La llama de la navidad

Naturalmente que la llama de Dios, la llama redentora, se halla inextinguible en lo profundo de nuestra alma, y naturalmente en la época de Navidad.

PROFETA GABRIELE

LA RIDICULIZACIÓN DE JESÚS EL CRISTO

La Fiesta culminante del año se a convertido en la ridiculización de Jesús el Cristo.

Navidad es un tiempo especial que puede ablandar el corazón de los hombres cuando estos durante el año han llevado a cabo y han aplicado lo que rompe la costra del egoísmo y del provecho propio, lo que reconcilia a los hombres y les hace más pacíficos: la purificación de lo humano pecaminoso para poder seguir a Jesús, el Cristo. Entonces nuestra alma se ha vuelto más luminosa, pues sentimos que el año que ahora se inclina a su final ha merecido la pena para nosotros. Nuestra vida transcurre cada vez más consciente, porque Cristo se ha convertido en el centro de nuestra vida. Hemos dado pasos que nos condujeron a nuestro prójimo para estar a favor de él. Aumenta la comunicación positiva con nuestros semejantes, con los animales, plantas, piedras, astros y fuerzas elementales, con todo lo que vive.

Tales personas son mansas, es decir, gentes de corazón dulce, porque durante todo el año han luchado contra sus errores y debilidades, contra su forma de pensar y comportarse egoísta, para liberarse de todo ello con la ayuda de nuestro Redentor. Son personas que en gran medida se han apartado de la fruslería de las figuritas de arcilla, cera o madera, que se supone simbolizan al Niño en Belén, para orientarse al Resucitado, cuya fuerza redentora vive en ellos, así como en cada uno de nosotros.

En la época de Navidad se gastan grandes cantidades de dinero para generar luz a nivel externo en las calles de las ciudades, en las casas y en parte también en la zona delantera de los jardines, luz que no está desarrollada en el interior de muchas personas. Naturalmente que la llama de Dios, la llama redentora, se halla inextinguible en lo profundo de nuestra alma, y naturalmente que esta llama es alentada en algunos, especialmente en la época de Navidad. Pero donde no se derritió el hielo en del corazón durante el año, poco más podrá florecer que una melancolía difusa, un sentimentalismo. Y el sentimentalismo se puede reconocer porque no da frutos, es decir que no conlleva consecuencias para la forma de pensar y vivir de cada uno. Sentimentalismo significa remover los sentimientos poco claros de melancolía y de culpas no confesadas, mezclados con autocompasión, la pena por haber descuidado algunas cosas. Quien se entregue al sentimentalismo, apenas será dichoso por ello, y en cambio no tardarán en presentarse las inculpaciones dirigidas al prójimo: reproches, acusaciones y no escasas agresiones. Además en la llamada Nochebuena se pelea mucho; eventualmente se espera a que los pequeños se hayan ido a la cama para empezar con las discusiones. Muchos ahogan con vino y champán sus intensas y agresivas alteraciones de ánimo.Noche de paz, noche de amor. Y al día siguiente se continúa como antes.

Si algunos mirasen más a fondo en sus arrebatos sentimentales navideños y dejasen aflorar sus sentimientos ganarían con ello en auto reconocimiento y en fuerza para arrepentirse de algunas cosas hechas o desatendidas por propia culpa y podrían reparar muchos de estos daños con la fuerza de su y nuestro Redentor, Cristo, e iniciar así un cambio en su vida.

Tal como el sol de un único día no puede convertir un gran bloque de hielo en agua viva fluente, tampoco se ablandará en Navidad el corazón de más de un cristiano que ha utilizado las energías de sus días para estrujar suavemente a sus semejantes, o exprimirles sacándoles lo que pudiera beneficiarle a él. Muchos hace tiempo que hicieron callar la voz de su conciencia, para no ser más que un poquito conscientes de que durante todo el año han menospreciado a sus semejantes, han abusado de estos para alcanzar sus fines, les explotaron, hicieron valer sus exigencias de propiedad, les presionaron para que hicieran lo que ellos mismos no quieren hacer, ellos que han ascendido a codazos en la escalera del éxito. Ha sido y es el estrujar suavemente a sus semejantes mediante difamación, discriminación, mediante la difusión de falsedades y otras muchas cosas.

Muchas personas han llegado al borde de lo estrictamente necesario para vivir; millones no tienen trabajo. Sin embargo, muchos miles son millonarios que continúan llenando sus cuentas bancarias para que les vaya bien en la Tierra. Todos ellos, ricos y pobres, explotadores, instigadores, violadores, los que maltratan niños, propietarios de burdeles, torturadores de animales, chantajistas y muchos otros se llaman cristianos. Muchos de ellos son católicos o evangélicos- luteranos. Se sientan en el círculo familiar, como padres y madres queridos, alrededor del abeto recién talado que exhala el perfume de su fuerza vital; comen con buenos modales la langosta arrojada viva al agua hirviendo o el ganso ahora asado, cebado en grasa con la que le embutieron; cantan Noche de amor, noche de paz; reprimen tal vez una lágrima de añoranza, porque captados por el ambiente navideño, tienen que pensar en su infancia, en la que su padre y su madre, por lo menos en la hora de la Navidad les regalaban un poco de mundo feliz en el salón.

La fiesta de Navidad, La Fiesta culminante del año
Se ha convertido en la coronación de la ridiculización de Jesús el Cristo.