La iluminación espiritual

El ego te atrapa

NADIE A VISTO EL EGO

Mantener esta ilusión puede impedirte conocer tu verdadero yo, tu esencia espiritual.

El ego es como el color negro. El negro es negro por la ausencia total de colores, así mismo, el ego es ego por la ausencia de amor, en otras palabras, por el alejamiento de la esencia de la espiritualidad LA VERDAD. Tanto el ego como el negro se manifiestan debido a sus ausencias, pensemos por un instante lo siguiente: El universo no puede tener ego porque su naturaleza porta la verdad en un presente absoluto y le es imposible tener ausencias.

Ahora pregunto: ¿Es necesario luchar contra el EGO? ¿Podemos luchar contra algo que no tiene asiento real? Si luchamos contra algo que no existe estaríamos luchando contra un fantasma, si eres un ser que piensa que el Ego existe desde ese instante eres esclavo de esa creencia que no te dejara libre para tu ser se manifieste libremente.

Consideremos al ego como la idea que cada uno de nosotros tiene de sí mismo. Es decir, que el ego no constituye más que una idea, una ilusión, pero una ilusión que ejerce gran influencia. Nadie ha visto al Ego. Se trata más bien de un fantasma que aceptamos y que controla nuestra vida. El problema es que mantener esta ilusión puede impedirte conocer tu verdadero yo, tu esencia espiritual.

El desconocimiento de la verdad y el pregonar de falsas creencias hace que el ego se manifieste en nuestro ser, la adoración a lo material hace que nuestro ego aflore al igual que si se infringe contra cualquier expresión de vida.

Y que no falte el sarcasmo. Cuando una institución afirmo humildemente que la tierra era plana señalo a sus opositores como fanfarrones ególatras y con su magistral argumento de la hoguera impuso su creencia. Ahora que la verdad salió a la luz para demostrar lo contrario ¿a dónde fue a parar su fanfarronería y el supuesto Ego? Cuando la verdad se manifiesta no hay lugar posible para el Ego, por eso las religiones se han ido derrumbando poco a poco.

Para terminar les recuerdo que la verdad es una consecuencia única omnipresente que una vez manifestada sacia completamente al recién llegado, en el acto este empieza asentarse y a doblegar todo planteamiento empañado por programaciones utópicas. La verdad siempre termina por vencer las duras capas de la terquedad. Ella está ahí, ella vive para vencer, ella no está en ningún lugar porque todo lo ocupa, es natural que los humanos le hagamos repulsa con los insignificantes conocimientos e ingeniosos autoengaños que lo único que logramos es retardar su presencia.