La iluminación espiritual

Sobre el aborto

POR: MAURICIO AMAYA

Imagen; Sobre el aborto; Mauricio Amaya

HABLEMOS DEL ABORTO

Breve y grande discusión se ha formado alrededor del tema. Pocos aportes, normalmente con insuficientes argumentos, en que las pasiones y los preceptos han estado por encima de una realidad que nos golpea, a diario, con esa terquedad que nos dice que los humanos deberíamos tomarlo con un poquito más de seriedad y menos emociones.

La primera prevención de la que estoy afectado es de quienes vienen las propuestas que son los que dicen defender la vida y que alrededor de sus argumentos siempre aparece un respaldo personal insostenible y ética y moralmente indefendibles.

Son ellos, la Iglesia Católica y sus seguidores y la de un conjunto de corruptos y despreciables políticos que pregonan la vida mientras que con sus actos la destruyen y repudian.

La xenofobia despreciable, la pederastia indefendible, son sus manifestaciones comunes que hacen, para los que creemos en la coherencia intelectual y humana con la vida, insustentables.

Me sustraeré a hacer algunas consideraciones que deberían ser tenidas en cuenta en este tipo de análisis que, más allá de la espiritualidad que debe prevalecer en LA ILUMINACIÓN, buscan escudriñar aquellos espacios vedados por una mediación en el tema grosera y desinformante.

¿UNA BASE CIENTÍFICA DE LA VIDA?

Parecieran no ponerse de acuerdo de cuándo ella se inicia, cuándo el alma llega a incrustarse en esa posibilidad de vida humana que podría determinar un derecho a la supervivencia que tantas veces es negada en nuestra violenta cotidianidad de izquierdas y derechas que creen el derecho de truncarlas por el prurito de unas razones inexistentes.

UN PEDAZO DE ESA POSIBILIDAD

No puede ser una excusa en caso de que la vida se inicia a los 5 minutos del coito suponiendo unos espermatozoides eficientes y unos óvulos dispuestos, el suprimir la posibilidad de la existencia. Ni tampoco el que ese derecho exista 2 ó 3 días después o algunos meses. Es que ni siquiera lo sabemos. Y ante la duda, en términos ecologistas, hay que abstenerse de actuar en contra cuando la posibilidad existe, así sea mínima.

OTRO PEDAZO DE REALIDAD

Hago alusión a las excepciones para truncarlas según las consideraciones contempladas en nuestras leyes: violación, deformación comprobada y posibilidad de que la madre muera.

DE LAS VIDAS SEGÚN UN PENSAMIENTO INDESCIFRABLE

Pareciera, se trunca la posibilidad de existencia, negación no comprobada, del derecho de un indefenso por quien tiene la posibilidad de tomar la decisión en caso de que el proceso amenace la vida de la progenitora de seguir con el embarazo quien, posiblemente con amor, tomó la decisión de continuar con la multiplicación de la especie.

Difícil dilema que muy posiblemente, por los que no se ven directamente afectados por el problema, nos queda el espacio vedado para decidir e inclusive opinar.

Diría, dejemos pues, la determinación a los afectados, en especial a las mujeres que a diario mueren por no haber tomado una decisión a tiempo.

DE LA VIDA DIGNA

Estoy seguro de que existen suficientes avances tecnológicos para poder anticipar, con altos índices de asertividad, lo que podría ser el futuro de una criatura que no podría defender su calidad humana de una manera digna. Es decir, de que ese ser sea capaz de asumir su independencia y saber defenderse ante las terribles agresiones de una sociedad deshumanizada y terriblemente violenta.

¿Cómo definir esto? Los avances científicos son innegables y la posibilidad con altos índices de certidumbre son muy avanzados existiendo la posibilidad del error.

Queda, en este espacio, la aplicación de la norma antes dicha: ante la falta de certeza absoluta, abstenerse. Terrible dilema que deben, en mi parecer, decidir quienes tienen la capacidad intelectual y racional de hacerlo reconociendo, ante todo, dentro de un gran sentimiento humano, el gran dolor que ello implica en caso de negar la continuidad.

Es que si no somos los que decidimos los que tenemos el derecho de hacerlo, ¿con qué derecho dejarlo a terceros o a una norma que nos lo impida?

