Ser inteligente como Einstein
El secreto de la inteligencia de Einstein es que no hay secreto, solo era decisión tomaba el control de las situaciones y daba una solución.
ALBERT EINSTEIN
EL SENTIDO COMÚN EINSTEIN
Einstein tenía una imaginación muy fértil y una excelente intuición, trabajaba tenazmente de manera metódica, muchas veces se equivocaba, pero seguía insistiendo y teniendo como herramientas la Lógica y las Matemáticas, deducía y resolvía sus ecuaciones y en base a estos resultados infería sus implicaciones que muchas veces contradecían el sentido común, pero que fueron comprobados de manera satisfactoria como por ejemplo el famoso experimento de 1919 durante un eclipse de sol, cuando se comprobó que la luz se desviaba de su trayectoria rectilínea al pasar cerca de un objeto de gran masa como el sol.
El secreto de Einstein
El secreto de Einstein está tan a la vista que pocos lo ven. Salvo tú, después de leer esto. Algunos consejos para que seas inteligente estilo Einstein, y lo más importante nunca vayas a la cama sin haber aprendido algo nuevo cada día:
- El secreto de la inteligencia de Einstein es que no hay secreto, solo era la decisión de tomar el control de las situaciones que se presentaban en esa época y daba una solución.
- El ser inteligente es cuestión de personalidad no de edad, aunque pasen los años nuestro cerebro se sigue desarrollando y llenando de información haciéndonos más inteligentes.
- Sencillas acciones ayudan a conseguir esa inteligencia, como hablar con personas sabias y con suficiente experiencia, otro consejo es que escribas lo que aprendas.
- Comparte tu conocimiento con otros, servirá de retroalimentación, lee mucho, que tus ratos libres también sean de aprendizaje como juegos de mesa, internet etc.
- No olvides dormir lo suficiente, esto te mantendrá más atento en todo.
Reflexionando sobre lo desconocido con el científico más famoso del mundo
A pesar de que fue el científico más famoso de su tiempo, Albert Einstein sabía que nunca entendería del todo el funcionamiento del mundo con los límites de la mente humana. Experimentando al universo como un armonioso todo, alentaba el uso de la intuición para resolver los problemas. Maravillado por el misterio de la creación en la naturaleza, aplaudía los ideales de grandes maestros espirituales como Buddha y Jesús.
En busca del Hombre Cósmico
El siguiente es un extracto de sus escritos que explora el punto medio entre ciencia y espiritualidad, dándonos un vistazo fascinante sobre cómo veía Einstein al mundo:
La escuela me ha fallado y he fallado a la escuela. Me aburre. Los profesores actúan como sargentos. Yo quería aprender lo que yo quería saber, pero ellos querían que yo estudiara para el examen. Lo que más detestaba era el sistema competitivo ahí especialmente los deportes. Por ésta razón nunca valí nada y en muchas ocasiones sugirieron que me fuera.
Ésta fue una escuela católica en Múnich. Sentía que mi sed de conocimiento estaba siendo estrangulada por mis profesores; los grados eran su única medición. ¿Cómo puede entenderte un profesor con tal sistema?
Einstein se sentía estrangulado por sus profesores orientados a las calificaciones en la escuela
Orden en el Universo, Desorden en la Mente Humana
Desde los doce años comencé a sospechar de la autoridad y a desconfiar de mis profesores. Aprendí mayormente en casa, primero de mi tío y después de un estudiante que venía a comer con nosotros una vez a la semana. Me daría libros de física y astronomía.
Conforme más leía, más perplejo estaba con respecto al orden en el universo y el desorden de la mente humana, por los científicos que no están de acuerdo con el cómo, el cuándo o el porqué de la creación.
Entonces un día este estudiante me trajo la Crítica de Pura Razón de Kant. Leyendo a Kant comencé a sospechar de todo lo que se me había enseñado. Ya no creía en el conocido Dios de la biblia, sino en el misterioso Dios expresado en la naturaleza.
Las leyes básicas del universo son tan simples, pero porque nuestros sentidos están limitados, no podemos captarlo. Existe un patrón en la creación.
Si vemos a este árbol afuera cuyas raíces buscan debajo del pavimento por agua, o una flor que envía su dulce fragancia a las abejas polinizadoras, o hasta a nosotros mismos y las fuerzas internas que nos llevan a actuar podemos ver que todos danzamos al ritmo de una melodía misteriosa, y el que toca ésta melodía desde una inescrutable distancia- sea cual sea el nombre que le demos –Fuerza Creativa, o Dios- escapa todo conocimiento de libro.
La ciencia nunca está terminada porque la mente humana solo usa una pequeña porción de su capacidad y la exploración del hombre sobre su mundo también es limitada.
Un Einstein musical creía que todos danzamos al ritmo de una misteriosa melodía
Experimentando al Universo como un Todo Armonioso
Puede que la creación sea espiritual en origen pero ello no significa que todo lo que ha sido creado sea espiritual. ¿Cómo puedo explicarte tales cosas? Aceptemos que el mundo es un misterio. La materia no es ni solamente material ni enteramente espiritual.
