El origen del ego
¿Qué cosa es el Ego? Una suma de agregados psicológicos: ira, codicia, lujuria, pereza, envidia, orgullo, odios, gula y muchísimos otros defectos más.
SAMAEL AUN WEOR
LA LIBERACIÓN FINAL
Si nosotros no podemos gobernarnos a nosotros mismos,
mucho menos podemos gobernar a la naturaleza.
Ha llegado la hora de comprender ciertamente lo que es el camino que ha de conducir a la liberación final. Ante todo es conveniente que nos conozcamos profundamente a sí mismos. Incuestionablemente, se hace cada vez mas indispensable la autoexploración íntima del sí mismo, del mi mismo. Si nosotros muy sinceramente ahondamos en nosotros mismos, si nos auto exploramos, podemos llegar a la conclusión lógica de que somos hasta ahora simples animales intelectuales, condenados a la pena de vivir.
Es mucho lo que nos pavoneamos con el título de hombres. Se ha dicho de que el hombre es el rey de la creación, y eso es obvio. Pero vamos a ver lo que somos: ¿Quién de ustedes podría decir que es rey de todo lo creado? ¿A cual de ustedes le obedece la naturaleza? ¿Están ustedes seguros de poder mandar a los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra? ¿Son acaso ustedes administradores del orden universal?
Entonces Nietzsche, en su obra titulada "Así Habla Zaratustra", enfatiza la idea del Superhombre. Todavía recuerdo frases de Nietzsche: "El hombre es para el Superhombre, lo que el animal para el hombre, una dolorosa vergüenza, una carcajada, un sarcasmo y nada mas". Pero, ¿acaso Nietzsche era Superhombre? Por cierto que el Superhombre de Nietzsche sirvió de basamento místico a la Alemania nazi, para la segunda guerra mundial (vean ustedes cuan equivocado andaba Nietzsche). Si no existe el hombre todavía, menos el Superhombre.
Realmente lo único que existe actualmente no es el hombre, sino el mamífero intelectual equivocadamente llamado hombre. Creo que este titulo de hombre, es un sombrero que nos queda demasiado grande. Si nosotros no podemos gobernarnos a nosotros mismos, mucho menos podemos gobernar a la naturaleza.
Si el hombre no es rey de sí mismo, entonces, ¿rey de qué será? ¿Podría acaso ser rey de la naturaleza? Desde que se dice hombre, se entiende rey; si no es rey, no es hombre. Entonces, concluyamos diciendo que lo que existe actualmente es el mamífero intelectual equivocadamente llamado hombre, y eso es diferente.
Si ahondamos dentro de sí mismos, ¿qué descubriremos? Órganos, sí, ellos forman parte del organismo humano, y tras de todo ese organismo, ¿qué hay? El Lingam Sarira, contestan los indostanes. Eso es cierto, mas, ¿qué es el Lingam Sarira? El Cuerpo Vital, el asiento de todos nuestros fenómenos fisiológicos, biológicos, químicos, etc., etc., etc.
Mas allá de ese cuerpo Vital lo que existe es el Ego, el Yo, el sí mismo. Mas, ¿qué cosa es el Ego? Una suma de agregados psicológicos: ira, codicia, lujuria, pereza, envidia, orgullo, gula y muchísimos otros defectos mas. Ciertamente, aunque tuviéramos paladar de acero y mil lenguas para hablar, no alcanzaríamos a enumerar todos los defectos que llevamos dentro.
Estos tienen personificaciones, los agregados psicológicos poseen figuras animalescas.
¿Cual clarividente se atrevería a negar éste punto fundamental?
Así pues, mis caros hermanos, ha llegado la hora de la reflexión. Mas allá de la muerte, ¿qué es lo que existe? ¿Qué es lo que continúa? El Ego. ¿Y es acaso el EGO, belleza? No, ya lo dije, es una suma de agregados psíquicos, y dentro de esos agregados psíquicos está enfrascada la Conciencia, la Esencia. En lenguaje rigurosamente alquimista diríamos: la sal incorpórea, no inflamable y perfecta. Ella es precisamente el factor directriz de toda nuestra psiquis, el factor básico, para hablar más claro. Desgraciadamente, está embotellada, está embutida entro esas figuras animalescas del Ego, entre todos esos agregados inhumanos que poseemos en nuestro interior. Así enfrascada, es obvio que se procesa en virtud de su propio condicionamiento, y eso es lamentable: duerme profundamente.
