, que asistan a un Satsang o que se encuentren con alguien que está en contacto con el Maestro, también puede ser que la persona vaya directamente al Maestro mismo. El Maestro atrae a la gente con sus palabras habladas o escritas. El buscador encuentra en los discursos del Maestro, respuestas que tienen sentido. El Maestro también atrae a estas personas con su irradiación divina. Aunque el Maestro tiene la forma física de un hombre, el Poder de Dios que fluye a través de él lo embellece a tal punto que el alma siente un tirón, una atracción. El alma reconoce esa Alma Suprema trabajando a través del Maestro.

El alma se siente atraída magnéticamente hacia el Maestro. Es similar a las abejas buscando el néctar. Las veces que pudimos observar a nuestros Amados Maestros Kirpal Singh Ji o Darshan Singh

Ji, encontramos a una multitud de gente corriendo hacia ellos, deseaban sus miradas, querían estar cerca de ellos, querían tocar sus manos. Algunas veces se les hacía difícil hasta moverse. Darshan Singh Ji solía describir como ejemplo, lo que pasaba en Suramérica. Decía que la cantidad de gente era tan grande, que cuando dejaba a la multitud, ¡tenía que revisar si sus manos todavía seguían pegadas a su cuerpo!

Cuando un alma buscadora encuentra un lugar en donde las respuestas a los misterios de la vida comienzan a tener sentido, ella se siente feliz. Algo interno despierta y se desarrolla. El alma tiene una vislumbre de esperanza. El alma es atraída hacia la presencia nutriente y vivificante del Maestro. El alma siente la afinidad entre ella misma y el Poder de Dios que fluye a través del Maestro. Esa es la afinidad del alma con su Creador. Por eso, la gente quiere sentarse durante horas en la presencia del Maestro. Lo encuentra tan reconfortante, tan elevador.

El Maestro en la iniciación, le otorga al buscador un contacto interno con la Luz y el Sonido de Dios. Con su propia atención, el Maestro eleva al alma. Las corrientes del alma comienzan a retirarse de los enredos corporales hasta su centro, desde donde puede trascender el cuerpo y viajar al más allá. El alma experimenta la Luz interna y la Música celestial. A través de la meditación, se absorbe cada vez más en la Luz y el Sonido y comienza a elevarse por encima de la conciencia corporal para remontarse al más allá. Nuestra alma reconoce que no es el cuerpo sino el espíritu. Entonces acelera su viaje de regreso a la Súper-alma.

Obtenemos tanto placer y regocijo en la compañía de un Maestro que ha alcanzado a Dios, que no queremos alejarnos de él. Cuando no estamos en su presencia, nos sentimos inquietos. Encontramos gente parada durante horas en la puerta del Maestro o en la calle, esperando recibir siquiera una mirada suya. Por lo general, la gente no puede esperar más de unos pocos minutos en una fila de bus o haciendo un pago en un cajero. Pero por la Mirada de un Maestro, pueden esperar durante horas y no retirarse hasta que lo vean. Encontramos gente sentada en una celebración o bhandara por doce o quince horas, aún en medio de un calor intenso o un frío tremendo. ¿Por qué? Porque sus almas se encuentran con el Amado que ha estado perdido por largo tiempo, por eones. Sienten ese amor que pasa a través de los ojos del Maestro penetrando sus propios ojos. Sienten la transmisión del amor de corazón a corazón y de alma a alma.

La irradiación que fluye del Maestro es consistente y eterna. Fluye sin parar. En el momento en que miramos sus ojos de manera dulce, amorosa y receptiva, sin tener pensamientos, experimentamos tal irradiación. Entonces, el amor puro y sencillo fluirá de un corazón a otro. Nos perdemos en éxtasis. Nos sentimos transportados. Cuando cerramos los ojos encontramos su forma radiante ante nosotros. Lo veremos con los ojos abiertos o cerrados. Lo tenemos continuamente con nosotros. Nos absorbemos más y más en su forma radiante. Una vez llegamos a ese estado, nuestro trabajo habrá terminado, porque nos fundimos en esa forma y entonces viajamos con ella hacia los planos superiores hasta alcanzar nuestro Hogar eterno.

La unión de nuestra alma con Dios comienza con un amor puro, inmaculado, inmutable. Comienza con la Mirada de Dios derramándose a través del Maestro que penetra nuestro corazón y nuestra alma. Ese es el camino sencillo de regreso a Dios.