DE LA CONCEPCIÓN NO CONSENTIDA

La violación es un acto infame y degradante de la vida humana que no puede justificar la continuidad de su origen en el desarrollo de una vida humana obligada por la violencia y el deshonor.

Se dice que la vida debe, tiene que ser, un acto de amor. Y en estas circunstancias no hay razón que lo justifique más cuando esa vida generalmente determinará la negación de quien, obligada, debe darle la responsabilidad de esclavizarse.

Como alternativa, se podrían crear leyes para obligar a quien abusó de esta manera, a responder por sus actos permitiendo las condiciones para que esa nueva vida subsista, ¿económicamente?, congrua. No habría peor propuesta.

Siempre, las víctimas, sería la madre y la criatura estigmatizada por una violencia que nunca debe ser permitida.

DE ESA TERCA REALIDAD

No recuerdo, me imagino que Juan Pablo II, llegó a proponer en África la prohibición del condón.

Conocido es que allá, muy por encima de nuestra adorada Colombia, los avances de enfermedades sexuales como la gonorrea y, peor aún, el SIDA, son incontenibles aún bajo condiciones de control como podría ser el condón.

Aquí, en nuestra adorada, el SIDA avanza, parece que incontenible, hasta niveles que amenazan la continuidad de nuestra sociedad en niveles de sostenibilidad de especie. Lo menciono porque en el Proyecto de Ley, la godarria llegó hasta a incluir la prohibición del condón en su propuesta.

Pero no es solo eso. En Colombia, del orden de 400.000 mujeres anualmente, son atendidas en forma antihigiénicas y sin asepsia en partos ilegales….. Suman ellas casi 100.000 mujeres muertas en capacidad de procrear porque no se les presta el servicio adecuado.

No es necesario decir que esos 100.000 bebés han muerto en condiciones infrahumanas con o sin la prohibición. Ni que los otros 300.000 también, gracias a una prohibición como la del alcohol de Alcapone en USA, sin que hayan tenido la alternativa de ser examinado su caso dentro de nuestras podridas concepciones.

DE OTRA TERCA REALIDAD

Los humanos nos hemos vuelto absolutamente irresponsables. Ya los valores espirituales, quizás mal enseñados y menos comprendidos, no se han integrado a la vida de las sociedades ahora no sostenibles.

Ahora, a la gente les importa un derriere actuar de cualquier manera. Y pueden buscar, como así sucede y sucederá, cualquiera de estas alternativas para quitarse un estorbo fruto de sus paciones irresponsables.

E, igualmente, la pobreza es uno de los grandes multiplicadores de la estupidez, ya que dentro de ella, la inteligencia se ha diluido o desaparecido. El hambre es esa mala consejera en que el nada importa se impone, porque es una realidad.

ENTONCES, ¿QUÉ HACER?

Nada, socialmente nada. No tenemos el poder político para hacer que la sociedad humana cambie. Quizás, evitar que los hipócritas y cínicos políticos no digan tantas mentiras mediante nuestra denuncia que se diluye en los medios que ellos controlan y sobre los cuales no podemos intervenir. Quizás, evitar que al menos no seamos tantos hijos del odio y de la enfermedad que agobian el planeta que se hace insostenible con una especie tan agresiva y destructiva y que cada día que pasa hacen inviable nuestra continuidad.

Pero nos queda la felicidad y la esperanza que, como sucedía con las iniciales comunidades cristianas del amor, hacían: vivir el amor de Cristo y creer que pueda existir una sociedad mejor con base en nuestra práctica de la vida, amando a nuestra esposa, a nuestros semejantes, a el acto de una creación con base en los mejores sentimientos con la pasión en lo que creemos y queremos que sea nuestra vida.

Así, ya tan deformada alrededor de Cristo y de quienes han pregonado y practicado la verdadera esencia del amor, podemos ser 100 millones, y de los otros tantos musulmanes, o los 1.000 avanzados de Osho, quizá menos de todos, pero no necesitamos más, para vivir y amar dentro de nuestras limitaciones y defectos y creer que somos capaces de hacer un hogar aceptable en sus verdaderos preceptos de un equilibrio alrededor de la vida.

Ojalá otros aprendan.

Y, ojalá, nosotros también.

Y ojalá, la esperanza nos multiplique.


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