La conciencia del alma existe en la vida
La conciencia del alma es ser totalmente consciente, estar vivo, sin estar limitado por nada. Si amas sin razón alguna, entonces eres un alma que existe.
GARY ZUKAV
EL ALMA
El alma es estar totalmente vivo
Cuando empleamos la palabra alma, queremos decir estar totalmente vivo; estar totalmente vivo no respecto a alguien más, si no respecto a nosotros mismos. Estar totalmente vivo sin causas exteriores. El océano no está ahí y tú te conviertes en el océano; el cielo no está ahí y te conviertes en puro espacio; la amada no está ahí y tú eres puro amor, nada más.
Con este estar totalmente vivo, puede que ocurran muchas cosas que no pueden ser entendidas realmente a menos que hayan sucedido. Pero, como tentativa, puedo darte esta definición de alma: ser totalmente consciente, estar totalmente vivo, totalmente dichoso, sin estar limitado por nada. Si empiezas a amar, o si puedes ser feliz sin razón alguna, entonces eres un alma, no un cuerpo.
Veamos como explica Gary Zukav la existencia del alma en esta vida...
EL ASIENTO DEL ALMA
Cada ser humano posee un alma.
El camino realizado para alcanzar un alma individual es lo que distingue al reino humano del animal, el vegetal y el mineral. Solamente el reino humano posee la experiencia de un alma individual. Y ahí reside la razón de que sean tan grandes sus poderes de creación.
El proceso que sigue el alma discurre por diferentes grados de conocimiento. Los animales, por ejemplo, no tienen almas individuales; tienen almas grupales. Cada animal forma parte de un alma grupal. Cada caballo forma parte del alma grupal del caballo, cada gato del alma grupal del gato, y así sucesivamente. Un alma grupal no es lo mismo que un alma individual.
Consideremos, por ejemplo, el alma grupal del búfala Existe un alma grupal de enorme energía impersonal, llamada búfalo. Se trata de una enorme esfera en expansión formada por energía impersonal que no es otra cosa que la conciencia de búfalo. Existe simplemente a un nivel de energías dinámicas, no de personalidades individuales. Esa energía se encuentra en continuo movimiento. Cuando aumenta la frecuencia puede llegar hasta el siguiente nivel y puede también absorber otras frecuencias de un nivel más bajo, y así es cómo el alma progresa. Se trata de un alma grupal, no individual. No existen almas de búfalo individualizadas en un conjunto. Existe únicamente un sistema energético del alma en el que no existe la individualidad. La conducta instintiva es la vía seguida por el alma grupal.
Imaginémonos un movimiento que parezca la desembocadura del río Mississippi. A medida que asciendes por el río a partir de ese lugar, va haciéndose más y más estrecho hasta que alcanza un punto de surgencia. La zona de la desembocadura es análoga a un alma grupal. Su tamaño, su naturaleza colectiva, es el alma grupal. Ésta es la naturaleza de las almas en los reinos mineral, vegetal y animal. En otras palabras, gato es un alma gato, delfín es un alma delfín, y así sucesivamente.
Dentro del reino animal existen diferentes grados de inteligencia y de conocimiento. Por ejemplo, el delfín, el caballo y el perro no se encuentran en la misma frecuencia de onda. La conciencia del delfín está más próxima a la conciencia del perro, pero la conciencia del caballo se halla a un nivel inferior. Es posible producir un alma humana a partir de la evolución del reino animal como una energía colectiva del alma animal.
PRODUCIR UN ALMA HUMANA
¿Cómo sucede esto?
Por ejemplo, el alma del delfín evoluciona a partir de cada delfín individual. Los progresos determinados de cada delfín individual hacen avanzar el alma del propio delfín. El colectivo se incrementa gracias a los logros del delfín individual. En el reino humano funciona un mecanismo idéntico. Con cada uno de nuestros avances individuales evoluciona el alma grupal de la humanidad —aquellos que denominamos nuestro inconsciente colectivo—. Es así como continúa evolucionando la especie de los delfines, igual que todas las demás.
