La creación del universo
¿De dónde sacó el hombre la idea del comienzo del Universo?, de su propia mente: el hombre cree que es un ser limitado en el tiempo y el espacio.
JEBUNA
LA EXISTENCIA
¿De dónde sacó el hombre la idea del comienzo del Universo?
De su propia mente: el hombre cree que es un ser limitado en el tiempo y el espacio; presenció durante la vida el desarrollo de su cuerpo; sabe que nació y tiene que morir. De alguna forma se identifica con el mundo en él cuál vive y del cual forma parte; cree que el Universo también comenzó y terminará, como le ocurrirá a su cuerpo.
Algunos creen que con el nacimiento de cuerpo comenzaron a existir, y con la disolución de su físico desaparecerán para siempre. Por lo regular estas personas creen en el comienzo del Universo. No admiten que ellos sean infinitos y provengan de un Universo infinito. Es absurdo pensar que el hombre es solamente lo que hay entre pies y cabeza.
La mayoría de las personas creen que su existencia ya era antes del nacimiento y perdurará más allá de la muerte; estas admiten fácilmente que el Universo va más allá de lo que pueda observar el hombre. No estamos hablando de filosofía sino de hechos cotidianos que se observan al hablar con gente cosmopolita y renovada.
La idea del comienzo siempre ha sido relacionada con ideas religiosas: Alrededor del mundo existen decenas de descripciones en todas las culturas muy extensas para describirlas aquí. Si un dios hizo aparecer el Universo en un acto de creación, el Cosmos es finito, porque, ese mismo dios puede terminarlo en un acto de destrucción. Si el Universo no fue creado y existe desde siempre en un presente continuo; entonces no podrá ser destruido.
No hay ninguna necesidad de asignarle un comienzo al Cosmos; se observa fácilmente que todo presenta un proceso sin fin de intercambio en el que unas formaciones se convierten en otras. Cuando aparecen han de hacerlo a partir de algo que antes existía… nunca de la nada. Si el Universo es infinito no exige la idea de un creador ni, lógicamente, de un comienzo en un momento dado.
Tampoco es posible que la esencia del hombre apareciera de la nada y, con la "muerte", se convierta en nada. Al contrario, la idea de un Universo finito (12.500 millones de años luz, porque hasta ahí logran ver los miopes del BIG BANG), exige la idea de un creador, ya sea un dios o "de un astrofísico poderoso que le dé nacimiento en una explosión sin mecha". En el caso de un dios sea parte de la nada; en el caso del astrofísico parte de un punto matemático o una singularidad que también significan elegantemente nada. Realmente el BIG BANG es otro mito de la creación.
Una posición sabia se encuentra en aquellos que prefieren entender el Universo, no como un acto de creación, sino como un acto de manifestación o emanación. El hecho de que el Universo sea una emanación de Dios, o, bien, una proyección de El Mismo, tanto Dios como el Universo serían infinitos, y el problema con la ciencia se suavizaría inteligentemente. Millones de personas sobresalientes han presentido en el transcurso de toda la historia que el Universo y La Naturaleza son la imagen de Dios.
Pablo dice:
En Dios vivimos, nos movemos y Somos.
Contrario a lo anterior, hacer salir algo de la nada es un absurdo y creemos que Dios no puede cometer cosas absurdas. Si el Universo no fuera también Dios, entonces Dios no sería infinito porque llegaría hasta dónde comienza supuestamente el Universo que no forma parte de Él.
Algunos dicen que Espíritu es puro y la materia grosera. Pues bien; a ese espíritu puro lo estaría limitando la materia grosera porque, ya que habría dos cosas muy distintas en el Universo, lo uno debía llegar hasta dónde tendría que comenzar lo otro.
Es muy claro que ambos se estarían limitando y, evidentemente, ambos serían finitos. En este punto con gran razón podríamos preguntar quién hizo a Dios, por el hecho que, sería finito. No estamos negando ni afirmando nada de lo anterior, simplemente, con profundo respeto por la persona que pacientemente lee estas líneas, escarbamos temas que nos atañen a todos, aprovechando una buena época en la cual existe libertad de pensamiento... hasta cierto punto.