Quiero que vosotros comprendáis, mis caros hermanos, quiero que vosotros entendáis profundamente, lo que es el Ego. Quiero que sepáis cual es su origen. Quiero que lo disolváis radicalmente. Oídme bien: En el amanecer de la vida, allá por la época del antiguo Continente Mú, situado en el Océano Pacifico, los animales intelectuales recibieron, desafortunadamente, el abominable Órgano Kundartiguador. Se ha hablado mucho del Kundalini, mas, cuan poco se ha hablado de su antítesis, el abominable Órgano Kundartiguador.
Es claro que por aquella antigua edad, la corteza geológica del mundo no tenía estabilidad permanente. Incesantes terremotos y terribles maremotos convulsionaban a nuestro planeta, fue entonces cuando cierto individuo sagrado, acompañado por una altísima comisión, vino a la Tierra en una nave cósmica. Después de haber estudiado aquella comitiva sacra el problema de los cataclismos, resolvió darle a la humanidad el susodicho órgano, con el propósito de arreglar el problema geológico.
Se me dirá, ¿y qué tiene que ver esta cuestión con los temblores de la Tierra y los maremotos, con el Órgano Kundartiguador y el organismo humano? Mucho mis queridos hermanos, mucho. Téngase en cuenta que cada cuerpo humano es una máquina extraordinaria, que capta las energías que descienden del Melagocosmo y que las transforma maravillosamente, para retransmitirla automáticamente al interior del organismo terrestre, a las capas inferiores de la naturaleza de la Tierra.
La humanidad es un Órgano del Planeta Tierra, es un Órgano de la naturaleza mediante el cual se transforman energías que vienen a ser básicas para la economía del mundo Tierra. Incuestionablemente, al hacerse cualquier alteración a la máquina humana, se producen, indudablemente, modificaciones substanciales de energías, y al ser estas retransmitidas a las capas anteriores de nuestro mundo, ya así modificadas, pueden influir sobre la estabilidad de la corteza geológica. El darle pues, a la humanidad, el abominable Órgano Kundartiguador, es claro, es obvio, es ostensible que las energías fueron modificadas en forma tal que al ser retransmitidas al interior de la Tierra, ejercían sobre la corteza geológica un proceso que tendría como fin, la estabilidad de la misma.
Ya ven pues lo importante que es la máquina humana, ¿verdad? El abominable Órgano Kundartiguador es la famosa cola del Satán bíblico, que llegó a cristalizar. Sí, es obvio, el fuego sagrado proyectado desde el coxis hacia los infiernos del hombre, se convirtió en la cola de Satán (tomando forma física, apareció como la cola de los simios).
¿Que hubo una época en que la humanidad poseyó cola? Es verdad, es cierto, pero esto no quiere decir que nosotros vengamos de los simios, de los monos, ¡no! Al contrario, ellos vienen de nosotros, son degeneraciones de la especie humana, resultaron de la mezcla del animal intelectual, con algunas especies bestiales de la naturaleza. Mucho mas tarde en el tiempo (y he ahí lo interesante), otra altísima comisión, resolvió quitarle a la humanidad el abominable Órgano Kundartiguador; ya no era necesario, la corteza fisiológica de nuestro mundo se había estabilizado. Desafortunadamente, al perder la humanidad tal órgano, quedaron en nosotros las malas consecuencias del mismo, esas malas consecuencias se acomodaron en los cinco cilindros de la máquina orgánica.
Tales cilindros son: primero, el Centro Intelectual; segundo, el Centro Emocional; tercero, el Centro Motor o del movimiento; cuarto, el Centro Instintivo; y quinto, el Centro Sexual.
