Jesús ama todas las criaturas
Dios es vida, y vida es aliento. Quien le robe intencionadamente el aliento a su prójimo, matándolo, caerá en la muerte espiritual. En la oscuridad.
CRISTIANOS ORIGINARIOS
JESÚS AMA LA VIDA
Aquel a quien Dios traspasa, llega a ser bendición.
El respeto por todo lo creado; el desprecio está bajo la ley causal.
- Cuando Jesús se dio cuenta de que los fariseos murmuraban y se escandalizaban porque bautizaba y hacía más discípulos que Juan, dejó Judea y se marchó de nuevo a Galilea.
- Y Jesús llegó junto a un árbol, bajo el que permaneció varios días. Y llegaron también María Magdalena y otras mujeres, y Le servían con sus bienes, y enseñaba diariamente a todos los que iban a El.
- Y los pájaros se agrupaban en torno a El y Le saludaban con sus cantos, y otros animales se acercaban a Sus pies, y El los alimentaba, y comían de Sus manos.
- Y cuando partió, bendijo a las mujeres que Le habían dado testimonio de su amor, y volviéndose hacia la higuera también la bendijo, diciendo: "Me has cobijado y dado sombra frente al calor sofocante, y además Me has dado alimento.
- "Bendita seas, crece y fructifica y que todos los que se te aproximen encuentren reposo, sombra y alimento, y que los pájaros del aire encuentren su alegría en tus ramas.
- Y he aquí que el árbol creció y fructificó sobremanera, y sus ramas se extendieron poderosamente hacia arriba y hacia abajo, de modo que no se hallaba ningún árbol parecido de tal tamaño y belleza, ni ninguno de tal abundancia y de tal calidad de los frutos.
Yo, Cristo, explico, rectifico y profundizo la palabra:
Quien deja fluir a través de sí la bendición, la fuerza de Dios, es manantial de fuerza para hombres, animales, plantas y piedras.
Cuando Dios puede traspasar a un hombre, éste es bendición para todos y todo. Aquel a quien Dios traspasa, ama desinteresadamente a los hombres, los animales, las plantas y las piedras. Quien incluye en su vida a los hombres y los reinos de la naturaleza, está en comunicación con la vida del Universo. La vida, en su multiplicidad, se lo agradecerá regalándose en plenitud, y obsequiará a todos los que vayan al manantial de la vida.
Quien respeta la vida, también conoce el Hogar eterno. Ya en la Tierra está viviendo en medio del paraíso de Dios, pues le sirven los reinos de la naturaleza, y los elementos le obedecen.
- Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y tenía hambre y Le gemía. El lo levantó, lo puso dentro de Su túnica, dejándolo reposar en Su pecho.
- Y mientras pasaba por el pueblo dio de comer y de beber al gato, que comió y bebió y Le mostró su agradecimiento. Y El lo dio a una de Sus discípulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuidó de él.
- Y algunos de entre la gente decían: "este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son Sus hermanos y hermanas, para que les ame tanto?. Y El les dijo: "en verdad, estos son vuestros hermanos de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno.
- "Y quienquiera que se preocupe por uno de los más pequeños de ellos, y le dé de comer y beber cuando pase necesidades, Me está haciendo esto a Mí; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si Me lo hicieran a Mí; pues tal como hayáis hecho en esta vida, así se hará con vosotros en la vida venidera.
Yo, Cristo, explico, rectifico y profundizo la palabra:
En verdad os digo que la vida es el aliento de Dios. Ya sea hombre, ya animal -todos son animados por una fuerza, por Dios.
Dios es vida, y vida es aliento. Quien le robe intencionadamente el aliento a su prójimo, matándolo, caerá en la muerte espiritual. En el reino de las almas será un extraño, pues no conoce su propia consciencia y por lo tanto tampoco sabe si vive o está muerto. Con solo que el hombre permita voluntariamente y a sabiendas que se atormente, desprecie o maltrate a hombres y animales, le sucederá algo igual o parecido.
Por tanto, lo que el hombre hace a su prójimo o a su prójimo de la naturaleza -es decir a animales, plantas y piedras-, Me lo está haciendo a Mí -y con ello a sí mismo.
Comprended: también las piedras son fuerzas de creación de Dios, y también a ellas habría que dispensarles respeto. La siembra del hombre será por tanto su cosecha.