La palabra es como un cuchillo

La palabra es como un cuchillo, se usa para partir una fruta o sacrificar un animal. Jesús de Nazaret la uso para destruir el mal y las idolatrías.

JEBUNA

SOBRE LA PALABRA

Jesús de Nazaret

Captar el sentido de las palabras, puesto que lo esencial es: ... quien tome al pie de la letra las palabras que pronuncié siendo Jesús de Nazaret, aún hoy errará el camino; pues las palabras eran y son solo símbolos e indicadores de camino para la verdad interna. ... El sentido de las palabras de la vida solo puede ser captado e interpretado correctamente por hombres que anhelan la verdad y se esfuerzan por alcanzarla.

Jebuna

La palabra es como un cuchillo, se puede usar para partir una fruta o sacrificar un animal, Jesús de Nazaret uso la palabra para destruir el mal, la utilizo para matar las creencias e idolatrías mundanas para aplastar a quienes no cuidemos el planeta; Dios también la utilizo para bendecir: bendijo la luz porque era buena, bendijo a nuestros hermanos los animales porque eran una buena compañía del hombre, bendijo los frutos y las plantas porque son el sustento amoroso de los hombres. Jesús de Nazaret nunca bendijo las riquezas menos los sacrificios, el Nazareno, utilizo la palabra para expulsar a los impíos y escribas del templo la esgrimo para apartar a Satanás.

Buda

Domina tus palabras, domina tus pensamientos, no hagas daño a nadie. Sigue fielmente estas indicaciones y avanzarás en el camino de los sabios. La máxima victoria es la que se obtiene sobre uno mismo. Para vencerse a uno mismo hay que controlar la propia mente. Debes controlar tus pensamientos, no deben deambular como olas en el mar. Puedes pensar No puedo controlar mis pensamientos, los pensamientos aparecen por si solos. Hay una respuesta para eso: no puedes prohibirle a un ave que vuele sobre ti, pero sin duda puedes evitarle que haga un nido en tu cabeza.

Omraam Mikhael

Un general lanza una orden de ataque. Grita: ¡Fuego! y en pocos minutos ya no queda casi nada de lo que antes era una magnífica ciudad. Él mismo no ha hecho nada, solamente ha pronunciado una palabra, pero ¡cuánto poder estaba contenido en esta palabra! O bien un hombre o una mujer que os importa mucho, pero de quien aún no conocéis los verdaderos sentimientos, un día os dice estas simples palabras:  Te amo, ¡y de repente vuestra vida se ilumina! Sin embargo, nada ha cambiado. Pero todo ha cambiado. Toda la existencia está ahí para demostrar los poderes de la palabra.

¿Y por qué pensáis que la gente habla la mayor parte del tiempo? Para ejercer su poder. Entonces, aún cuando parece que dan explicaciones, informaciones, a menudo no lo hacen realmente para explicar o informar; cuando hablan o escriben, quieren ante todo producir ciertos efectos: ganarse aliados, provocar la cólera, el odio o bien adormecer la desconfianza. Y vosotros mismos, ¿con qué fin utilizáis la palabra?

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La diferencia entre un intelectual y un sabio es que el intelectual dice lo que piensa y el sabio vive como piensa y piensa lo que vive. Por ese motivo, las palabras del primero son escurridizas y cambiantes porque giran en torno a su ego mental, pero las del sabio están traspasadas por la Verdad inmutable.

Anthony de Mello

En una ocasión, un gurú estaba intentando explicar a la multitud que los seres humanos reaccionan a las palabras, nos alimentamos de palabras y vivimos de las palabras más que de la realidad. Uno de los hombres se puso en pie y protestó.

Dijo:

  • No estoy de acuerdo en que las palabras tengan tanto efecto sobre nosotros.
  • Siéntate, hijo de puta- dijo el gurú.

El hombre, lívido de rabia, dijo:

  • ¿Y te llamas a ti mismo ser iluminado, gurú, maestro…? Deberías sentirte avergonzado de ti mismo.
  • Perdóneme, señor, me he dejado llevar –dijo el gurú-. Le pido mis más sinceras disculpas; ha sido un error; lo siento.

Finalmente, el hombre se calmó. Entonces el gurú le dijo:

  • Han bastado unas cuantas palabras para desatar una tormenta en ti. Y otras pocas han sido suficientes para calmarte. ¿No es así?

Palabras, palabras, palabras;
¡Cómo aprisionan cuando no se usan adecuadamente!

Jiddu Krishnamurti

La palabra es el pensador. ¿Existe el pensador sin la palabra? ¿O la mente es tan esclava de las palabras que no puede ver el movimiento del pensamiento sin la palabra? Es decir, ¿puede la mente observar el ‘yo’, todo el contenido del ‘yo’ sin la palabra? Observar lo que uno es sin ninguna asociación, la asociación siendo la palabra, la memoria, los recuerdos, por tanto, hay un aprender de uno mismo sin ningún recuerdo, sin acumulación de conocimientos como experiencias de enojo, celos, antagonismo, o deseos de poder. ¿Puedo mirarme a mí mismo, no yo, puede la mente mirarse a sí misma sin la intervención de la palabra, porque la palabra es el pensador, la palabra es el observador?

Osho

Te topas con una flor y en el momento en que la ves, el lenguaje salta inmediatamente en tu mente y dice: Una hermosa rosa, y ya has destruido algo. Ahora ya no es ni hermosa ni rosa... porque ha aparecido una palabra. No permitas que la palabra interfiera con todas y cada una de tus experiencias. De vez en cuando déjate estar ahí con la rosa y no digas: Una rosa. No es necesario. La rosa no tiene nombre, somos nosotros quienes se lo damos. Y el nombre no es una cosa real, así que si te apegas al nombre pasarás por alto lo real. El nombre te pasará ante los ojos y proyectarás algo: todas las rosas pasadas. Cuando dices: Es una rosa, la estás clasificando. Y las rosas no pueden clasificarse, porque son tan únicas e individuales que no es posible clasificarlas. No le otorgues una clase, no la encasilles, no la encajones. Disfruta su belleza, su color, su danza. Estate ahí. No digas nada. Observa. Permanece en mo chao, en un reflejo sereno y silente. Solo refleja. Deja que la rosa se refleje en ti; tú eres un espejo.

Si puedes convertirte en espejo, te habrás convertido en meditador. La meditación no es más que la pericia de reflejar. Y ahora, en tu interior no se mueve ni una palabra, y por ello no hay lugar para la distracción.