Energía para ser feliz en Dios - Felicidad
Aprende como enfocar tu energía para ser feliz en Dios. Solamente depende de tu actitud, la energía fluye al son de tu actitud sea cual sea la situación.
MARPA
LA ENERGÍA PARA SER FELIZ
No existe causa alguna para sufrir y no existe causa alguna para sentirse dichoso.
Solamente depende de tu actitud, la energía fluye al son de tu actitud. Si quieres ser feliz, puedes serlo sea cual sea la situación; la situación carece de importancia. Ser feliz es una capacidad; a pesar de cualquier situación puedes ser feliz. Pero si has decidido ser desgraciado, también puedes ser desgraciado sea cual sea la situación; la situación es irrelevante. Incluso si eres recibido en el cielo, si se te da la bienvenida, puedes sentirte desgraciado; encontrarás una razón u otra.
Se le preguntó al gran místico tibetano, Marpa: ¿Estás seguro que cuando mueras iras al cielo? Él contestó, ¡Absolutamente! El hombre le dijo, Pero ¿cómo puedes tener tanta seguridad? Aún no has muerto y desconoces lo que Dios alberga en su mente. Marpa le dijo, No me preocupa lo que Dios piense; eso es cosa suya. Estoy seguro debido a lo que yo pienso. Esté donde esté, seré feliz; y allí donde esté, éste será el cielo. De modo que no importa si me llevan al infierno o al cielo. Es irrelevante.
Marpa dijo: Para un iluminado es irrelevante lo que Dios piense. Vaya adonde vaya, allí estará el cielo, porque es feliz sin causa alguna.
AUSTERIDAD Y ENERGÍA
Un hombre austero ha descubierto que la energía es felicidad, es la naturaleza de la vida.
No necesitas ningún motivo para ser feliz. ¡Puedes sentirte feliz simplemente por estar vivo! La vida es felicidad, la vida es gozo, pero eso solo es posible para un hombre austero. Un hombre que acumula cosas siempre piensa que será feliz gracias a esas cosas, y así, pierde su energía en banalidades. Palacios, dinero, cosas... debido a todas esas cosas, creerá que será feliz. Las riquezas no son el problema; el problema es la actitud de los hombres que tratan de ser ricos. La actitud es: a menos que posea todas esas cosas, no podré ser feliz. Este hombre seguirá siendo siempre infeliz. Un hombre austero sabe que la vida es tan sencilla que tenga lo que tenga, puede ser feliz. No necesita supeditarlo a nada, tiene toda la energía para ser feliz.
ENERGÍA Y FELICIDAD
Entonces austeridad significa volver a tus necesidades.
Los deseos son locuras; las necesidades son naturales. Comida, cobijo, amor. Haz descender toda tu energía vital hasta el nivel de las necesidades y serás feliz. Un hombre feliz no puede ser más que espiritual; un hombre infeliz no puede ser más que no-espiritual. Puede que yo rece, puede que acuda el templo y a la mezquita... no importa. ¿Cómo va a poder rezar un hombre infeliz? Su oración contendrá una gran queja, un lamento. Habrá un profundo rencor. La oración es gratitud, no una queja.
Solamente un hombre feliz puede sentirse agradecido. Todo su corazón llora con una gratitud absoluta; las lágrimas brotan de sus ojos porque Dios le ha dado tanto sin haberlo pedido. Y Dios te ha dado tanto simplemente dándote la vida. Un hombre feliz es feliz tan solo porque es capaz de respirar; eso es suficiente. Simplemente el respirar durante un momento es suficiente, más que suficiente. ¡La vida es una gran bendición! Pero un hombre infeliz no es capaz de verlo.
Así que recuerda: cuanto más te centres en el poseer, menos feliz serás. Cuanto menos feliz seas, más te alejarás de lo Divino, de la oración, del estar agradecido, del ser austero. Vive con lo necesario y olvídate de los deseos; son fantasías de la mente, oscilaciones en el lago. Solamente te alteran y nunca pueden conducirte a sentirte satisfecho.
LA ENERGÍA DE LO SIMPLE
Si eres simple, serás capaz de observarte.
Un hombre complejo no puede observarse porque está muy dividido. Tiene a su alrededor muchas cosas: muchos deseos, muchos pensamientos. Numerosos problemas nacen de esos deseos y de esos pensamientos. Continuamente vive en una multitud. Es difícil poder estudiarse a uno mismo. Solamente un hombre austero come, duerme y ama; eso es todo. Tiene tiempo suficiente y le queda suficiente energía para observar; simplemente para ser, simplemente para observarse; sentarse y observar.