Digamos arbitrariamente que la conciencia del alma perro tiene una valoración un 20 por ciento inferior a la inteligencia del delfín. Si el alma grupal del perro produce una elevada conciencia de Luz es posible que esa conciencia pueda abandonar el alma grupal del perro y avanzar hasta penetrar en la conciencia del delfín. De la misma manera, es posible, y sucede, que almas de seres humanos procedan de la energía avanzada del alma de un delfín o de un mono, y comenzar así un proceso evolutivo en el alma humana.
EL ALMA INDIVIDUAL
Al contrario que los animales, tú posees un alma individual.
Constituyes un sistema energético individual, de un micro que forma parte de un macro. En tanto que parte de ese micro, posees toda la energía del macro graduada como una forma individual de ciertas energías. Los animales no constituyen micros de un macro. Por ejemplo, los gatos no tienen almas individuales, es decir, no poseen energía del ego. Sencillamente son manifestaciones físicas de un sistema macro más amplio. El hecho de que algunos gatos se asusten y otros sean pacíficos responde simplemente a los diferentes millones de frecuencia que se interaccionan en el alma grupal del gato.
Los animales no evolucionan gracias a elecciones responsables, como nos sucede a nosotros. Más bien, la frecuencia de su conciencia alcanza la Luz en la plenitud de la evolución de su alma en tanto que grupo. Esto no significa de ningún modo que los animales no sean capaces de realizar actos individuales de amor. ¿Qué decir de aquel animal que da la vida por el ser humano al que pertenece? Se trata de un sacrificio de amor a la vida tan legítimo como el que puede realizar un ser humano, porque en ese momento el animal advierte que está ofreciendo su vida gustosamente. Este hecho significa para el animal aumentar grados en su camino hacia la experiencia humana o, lo que es lo mismo, hacia su próximo nivel superior.
Se puede constatar la naturaleza de un alma grupal a través de sus manifestaciones. Por ejemplo, la naturaleza del alma del delfín se expresa por medio de los delfines. Y lo mismo podemos afirmar de nuestra especie. La naturaleza del alma de la humanidad se expresa a través de la naturaleza de los seres humanos.
El alma delfín está abandonando la Tierra, es decir, la especie delfín se encuentra en vías de extinción. Los delfines se dirigen ellos mismos hacia la costa hasta quedar varados en las playas. Son ellos mismos los que se están creando enfermedades. Y éste es el camino que utilizan para negarse a continuar viviendo sobre la Tierra. Sienten que no pueden cumplir los objetivos para los que habían nacido. Por tanto, desaparecen. Sus muertes no son suicidas, porque no están dictadas por el miedo. Están agotados.
El alma delfín se manifiesta a sí misma —los delfines han nacido para— en el acto de aportar amor, vida y creatividad a los océanos. Se manifiestan en la creación de un puente de alegría, de estima y de inteligencia entre el reino acuático y el reino humano. Pero no pueden tender ese puente. Nuestra especie llega al alma delfín portando únicamente brutalidad.
¡El espíritu delfín padece enormes sufrimientos! Es un momento de gran dolor. Es el momento de considerar con sensatez y profundidad los valores y las conductas que son resultado de percibir el poder como algo externo. Ha llegado el momento de apenarse por el alma delfín, de ofrecerle consuelo.
Si deseas consolar el alma del delfín, imagina desde el centro de la conciencia del delfín, que tus energías se mueven por debajo de un agua profunda, templada, clara y encalmada. A medida que vas sintiendo cómo te sumerges en el reino acuático, comienza a irradiar tus pensamientos a estas criaturas que comparten nuestro hogar planetario. Imagínate enviándoles amor al tiempo que continúan su evolución y abandonan la escuela terrenal, lamentándote con ellos y sabiendo incluso que, al igual que tú mismo, también son inmortales. Transmíteles estos pensamientos. Deja que desaparezcan sabiendo que no lo hacen sin ser comprendidos por los seres humanos. Permíteles que oigan cómo dices: Yo os entiendo.