Acumuladas las malas consecuencias del abominable Órgano Kundartiguador, dentro de los cinco cilindros de la máquina, se formó en nuestro interior una naturaleza inhumana y terriblemente bestial. Las citadas consecuencias del abominable Órgano Kundartiguador constituyen el mí mismo, el sí mismo, el Ego, el Yo. Es claro, es indudable que la Conciencia, es decir, la Esencia primigenia, hablando en lenguaje alquimista: la sal purísima, incorpórea, incombustible, sublime, quedó, dijéramos, enfrascada, encarcelada, embutida dentro de esa segunda naturaleza inhumana.
Desde entonces quedamos con dos naturalezas: una, esta externa que tenemos y otra interna de abominación. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer? Desafortunadamente, mis queridos hermanos, conforme los tiempos fueron pasando, la Conciencia embutida ahí, se fue durmiendo poco a poco y perdió los poderes que antes poseyera, esos poderes con los cuales podíamos manejar el fuego que flamea, el huracán que ruge, a las aguas purísimas de la vida en el universo y a la perfumada tierra.
En otros tiempos, cuando el abominable Órgano Kundartiguador no había aparecido en nosotros, podíamos percibir un tercio de todas las tonalidades del color existente en el Cosmos infinito. Quiero decirles a ustedes, en nombre de la verdad, y pónganme mucho cuidado, que existen cerca de dos millones de tonalidades del color; eso es verdad. Hoy el ser humano, difícilmente puede percibir los siete colores básicos del prisma solar. En aquella antigua edad, en esos tiempos en que los ríos puros de agua de vida manaban leche y miel, todo era diferente, entonces los seres humanos levantaban la vista hacia el espacio y percibían el aura de los mundos y a los genios planetarios y a las humanidades que los pueblan y a los grandes hierofantes de la antigua Arcadia, los hijos de la mañana. Podían claramente ver en el Akasha puro, los mundos que habían existido en pasados Mahamanvantaras y aquellos que habían de existir en un futuro; así era la humanidad en otros tiempos.
Los oídos de cada ser humano percibían las místicas vibraciones soorisianas del universo, parlaban con los dioses inefables y sabían escuchar las sinfonías que sostienen al universo firme en su marcha.
Desafortunadamente, la involución fue precipitando a los seres humanos por el camino de la degeneración; las facultades se fueron atrofiando y con el tiempo se perdieron lamentablemente. Después de la segunda catástrofe transapalniana que cambió completamente la corteza geológica de nuestro mundo (con la sumersión del viejo Continente Atlante), se precipitó la involución degenerativa humana. Las facultades se fueron atrofiando lamentablemente y por último el Kali Yuga iniciado por la cultura grecorromana, nos trajo al estado en que nos encontramos actualmente.
En otros tiempos, antes del Kali Yuga, antes de que hubiera nacido la civilización grecorromana, iniciadora de esta edad negra, existía el pensamiento objetivo, la mente objetiva.
Hagamos una plena distinción entre lo que es mente objetiva y lo que es la mente subjetiva; entiéndase por mente objetiva aquella que funciona solamente con los datos surgidos de la Conciencia. Entiéndase por mente subjetiva aquella que solamente se fundamenta en las percepciones sensoriales externas.
Muchos pescadores venidos de otras tierras a la antigua Grecia, les dio por jugar con la palabra, por hacer silogismos, prosilogismos, isilogismos, etc., etc., etc. El juego de las palabras se volvió muy simpático, sirvió para matar el ocio. Con el tiempo surgió ahí la asociación meramente intelectiva, fundamentada en las percepciones sensoriales externas (sistema razonativo deficiente que excluye los intuitos, sistema rozonativo meramente asociativo desligado de todo proceso de la Conciencia); así, muchas áreas del cerebro se atrofiaron lamentablemente. Desafortunadamente, los griegos cometieron el error de expandir su sistema razonativo por toda la faz de la Tierra y esto condujo al razonamiento subjetivo mundial.
Hoy el cerebro humano ya no trabaja completamente. Bien saben los científicos que no todas las áreas del cerebro funcionan actualmente (producto, he ahí, de la asociación meramente subjetiva). Fue así mis caros hermanos, como la mente humana se degeneró, como el cerebro humano, se atrofió, se convirtió en lo que actualmente es.
