Ser Mujer y la creación
Dios acarició las estrellas y dio nacimiento a la mujer, la creo de luz, fuerza, poder, de la esencia de su amor y la creación divina quedó completa.
INGRID MATTA
La mujer estremeció la creación
Dios…. había dispuesto ya la creación, todo estaba preparado, acondicionó el nido donde habríamos de nacer, y en el momento que acarició las estrellas dio nacimiento a la mujer, la creo de la luz, de la fuerza, del poder, de la esencia de su amor, y todo se estremeció porque fue el momento en que la creación divina quedó completa; ya podría recrearse en ella, y dejó el universo entero para que esa, su bendita creación, tuviera una amplia zona de acción, le encomendó, la labor más hermosa que la haría infinitamente feliz, la prolongación de la especie, (y la hizo receptora de vida), la pulió, al punto de crear un cáliz que pudiera contener la semilla que perpetuaría la especie.
Y la dotó de un corazón enorme, dos senos gigantes como dos lunas llenas para amantar la vida, y nos proveyó de toda la fuerza necesaria para ser eficientes, y de toda la profundidad, para ser el más grande misterio de la creación, le entregó la sabiduría, y le incluyó el formato necesario para que pudiera desempeñarse en todas las actividades que le fueran encomendadas, le dio la inteligencia necesaria para resolver y disolver conflictos, para llenar todo de armonía, para ser valiente, para construir en medio del desierto oasis de amor, para dirigir caravanas, para engrandecer y fortalecer los clanes, para enseñar a dar sin esperar nada a cambio, para crecer como los colosos del universo, para sanar, sanar, y sanar…
Porque donde quiera que posa sus manos y su mirada, está su corazón y se da una sanación bien sea física o, del alma, la hizo experta en superar pérdidas, la dispuso de una maestría incomparable para nutrir de fe a quienes estuvieran tambaleando en ella, a quienes por diferentes circunstancias de la vida corrieron el riesgo de perderla, la enseñó a danzar con las estrellas, a columpiarse en el arco iris, para recordarle que su único límite posible es el techo del universo.
La dotó de inteligencia, humildad, fuerza, y perseverancia para que pudiera salir victoriosa por el mundo a hacer su tarea…
También puso especial empeño en hacerla maga, ella multiplicaría lo que es necesario para abarcar todo lo que aseguré la manutención de la especie, cambia lágrimas por sonrisas, todo lo que toca, lo transforma, es la fuente de la alegría, de la paz, de apoyo para que los que deseen avanzar, encuentren en ella el respaldo necesario hasta tanto esos talentos florezcan. Es la luz donde hay sombras, y sombra donde se necesita el descanso.
Nos dotó de una energía inagotable, la energía que da el amor, y nos nombró maestras del amor incondicional, nos enseñó a secar lágrimas con besos y a que nuestros brazos se extendieran de tal manera que pudieran llegar a los confines del universo si fuese necesario para acariciar lo amado, para solventar, solucionar, arreglar, acariciar donde se requiriese.
¿Qué tal nuestra grandeza? Que corra la voz que somos la creación consentida de Dios, que somos su luz y su sombra, que somos el cobijo, el abrigo, la manta de la sociedad, que somos las hortelanas de las semillas más selectas de la creación, que somos las escribanas de las más intensas y maravillosas historias que se dieron lugar en la existencia de la tierra, las cuidadoras, las nanas de los sueños de los niños, de nuestros hijos, esposos, amigos, e incluso de los desconocidos.
Que somos arquitectas, que creamos mundos enteros de felicidad, de sueños, que somos modistas, especialistas en remendar corazones estrujados, curanderas, amigas incondicionales, bailadoras, tejedoras, amantísimas mujeres, que sigamos cumpliendo con la misión que se nos ha sido asignada a cada una y que no olvidemos jamás que somos la fresa o quien lo prefiera, la cereza, en el delicioso postre o ponqué que es la vida…
Quiero bendecir, honrar, y exaltar la presencia de esa multitud de mujeres a lo largo y ancho del mundo, que son más que mis amigas, que son mis hermanas cósmicas, y que hacen parte de mi vida, que juntas generamos una fuerza poderosa que hace mover el universo a través del amor, la constancia y la ¡fe!
A todas, las mujeres de la familia, y a mis amigas, quiero decirles que son luz de estrellas, gracias por su luz, les amooooooo infinitamente.
Felicitaciones y felicidades a todas las mujeres de la tierra, de todos los mundos, de todas las razas, condiciones, creencias. Estamos aquí para dejar huella y hacer cosas grandes, en la misma proporción y con la misma fuerza que fuimos ¡¡¡Creadas!!!
Que vivan las mujeres, y los hombres también, para que podamos seguir construyendo un mundo de amor, de respeto, de consideración y de equidad en este hermoso planeta.