EL VIAJE DEL ALMA
¿Puedes hacerlo? Su penoso viaje comenzará a tener valor.
Existe más de un camino a partir del cual se forman las almas individuales. El proceso que nos conduce a avanzar de reino en reino forma parte de la cadena evolutiva de nuestra población global; pero, si un alma que no ha estado previamente en nuestro planeta elige la experiencia humana, no será necesario que ese alma avance pasando por la evolución reino a reino. Más aún, puede elegir la situación que, dentro del medio físico, le sea más adecuada.
Existen almas que nunca han sufrido la experiencia humana. Cuando nos referimos a almas que vienen al mundo físico a purificarse, a equilibrar su energía, a pagar sus deudas de karma, estamos hablando de la evolución de la Vida tal y como la conocemos sobre la Tierra. No hablamos de otras galaxias, ni de la Vida en otros niveles, fuera del nivel físico que nosotros conocemos. La experiencia de la fisicaleidad, del contacto con la materia física, no es siempre necesaria para realizar ciertos progresos. Pero, si se da, hay que estimularla.
Llega un momento en que la experiencia física ya no ayuda por más tiempo al conocimiento del alma y, por ello, el alma decide aprender en un medio situado más allá del mundo físico.
Nuestros Maestros situados más allá del mundo físico se encuentran colocados en esos niveles de Luz. Por tanto, no es adecuado considerarlos partiendo de una dinámica de lo personal. Antes bien, es más apropiado pensar en ellos como en conciencias impersonales, que es lo que son, en reinos que no pueden ser comprendidos en términos humanos. Por ejemplo, puede elegir el seguir su aprendizaje a través de la tarea de convertirse en un guía situado más allá de la realidad física. Cada alma individual constituye un micro del macro que conforma el alma de la especie humana, pero el alma de la humanidad no es un micro de un macro. En otras palabras, no existe un alma humana individual más amplia situada más allá del alma de la humanidad. Más allá de ella, aparece la experiencia de maestro, la experiencia consistente en avanzar para conseguir niveles más elevados de Luz, que ya no es específica de los seres humanos.
No tienen aquellos aspectos fragmentados de la personalidad con los que nosotros sí contamos. No tienen zonas en sombra, por así decir. ¿Tiene alma un ángel? Un ángel es alma, alma en su totalidad.
LA DUALIDAD
Tal es la diferencia existente entre lo que es totalidad y unión y lo que está en vías de llegar a serlo.
La dualidad existe únicamente en ciertos niveles, y no en otros. La dualidad es una dinámica de aprendizaje. Es su propio ritmo y tensión, y no existe más allá de otro nivel de aprendizaje y desarrollo. Tú eres en dualidad, y tus Maestros, situados fuera del mundo físico, no.
Por así decir, éste no es su hogar. Son maestros asignados a nuestro estadio y son libres de enseñar en nuestro nivel sin pertenecer a él. Tus Maestros situados fuera del mundo físico no se convierten, cuando te aconsejan, en individuos pertenecientes a este nivel, de la misma manera en que un padre no se convierte en niño con la finalidad de enseñar a ese niño. No es necesaria Ese nivel de evolución queda asumido por la presencia del padre. Se trata sencillamente de la dinámica natural de la evolución.
Estamos destinados a evolucionar más allá de la naturaleza de la dualidad. La dualidad es algo que puede entenderse en el tiempo y el espacio. Cuando consigas evolucionar más allá, lo mismo que cuando abandones tu cuerpo físico y realices el viaje de regreso al hogar, hacia el plano no físico de la realidad, dejarás de existir informado por el dualismo, y, a partir de ese momento, se desvanecerá aquel sentimiento de ira, de pena o de miedo que considerabas como algo real. En el reino situado más allá de la realidad deja de tener poder, allí donde existe la perfección de todo lo que es. Al abandonar tu forma física, te unirás al nivel no físico de realidad apropiado a tu frecuencia vibratoria, en el mismo momento en que te liberes de tu encarnación.
