La alimentación del egoísta

La alimentación del ego se da por no conocer su esencia. Este artículo de Jiddu Krishnamurti te puede dar unas pautas para entender su naturaleza.

JIDDU KRISHNAMURTI

CRECIMIENTO DEL EGO

El Ego, significa mis características, mis deseos, mis miedos.

En la medida en que eso esté presente -el miedo a esto o aquello- careceré de una mente religiosa. Puedo aparentar ser religioso yendo a un templo. Uno tiene que darse cuenta de que es egoísta. El yo es celos, envidia, codicia, autoridad, poder, posición, dominio, apego. Acabe con él. ¿Puede usted no tener ego, vivir sin él y seguir en este mundo? ¿Es eso lo que preguntaba?

El ego es una ilusión creada por nuestra propia mente.

Primero, antes que nada uno puede observar por uno mismo que no hay ningún ego por ninguna parte en la naturaleza que no sea en la conciencia humana. Los animales pueden ser violentos hasta cierto grado pero los animales no tienen un ego. Ellos no son intencionalmente ni deliberadamente violentos. Y el niño, cuando nace, es como un animal, no tiene ego ya que no tiene la capacidad de pensar e imaginarse. Por tanto tenemos que examinar: ¿cuándo surge el ego como algo existente mientras el niño crece? Porque, después de todo, todos hemos sido niños, por tanto hemos estado expuestos a este proceso.

Si yo examino eso, encuentro que después de unos cuantos años de haber nacido el niño adquiere un lenguaje y adquiere la capacidad de pensar e imaginarse. Estas capacidades en sí mismas no son el ego. Vienen a nosotros en el proceso biológico de la propia evolución, la cual es una parte del orden de la naturaleza. Cuando enfrentamos estas capacidades con el instinto de buscar placer y evitar el dolor, que está allí también en el animal, entonces eso produce una receta para la formación del ego, debido a que con la conciencia humana hay no solo dolor físico y placer físico, sino también dolor psicológico y placer psicológico.

Conociendo el EGO evitamos su crecimiento, veamos...

ENTENDIENDO EL EGO

No se trata de una investigación egoísta

Psicológicamente, somos el mundo y el mundo es lo que somos; y cuando nos comprendamos a nosotros mismos, comprenderemos toda la estructura de la naturaleza humana. No se trata de una investigación egoísta, porque cuando nos comprendemos a nosotros mimos y vamos más allá, surge una dimensión del todo diferente.

¿Qué nos hará cambiar? ¿Más sacudidas? ¿Más catástrofes? ¿Formas de gobierno diferentes? ¿Imágenes diferentes? ¿Ideas diferentes? Ya hemos pasado por todo esto y no hemos cambiado. Así pues, ¿qué haremos? Nada de lo externo nos ayudará, incluido los dioses, de modo que es evidente que solo uno puedo comprenderse a sí mismo. Uno tiene que ver lo que es y cambiar radicalmente.

La verdadera función del hombre

Usted y yo debemos liberarnos de las causas de nuestro conflicto interno, y el centro de ese conflicto es el ‘yo’, el mí. Pero la mayoría no queremos estar libres del ‘yo’, esa es el problema. A la mayoría, nos gusta el placer y el dolor que produce el ‘yo’ y mientras el placer y el dolor del ‘yo’ nos domine, habrá conflicto entre el ‘yo’ y la sociedad, el ‘yo’ y lo colectivo. Y lo colectivo dominará el ‘yo’, y si puede lo destruirá. No obstante, el ‘yo’ se considera más fuerte que lo colectivo, por eso siempre trata de sortear lo colectivo, conseguir una posición, una mejora, realizarse.

Sin duda, la verdadera función del hombre consiste en liberarse del ‘yo’ y, por tanto, buscar la realidad, descubrirla y permitir que se manifieste.