Pensemos ahora en los romanos, pues ellos junto con los griegos iniciaron la edad negra que estamos viviendo, el Kali Yuga. A diferencia de los griegos, a estos en vez de jugar con la palabra los dio por jugar con el sexo. Vagabundos de la antigua Roma, se entregaron a la orgía, a los bacanales y hasta los exportaron mundialmente; fue así como vino a perderse definitivamente la vergüenza orgánica, surgieron los prostíbulos por doquiera y la humanidad se precipitó por el camino del infrasexo.
Hoy veamos el estado en que nos encontramos, degeneración sexual en gran escala y chispeante intelecto. Los bribones del intelecto son terriblemente lujuriosos; la lujuria y el intelectualismo vano (basado éste último, en las meras asociaciones razonativas de tipo subjetivo) brillan por donde quiera, se manifiestan aquí, allá y acullá, por todas partes.
El Ego ha tomado proporciones gigantescas, cada uno de nosotros realmente lleva por dentro todos los factores que producen guerras, amarguras, sufrimientos. Necesitamos libertarnos del estado en que nos encontramos; todas las facultades humanas se han degenerado, repito, lamentablemente todo se ha perdido. Solo nos queda un factor que puede servir para nuestra salvación; quiero referirme en forma enfática a la Esencia, la cual como ya he dicho está embotellada entro el Ego. Es obvio que dentro de ella están los datos que necesitamos para guiarnos por el camino que ha de conducirnos a la liberación final. En la Esencia, en la Conciencia, están también las partículas de dolor del omni cósmico, es decir, de nuestro Padre que está en secreto.
Cada vez que nosotros erramos, él sufre, y sus partículas de dolor quedan depositadas en la Esencia, en la Conciencia; si las sabemos aprovechar, podemos mediante ellas despertar.
En la Esencia están esos datos que urgentemente estamos necesitando para guiarnos por la senda del filo de la navaja. La Esencia es el guía espléndido que adentro tenemos para guiarnos, pero desafortunadamente está presa, encarcelada, embutida, embotellada entre el Ego, entre el Yo, entre el mí mismo, entre el sí mismo.
Necesitamos desenfrascar la Esencia, desembotellarla para que pueda guiarnos por el camino que ha de conducirnos hasta la liberación final, y esto solamente es posible, queridos hermanos, destruyendo el Yo, eliminándolo, reduciéndolo a polvareda cósmica. El es la cárcel dentro de la cual está enfrascada la purísima Esencia. Destruyamos los barrotes de esta cárcel, volvamos polvo a esos muros de ignominia, reduzcamos a cenizas esa botella para que seamos libres.
Libertada la Esencia, podrá guiarnos por el camino de perfección, hasta la liberación final.
Si queremos nosotros destruir el Ego, debemos disolverlo y eliminarlo.
En la vida práctica está el gimnasio psicológico donde nosotros podemos auto descubrirnos, porque en relación con las gentes, con nuestros amigos, con los compañeros de trabajo, con nuestros familiares, etc., los defectos que llevamos escondidos afloran, y si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra, entonces podremos verlos tal cual son, en sí mismos. Defecto descubierto, debe ser sometido a la técnica de la meditación y una vez comprendido íntegramente, podemos eliminarlos con la ayuda de la Divina Madre Kundalini, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.
Si en trance sexual durante el Sahaja Maithuna, la invocamos de puro corazón, ella podrá auxiliarnos. Escrito está: "Pedid y se os dará; golpead y se os abrirá".
Si le pedimos, ella nos da, si golpearnos ella nos abre, pidámosle a nuestra Divina Madre Kundalini particular, propia, de cada uno de nosotros, que elimine de nuestra psiquis el defecto psicológico que ya hemos comprendido a fondo en todos los territorios de la mente. El resultado será extraordinario, ella eliminará el defecto, y si continuamos así trabajando incansablemente, llegará el día en que el Ego habrá sido desintegrado radicalmente, entonces la Esencia quedará libre y vendrá el despertar.
La Conciencia despierta podrá orientarnos por la senda del filo de la navaja.
La Conciencia despierta nos entregará los datos que necesitamos
para nuestra propia liberación final.
Pero hay que ser pacientes en el trabajo, y muy severos y muy constantes, porque cada defecto es multifacético y se procesa en cuarenta y nueve niveles del subconsciente.