DESTINO DE LAS ALMAS
¿A dónde se dirigen las almas humanas avanzadas?
Existen numerosa formas de vida que significan un avance en relación con la que aquí tenemos. Existen literalmente millones de opciones. Existe vida en numerosas galaxias. Existen millones, incluso miles de millones, donde hay otras formas de vida. No hay ningún planeta que carezca de un nivel de conciencia activa, alguna de las cuales es semejante a nuestra forma humana, mientras que otras no se hallan tan próximas a nuestra forma, pero permanece la conciencia, según la manera en que entendemos ese concepto.
Existe un reino al que el lenguaje religioso de Occidente podría denominar como reino angélico. Se trata de una clase de seres compuestos por frecuencias y cualidades de conciencia numerosas, muchos de los cuales nos guían y se interaccionan con nosotros aquí en la Tierra. Esta clase llega incluso a equilibrarse con otras fuerzas, pero es imposible comprenderlo en términos humanos. La evolución continúa en ese reino, aunque es en él donde tiene lugar esa percepción a la que denominamos con palabras tales como armonía o perfección. Podemos decir que un ángel es una fuerza de conciencia que ha evolucionado siguiendo una modalidad de aprendizaje adecuada a ese lugar planetario llamado Tierra, pero también puede haber participado de la evolución de otras galaxias o formas de vida.
Ese reino es, por así decir, el hogar de un ángel, al tiempo que es también el rango de formas de Vida no físicas que existen en, por debajo y más allá de esa esfera vibratoria. Lo mismo que hacen otros miembros de ese reino, los ángeles continúan su evolución, lo mismo que aquellas conciencias a las que reconocemos como maestros tales como aquellos a partir de los cuales han ido recibiendo su nombre las religiones de esta Tierra. La evolución continúa pero, en este plano, existe la perfección, más que en aquella otra experiencia de unir conciencia a la materia como sucede en nuestra escuela terrenal.
LA LEY DEL KARMA
¿Puede aplicarse la ley del karma a aquellos seres situados fuera del mundo físico?
La ley del karma es universal en el sentido en que no existe ninguna forma de Vida que no sea responsable de su energía, pero no se puede entender el karma en términos de dimensiones no físicas a la manera en que nosotros lo entendemos. A un ángel no se le presentan obstáculos con que nosotros tropezamos. Por ejemplo, un ángel ve cosas que nosotros no podemos. La diferencia reside en una barrera. Un ángel no tiene tus barreras y, por tanto, no puede crear karma como tú lo haces. Posee un nivel de visión interior y de conocimiento que le evitan que sucedan ciertas acciones sencillamente a causa de la profundidad de conocimiento, patrimonio del rango que ocupa en la creación.
Podemos afirmar que en ese nivel actúa también la ley superior del karma desde el momento mismo en que un ángel tiene voluntad, pero se encuentra provisto con una cantidad muy superior a las limitaciones que caracterizan la experiencia humana. Un ángel no teme a la muerte. No posee estado físico. Simplemente es inmortal. Es lo que es. No se ve asaltado por la duda. Ve y vive en la Luz y, por ello, aquellos elementos que crean karma en la experiencia humana no forman parte de su realidad personal. Aunque un ángel está provisto de voluntad no pueden describirse circunstancias que nos lleven a pensar que todavía puede seguir una vía equivocada, si es que existiera tal cosa, o una vía negativa. En cierto sentido, puede decirse que un ángel ha evolucionado más allá del punto en que es necesaria una prueba y, por tanto, para él no existe karma.
