Significado de la palabra carne y pescado - Veganos
La palabra «carne» de los Evangelios del Nuevo Testamento. Él rastreó su significado hasta el griego original. Sus hallazgos revelan 19 referencias.
JBN LIE
19 REFERENCIAS A LA CARNE
Una nota antes de leer a Karen Millington.
Respecto a la carne y el pescado, el respetado erudito de la Biblia Reverendo V. A. Holmer Gore, ha investigado el uso frecuente de la palabra carne de los Evangelios del Nuevo Testamento. Él rastreó su significado hasta el griego original. Sus hallazgos revelan que las 19 referencias a carne en los Evangelios deberían haber sido, en forma precisa, traducidas como sigue: broma: alimento, brosimos: aquello que se puede comer, trophe: comida, prosphaigon: algo de comer, phago: comer.
Tenemos así que en algunas versiones de la Biblia, Génesis 1,29 dice: Ved que os he dado […] para vosotros será de alimento, mientras en otras dice: … para vosotros será carne. En pasajes como éste se nota claramente una gran confusión. Cuando en Juan 21,5, Jesús les dice: muchachos, ¿no tenéis pescado? (Biblia de Jerusalén), en otras versiones encontramos: ¿Tenéis algo de carne?, mientras en la Biblia Latinoamericana dice: ¿Tienen algo de comer?. Puede verse que la palabra prosphaigon (algo de comer) es traducida erróneamente como carne en varias versiones, y en la Biblia de Jerusalén su significado es radicalmente alterado como pescado.
Pez o pescado es otra palabra mal traducida con frecuencia en la Biblia. Era un signo secreto, necesario en tiempos de persecución. El signo del pez era un símbolo místico y una contraseña en la conversación, derivada de la palabra griega para pez ‘ichthus’. Como tal, representaba un acróstico, compuesto de las letras iniciales de la frase griega Iesus Christos Theou Uios Soter: Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador. Las frecuentes referencias al pescado tenían la intención de ser simbólicas de El Cristo, no teniendo nada que ver con el acto de comer un pez muerto.
¿Deberían hacerse vegetarianos los cristianos?
El cristianismo y el vegetarianismo están estrechamente ligados
Leonardo Da Vinci, genio universal conocido por todos, declaró: El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas andantes! Llegará el día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre. Llegará el tiempo en que comer carne será condenado como hoy se condena el comerse a nuestros semejantes, es decir, el canibalismo.
En la actualidad el cristianismo de iglesia, especialmente el católico, no tiene prácticamente nada del cristianismo originario auténtico y con ello tampoco nada que ver con la verdadera enseñanza de Jesús, sino que más bien es en primera línea una enseñanza auto-fabricada que está basada casi exclusivamente en el ejercicio del poder y en conservarlo. Tan solo con la Inquisición, la quema de brujas, las cruzadas, el odio a los judíos y a las mujeres, así como la cooperación con los nacionalsocialistas en el denominado tercer Reich, la historia de la Iglesia católica está teñida de un rojo sangriento. Mares enteros podrían llenarse con esta sangre.
Y por si fuera poco, los días festivos más importantes de la Iglesia: Navidad y Pascua de resurrección, son también las fiestas de matanza de animales más grande del año, a pesar de que son celebraciones en las que se festeja el nacimiento y la resurrección de Jesús, el mayor pacifista de la historia.
Sin embargo hoy día a través de algunos Evangelios Apócrifos se ha podido comprobar que Jesús fue vegetariano. También se sabe que muchos de los grandes padres de la iglesia eran vegetarianos, al igual que los Apóstoles. Y si Jesús nació entre animales, entonces ¿cómo se ha llegado a una tergiversación tal, que para festejar su nacimiento, nos comemos a aquellos que le acogieron y dieron calor en su nacimiento?
Al lector de la Biblia se le hace creer en numerosas páginas sobre Moisés, que Dios quería que los animales fueran torturados y sacrificados para complacerle. Estos textos fueron tan habilidosamente manipulados, que los creyentes tenían que creer que Dios era un ser perverso, brutal, carente de amor e iracundo, que se alegraba de la matanza brutal y sin sentido de los animales. Quien crea que esto es la palabra de Dios, como lo pretende una de las grandes instituciones, cae en la trampa del oscurecimiento de la verdad. Sin embargo, quien lea exactamente a los profetas, encontrará incluso en la Biblia no pocas palabras verdaderas de Dios que escaparon claramente a los correctores y falsificadores de los escritos, un ejemplo de ello lo encontramos en Isaías 66.3, donde leemos: Quien inmola a un toro es como quien mata a un hombre; quien sacrifica a una oveja es como si estrangula a un perro; quien presenta víctimas para alimento es como el que ofrece sangre de cerdo; quien quema incienso es como si ensalza a un ídolo. Estas cosas eligen en sus caminos y sus almas se complacen en sus abominaciones.