Atrevete a ser veraz - Reflexión
La mayoría de las personas actúa con suma precaución. Dicen las cosas que deben decirse y hacerse. Y el amor se convierte casi en una obligación.
OSHO
LA VERACIDAD
Ninguna relación puede florecer realmente si te reprimes.
Si te proteges, si te escudas, solo llegan a encontrarse las personalidades, y el centro, lo esencial, se queda a solas. Y entonces solo tu máscara relaciona, no tú. Siempre que esto ocurre, en la relación hay cuatro personas, no dos. Dos personas falsas que se ven, y las dos personas reales cuyos mundos están completamente separados.
Ahí está el riesgo: si eres veraz, nadie sabe si tu relación será capaz de comprender la verdad, la autenticidad, si la relación podrá soportar la tormenta.
Existe un riesgo, y por eso la mayoría de las personas actúa con suma precaución. Dicen las cosas que deben decirse, hacen lo que debe hacerse, y el amor se convierte casi en una obligación. Pero entonces la realidad sigue hambrienta, y no se sacia la esencia, que es cada día más triste. Las mentiras de la personalidad son una carga muy pesada para la esencia, para el alma. Existe un riesgo real y ninguna garantía, pero merece la pena correr ese riesgo.
Como máximo, lo que puede ocurrir es que se rompa la relación, pero más vale separarse y ser reales que seguir juntos e irreales, porque no resultará satisfactorio. De la relación nunca surgirá la dicha. Seguirás sintiendo hambre y sed, arrastrándote, esperando el momento en que se produzca el milagro. Para que se produzca el milagro tienes que hacer algo: empezar a ser veraz. Incluso corriendo el riesgo de que la relación no sea suficientemente sólida y no puedas soportarla —la verdad puede resultar excesiva, insufrible—, porque entonces la relación no merece la pena. Y hay que pasar la prueba.
Arriésgalo todo por la verdad, porque en otro caso siempre te sentirás insatisfecho. Harás muchas cosas, pero en realidad no te pasará nada. Te moverás mucho, pero no llegarás a ninguna parte. Todo será absurdo, como si tienes hambre y solo fantaseas con la comida, una comida maravillosa, deliciosa. Pero la fantasía es la fantasía, no es real. No puedes comer comida irreal. Puedes engañarte en ciertos momentos, vivir en un mundo de sueños, pero un sueño no te dará nada. Te arrebatará muchas cosas y no te dará nada a cambio.