Existen también otros niveles, tales como aquel en que espíritus no encarnados se encuentran estrechamente unidos a su forma física en el medio inmediato del mundo terrenal. Tales espíritus no prosiguen el viaje de regreso a su esencia más elevada, sino que permanecen ligados a sus estados no físicos próximos a la Tierra.
Imagínate que tu personalidad, tus características y parte de tu yo no físico desea permanecer intacto y no progresa en su proceso de evolución. No tiene entonces lugar aquel proceso por el cual el alma se libera de aspectos de su personalidad. En el sistema energético ocurre una combustión y una congestión. Habitualmente esto sucede cuando un alma no puede aceptar que debe avanzar y abandonar una determinada encamación. En tales casos, un alma se aferra a una personalidad porque, durante su vida, ha tenido un éxito particular o ha acumulado mucho poder.
La congestión que sucede en el proceso de evolución produce el fenómeno al que nos referimos bajo la denominación de espíritus malignos, fantasmas o posesiones. Tales espíritus eligen permanecer ligados a la Tierra en el campo áulico de esa Tierra. ¿Son malignos? Son negativos, sí, pero si son malignos ésa ya es otra cuestión. ¿Estimulan la negatividad? Sí, pero eso constituye únicamente una parte de la ley de atracción; extraen su propia energía como fuerzas de energía o como fuerzas de debilidad. En este reino, esos espíritus pueden crear karma adicional negativo al proseguir en su malevolencia.
Por tanto, es posible hablar de evolución más allá del karma como hacen los Budas. Éstos hacen siempre referencia al karma de la Tierra, donde se da la circunstancia de poder elegir cómo quieres aprender, cuál es el camino que seguirás. Los Budas se refieren a la Tierra, a la experiencia humana y a cómo se ha ido creando, es decir, se refieren a la libre voluntad, a la elección como situada siempre entre la fe y la duda, entre el bien y el mal, entre las elecciones y los dualismos que ha creado nuestra especie. Es a este karma al que ellos hacen referencia, no a aquellos modelos karma que dejan de existir una vez que tú, como alma, ya no necesitas más el aprendizaje en el mundo de la dualidad. Incluso aunque los ángeles tienen voluntad, ellos no acumulan karma de la manera que creemos. El karma no forma parte de su dimensión. Aunque tienen voluntad. La ley del karma, según la entendemos nosotros, es una ley que afecta a la materia física y al espíritu, pero no al espíritu.
Muchos de los dominios que se encuentran fuera del mundo físico no son angélicos. Añadidos al reino de los seres humanos desencarnados que se hallan estrechamente unidos a la Tierra tenemos, por ejemplo, la comunidad dévica, o nuestros reinos de la naturaleza. Más allá del reino angélico existen otros reinos por encima de otros reinos de inteligencia a los que podríamos llegar a considerar como dioses.
CONCIENCIA DEL ALMA
En el interior de la especie humana existen diferentes grados de conciencia de sus almas. A partir de ahí, podríamos preguntamos lo siguiente: ¿Poseen todos los seres humanos el mismo potencial?
Sí y no. Se trata de una pregunta compleja. No se puede responder, sencillamente porque entre las almas que se hallan situadas en la misma banda de frecuencia, por ejemplo aquellas que se encuentran en la escuela terrenal, existe una calidad de conciencia. Un individuo que no ha ensanchado suficientemente su conocimiento no es igual, en el sentido en que habitualmente entendemos por igual a aquel que posee un conocimiento mayor. Existe una desigualdad. No obstante, no se trata de una desigualdad que permanezca desigual. Es únicamente un nivel temporal de fuerza en medio de la corriente evolutiva.
Un alma no tiene ni principio ni fin y, a pesar de ello, algunas almas son más antiguas que otras. Ambas son auténticas. Todas ellas proceden directamente de la divinidad y, por tanto, no queda resquicio alguno que permita que las alma se hayan podido formar individualmente. Ambas son ciertas. Llegar a entender las almas puede ser paradójico únicamente si se le aplica un tipo de pensamiento que contenga la noción de principio.