Y es feliz. Ha comido bien, ha saciado su hambre. Ha amado bien, el hambre más profunda de su ser ha sido saciada. Ahora, ¿qué hacer? Se sienta, se observa; cierra sus ojos y observa su propio ser. No hay una multitud, no hay mucho que hacer. Las cosas son tan sencillas que las puede hacer fácilmente. Y las cosas sencillas poseen la característica de que mientras uno las hace se puede estudiar a sí mismo. Lo complejo es demasiado para la mente. Ha de implicarse en exceso y de forma fragmentaria y el estudio de uno mismo se vuelve imposible.
Lo que Patanjali quiere decir con estudio de uno mismo es idéntico a lo que Gurdjieff se refería con recuerdo de sí, o a lo que Buda se refería con correcta plena atención, o a lo que Jesús se refería al decir estar más alerta, o a lo que Krishnamurti se refiere cuando insiste en decir sé consciente. Cuando no tienes nada que hacer, cuando no tienes muchas cosas que hacer, cuando las sencillas tareas cotidianas se han acabado, ¿Adónde irá tu energía? ¿En qué se convertirá tu energía?
Ahora mismo, siempre tienes un nivel de energía muy, muy bajo, porque esa energía se disipa en muchas ocupaciones, esa energía se implica en muchas cosas. Nunca tienes suficiente energía. Y sin energía no hay posibilidad de ser consciente porque la consciencia es la transformación más sutil de la energía. Es la crema de tu energía. Y si no tienes suficiente exceso de energía, no puedes ser consciente. En el punto de menor energía, en el nivel de menor energía, no puedes ser consciente; necesitas un exceso de energía.
A un hombre austero le queda tanta energía que, ¿qué va a hacer con esa energía? Todo lo que tenía que hacer ha sido hecho; el día se ha acabado. Está sentado en silencio; la energía se dirige hacia las capas más sutiles, asciende y asciende más alto, se va acumulando, se convierte en una columna, en un pilar de energía. Ahora puedes estudiarte a ti mismo. Podrás observar incluso los más sutiles aspectos de tus pensamientos, de tus emociones, de tus sentimientos.
LA ENERGÍA Y LA ENTREGA A DIOS
El poder de la energía de uno mismo y la entrega a Dios.
Siempre que observas, tú dejas de estar presente. La austeridad conduce al estudio de uno mismo; el estudio de uno mismo conduce a la ausencia de ego, porque entonces no estás presente. Cuanto más te conoces, menos eres. Solamente los ignorantes son. Los Iluminados no son. Son como un vacío, son como un inmenso cielo. Si penetraras en un Buda, no le encontrarías en parte alguna. Encontrarías un infinito espacio pero allí no habría nadie. Si entraras en mí, no me encontrarías... solo un vacío, un inmenso cielo, una total libertad para ti. No te encontrarías conmigo; yo no estoy aquí.
Cuando te vuelves más y más consciente de tu interior, tú eres menos y menos. Siempre es la misma proporción: cuanto más inconsciente eres, más eres; cuanto más consciente eres, menos eres. Cuando te vuelves perfectamente consciente, dejas de ser. Toda la energía se ha convertido en consciencia; para el ego no queda nada. Y entonces el ego desaparece de la misma forma que una serpiente se desprende de su vieja piel. Ahora es una piel muerta yaciendo allí; cualquiera puede cogerla. Entonces surge la entrega a Dios. No puedes entregarte a Dios porque tú eres la barrera.
La gente acude a mí y me dice, Queremos entregarnos. No es posible. ¿Cómo vas a entregarte? Tú eres la ausencia de entrega. Cuando tú no eres, surge la entrega. Cuando tú dejas de ser, surge la entrega. Recuerda pues que tú no puedes entregarte. No puede ser un esfuerzo realizado por tu parte; es imposible. Solamente puedes hacer una cosa -lo que Patanjali está diciendo-: sé austero, sencillo. Entonces queda tanta energía que espontáneamente se convierte en consciencia y en esa consciencia tú dejas de estar ahí. De repente descubres que la entrega ha sucedido. De repente, sin hacer nada de tu parte... no has hecho nada y la entrega ha sucedido. La entrega a Dios es la existencia en ti del estado de ausencia de ego. No es una acción por tu parte; en ella no hay esfuerzo. Si hay esfuerzo, entonces no es entrega.
La entrega es un darse cuenta de repente. Cuando eres consciente y la llama esta ardiendo en lo alto, de repente te das cuenta de que ya no hay oscuridad. Te has entregado; es una revelación, una realización. De repente te quedas sorprendido. Tú no estás y Dios está ahí. En tu ausencia, Dios existe; en tu presencia, solo hay sufrimiento. En tu presencia no hay nada posible; en tu ausencia todo el infinito se vuelve posible. Son términos correlacionados: austeridad, estudio de uno mismo y entrega a Dios.