No somos nada

¿Por qué grabamos los halagos o insultos, el dolor y el afecto? Sin esa acumulación de experiencias y sus reacciones no somos nada. No somos nada sin un nombre, sin apego, sin una creencia. Por miedo a no ser nada, acumulamos, y ese mismo miedo, ya sea consciente o inconsciente, provoca nuestra desintegración y destrucción y eso, a pesar de nuestras actividades acumulativas. Si podemos darnos cuenta de la verdad de este miedo, entonces esa verdad será la que nos libere del miedo y no nuestra decisión de ser libres.

No somos nada, podemos tener un nombre y un título, propiedades y una cuenta bancaria, poder y posición, pero a pesar de estas seguridades, no somos nada. Puede que no seamos en absoluto conscientes de ese vacío, de esa nada, o puede que simplemente no queramos darnos cuenta, pero ahí está, hagamos lo que hagamos para evitarlo. Pueden intentar escapar en diferentes formas: la violencia personal o colectiva, la adoración individual o colectiva, el conocimiento, el entretenimiento, pero tanto si estamos dormidos como si estamos despiertos, eso siempre está ahí.

El ‘yo’ se esconde debajo de cada piedra

El ‘yo’ se esconde de muchas maneras, debajo de cada piedra, puede esconderse en la compasión, yendo a la India a cuidar gente pobre, porque el ‘yo’ se apega a una idea, a la fe, a conclusiones, a aquellas creencias que le hagan sentirse compasivo, amo a Jesús o Krishna, e iré al cielo. El ‘yo’ tiene muchas máscaras: la máscara de la meditación, la de lograr lo más alto, la de la iluminación, la del ya sé lo que digo. Todo ese interés por la humanidad es otra máscara. De modo que uno tiene que tener un cerebro extraordinario, sutil, rápido para ver lo que se esconde; requiere enorme atención, requiere observar, observar y observar.

El ‘yo’ no es nada más que palabras y recuerdos.

¿Qué es usted? Es un nombre, una forma, el resultado de la sociedad, de una cultura que ha enfatizado durante siglos que está separado; eso se puede ver fácilmente, ¿verdad? Tiene su carácter, su personalidad particular, sea agresiva o complaciente, ¿no es eso creado por la cultura que ha establecido el pensamiento? Es difícil que la gente acepte ese examen tan simple, porque les gusta pensar que el ‘yo’ es algo muy importante. Estamos señalando que el ‘yo’ no es nada más que palabras y recuerdos.

La mente es el ‘yo’

De modo que vamos a ver qué es esa cosa extraordinaria que llamamos mente, porque ese es el único problema, no hay ningún otro. Es la mente la que crea el problema. Es el pensamiento, la mente condicionada, la mente superficial, estrecha, intolerante, la que ha creado las creencias, las ideas, el conocimiento, y que se ve atrofiada por sus propias opiniones, su vanidad, su codicia, ambición y sus frustraciones. Así pues, debemos comprender la mente, y la mente es el ‘yo’, es el ego, no un ego superior. La mente inventa un yo superior y dice entonces que es una herramienta para lo supremo. Esa manera de pensar es absurda e inmadura: la mente inventa todas estas evasiones y estos escapes, y luego los usa para sus afirmaciones y opiniones posteriores.

De modo que vamos a ver qué es la mente. Ahora bien, no pueden descubrirlo por medio de mi descripción. Hablaré de ello, pero si se limitan a mi descripción, no experimentarán el estado real de su propia mente.

El egotismo, un factor fundamental en nuestra vida

El hombre nunca ha afrontado, investigado o abordado la estructura total de la mente, esa mente que ha creado la actividad egocéntrica. El egotismo es uno de los factores fundamentales en nuestra vida, probablemente el único factor. Los seres humanos lo han aceptado como algo inevitable, natural. Decimos: Existe en los animales y, por tanto, existe en nosotros; es lógico que nos centremos en nosotros mismos, en mejorar, en nuestra posición en la sociedad, etc. No sé si alguna vez han cuestionado si la mente humana en todo el mundo, bajo diferentes circunstancias y en diferentes formas, no es el factor central de la crueldad, barbaridad y sufrimiento del ser humano.


Para comprender el ‘yo’, el ego, primero debemos comprender nuestra consciencia, que está en el mismo centro del ‘yo’.

Jiddu Krishnamurti