Todo lo que existe puede moldearse a base de diminutas gotas individuales de conciencia. Desde el momento en que tú formas parte de ese todo lo que existe, literalmente has existido siempre, aunque tuvo que haber un instante en que se formara esa corriente energética individual que eres tú. Consideremos que el océano es Dios. Siempre ha existido. Recojamos ahora una copa llena de agua. En ese instante, la copa se individualiza, pero ha existido siempre, ¿no es cierto? Éste es un caso idéntico al del alma. Hubo un instante en que te convertiste en una copa de energía, pero a partir de un Ser original inmortal.
Siempre has existido, porque aquello que eres tú no es otra cosa que Dios, o inteligencia divina, pero Dios asume formas individuales, gotitas de agua, reduciendo su poder a pequeñas partículas de conciencia individual. Se trata de una reducción masiva de energía, aunque esa energía es tan completa en aquella gota como lo es en la totalidad. Es tan inmortal y tan creativa y tan expresiva, pero, en ese su tamaño tan diminuto, la energía que posee ha quedado adecuadamente reducida a esa forma.
A medida que esa pequeña forma va creciendo en energía, en personalidad y en la propia conciencia que tiene de sí misma, se va haciendo mayor y más parecida a Dios. Finalmente se convierte en Dios.
VIDA Y SALUD DEL ALMA
No hemos considerado qué necesita el alma para estar sana.
Éste es el proceso que discurre paralelo al de tu personalidad, es decir, al de tu alma; un proceso que significa el ensanchamiento de tu yo superior, y, a partir de ahí, informa toda la energía de tu alma encarnada. También discurre en paralelo al proceso de tu personalidad y de tu yo superior al volver a penetrar en la totalidad de tu alma cuando abandonas la Tierra. En tanto que el alma individual, continúas siendo alma individual. Eres a un tiempo individual y uno con todo lo que existe.
El alma es la unidad individual de la evolución. Para nosotros, esta percepción es nueva porque, tanto que especie, no hemos advertido antes la existencia del alma. En nuestros pensamientos religiosos tenemos aquello a lo que denominamos alma, pero, hasta ahora, no nos hemos tomado suficientemente en serio qué significa la existencia del alma en términos de experiencia diaria, en términos de alegrías, y los sufrimientos, y las penas, y las satisfacciones que constituyen una vida humana.
No hemos prestado atención a las necesidades del alma. No hemos considerado qué necesita el alma para estar sana. No nos hemos detenido a estudiar el alma, o a tratar de ayudarla mirando lo necesario para su evolución y para su salud. Como hemos sido dotados de cinco sentidos, hemos fijado nuestra atención en el cuerpo y la personalidad. Hemos desarrollado un extenso conocimiento del aparato físico que asume el alma al encamarse. Conocemos los aminoácidos, los neurotransmisores, los cromosomas y las enzimas, pero no sabemos nada del alma. Desconocemos en qué manera estas funciones físicas sirven al alma, o cómo se ven afectadas por ella.
Tratamos de controlar las disfunciones del cuerpo controlando el medio y el nivel molecular. En otras palabras, nuestro acercamiento a la purificación se basa en la percepción del poder como algo externo. Este tipo de purificación puede ser beneficioso para el cuerpo, pero ni es, ni puede serlo, una purificación a nivel anímico.
Hemos de tener en cuenta que quienes han sido preparados así se hallan acostumbrados a estudiar la Vida por medio del estudio de la materia muerta. Tratan de estudiar la Vida a partir del estudio de esqueletos y cadáveres. ¿Cómo pueden ver el espíritu si utilizan para ello el estudio de lo que no tiene espíritu? Incluso aunque estas mentes buceen en esta extensa galaxia, no pueden ver la vida porque están convencidos de que no existe Vida en toda la galaxia, excepto cuando la pueden comprobar e identificar, y, por ello, las formas vitales y los hermanos y hermanas que tenemos en otras galaxias permanecen ocultos, y estarán ocultos hasta que la premisa básica de que la Vida existe y penetra todo lo que existe, de que existe solo la Vida, se convierta en el principio fundamental de aquello que denominamos ciencia. Entonces podremos estudiar la Vida a partir de la Vida, y no a través de la materia muerta, y tratar de insuflarle inteligencia y objetivos utilizando en nuestros laboratorios formas humanas y animales. Tal cosa la podremos ver un día como una forma primitiva de estudio porque no existe conciencia de ello.
El cuerpo es el instrumento del alma. Si el pianista está enfermo, ¿puede ayudar a reparar su piano? Lo que un instrumento produce, no solo depende del estado del instrumento, sino también del músico. Si el músico interpreta blues o se transpone de alegría, el instrumento le sigue. Incluso un instrumento afinado y de categoría no puede sonar alegre si el músico elige la tristeza o la pena. En el caso de tu alma y de tu cuerpo, el instrumento se pone triste o alza el vuelo lleno de alegría. Si el músico se encuentra consumido por la pena, la cólera o la tristeza, el instrumento se desintegra. En ciertos casos un instrumento roto puede llegar a repararse, pero, en ese nivel, la reparación no puede en ningún caso curar la causa que ha provocado la rotura.
Después de varios años de matrimonio unida a un compañero testarudo, una conocida mía comenzó a sentir que su relación la asfixiaba, que era incapaz de expresar sus deseos más profundos y su creatividad. Una mañana de invierno, el jeep de su marido, que se encontraba aparcado en una calzada en pendiente, perdió los frenos y la arrolló aplastándole la pelvis. Cirujanos y químicos repararon sus caderas y aliviaron el dolor de su cuerpo, pero, ¿puede un cirujano arreglar el daño que se ha producido cuando la creatividad de una mujer —representada, en este caso, por su zona pélvica, por su capacidad reproductora, por el símbolo físico de la creatividad femenina— es aplastada por el machismo incontrolado de un esposo —representado, en este caso, por un jeep sin frenos—? ¿Pueden los químicos aliviar el daño de un alma que sufre?
¿Es casual que una persona desarrolle enfermedades del corazón, mientras otra sufre de cáncer?
Incluso aunque las enfermedades se hallen en relación con factores como la dieta, el ejercicio, el modo de vida o la herencia, tales correlaciones no pueden amagar el hecho de que la vida, para alguna gente, es angustiosa, mientras que otros permiten que sean consumidos, que sean comidos vivos, debido a las experiencias negativas de sus vidas.
¿Puede curar eso la cirugía de los by-pass o la quimioterapia?
¿Carecen de significado las numerosas formas que asumen las disfunciones físicas? Para alguna gente, la salud es un asunto del corazón, para otros depende de lo que puedan digerir o eliminar en el transcurso de sus vidas, para otros depende de la cabeza y, en fin, para otros se trata de ser capaces de oír, de ver, de moverse con flexibilidad durante sus vidas, de aguantarse de pie o, literalmente, de manejar las experiencias de sus vidas. Éstas son las cuestiones que deben ser tratadas directa, abierta y honestamente al hablar de la creación de salud.
Lo anterior no implica que sea inadecuado cuidar el cuerpo o ir al médico cuando uno está enfermo. Incluso, y aunque podríamos decir que lo físico no es tan real como lo no físico, se trata, sin embargo, de la proyección más baja y más densa de la materia espiritual, y por tanto, debe respetarse. Debe ser respetada. El cuerpo necesita descanso, y cuidados, pero detrás de cada uno de los aspectos referentes a la salud o la enfermedad del cuerpo se encuentra la energía del alma.
Es esa salud del alma el auténtico objetivo de la experiencia humana. Todo va dirigido a cumplir ese propósito.