El hombre también es más que carne y sangre; de lo contrario ninguna religión hubiese sido posible. Detrás de cada causa existe otra causa; el fin o el principio de todas las causas están por encontrarse aún.
Y sin embargo, debemos recordar una cosa: no existe efecto sin causa y no existe la ilegalidad en la creación
Si no tuviese una fe absoluta en la armonía de la creación no hubiese intentado por treinta años expresarlo en una fórmula matemática. Es tan solo la consciencia del hombre de hacer con su mente lo que lo eleve por encima de los animales lo que lo habilita a ser consciente de sí mismo y de su relación con el universo.
Siento que tengo sentimientos de religión cósmica. Nunca pude captar cómo alguien puede satisfacer éstas necesidades rezando a objetos limitados. Un árbol es vida, una estatua está muerta. El todo de la naturaleza es vida, y la vida como yo la observo rechaza a un Dios que se parezca a un hombre.
El hombre tiene dimensiones infinitas y encuentra a Dios en su consciencia. Una religión cósmica no tiene dogma más que enseñarle al hombre que el universo es racional y que su más alto destino es reflexionar sobre él y co-crear con sus leyes.
Einstein discutiendo ciencia y Dios con el maestro espiritual hindú Tagore
Revelando la magnificencia de la Creación
Me gusta experimentar al universo como un todo armonioso. Cada célula tiene vida. La materia también, tiene vida; está solidificada en energía. Nuestros cuerpos son como prisiones, y busco ser libre, pero no especulo sobre lo que pasará conmigo.
Vivo aquí ahora, y mi responsabilidad está en este mundo ahora. Lidio con las leyes naturales. Este es mi trabajo aquí en la tierra.
El mundo necesita impulsos morales nuevos, los cuales me temo no vendrán de las iglesias.
Quizá esos impulsos deban venir de científicos en la tradición de Galileo, Kepler y Newton. A pesar de fallas y persecuciones, estos hombres dedicaron sus vidas en demostrar que el universo es una entidad individual, en el cual yo creo un Dios humanizado no tiene lugar.
El científico genuino no se mueve por elogios o por culpa, ni tampoco predica. Revela al universo y la gente viene por sí sola, sin tener que ser empujada a mirar una nueva revelación: el orden, la armonía, ¡la magnificencia de la creación!
Y a medida que un hombre se vuelve consciente sobre las estupendas leyes que gobiernan el universo en perfecta harmonía, comienza a darse cuenta de lo pequeño que es. Es capaz de ver la estrechez de la existencia humana, con sus ambiciones e intrigas, es el credo de yo soy mejor que.
Este es el comienzo de la religión cósmica en él; la hermandad y el servicio humano se vuelven su código moral. Sin las bases de tal moral, estamos destinados al fracaso.
Einstein cree que el verdadero científico tiene fe
Si queremos mejorar al mundo no podemos hacerlo sin conocimiento científico sino con ideales. Confucio, Buddha, Jesús y Gandhi han hecho más por la humanidad que lo que ha hecho la ciencia.
Debemos comenzar con el corazón del hombre- con su consciencia- y los valores de la consciencia solo pueden manifestarse por el servicio altruista hacia el hombre.
La religión y la ciencia van de la mano. Como lo he dicho antes, la ciencia sin religión es débil y la religión sin ciencia es ciega. Son interdependientes y tienen un objetivo en común- la búsqueda de la verdad.
Por lo tanto es absurdo que la religión proscriba a Galileo, a Darwin y a otros científicos. Y es igualmente absurdo que los científicos digan que no hay un Dios. Los verdaderos científicos tienen fe, lo cual no significa que deban adoptar un credo.
Sin religión no hay caridad. El alma dada a cada uno de nosotros es movida por el mismo espíritu que mueve al universo.
No soy un místico. Tratar de encontrar las leyes de la naturaleza no tiene nada que ver con el misticismo, aunque ante la cara de la creación me siento muy humilde. A través de mi búsqueda de la ciencia he conocido sentimientos de religión cósmica. Pero no busco ser llamado un místico.
Creo que no necesitamos preocuparnos por lo que ocurra después de ésta vida, siempre que hagamos nuestro trabajo aquí- amar y servir.
Tengo fe en el universo, porque es racional. La Ley antecede a cualquier acontecer. Y tengo fe en mi propósito aquí en la tierra. Tengo fe en mi intuición, el lenguaje de mi consciencia, pero no tengo fe en la especulación sobre el Cielo y el Infierno. Me importa este tiempo, aquí y ahora.
La Mente intuitiva es un regalo
Mucha gente cree que el progreso de la raza humana se basa en las experiencias empíricas, de naturaleza crítica, pero yo digo que el verdadero conocimiento se obtiene a través de la filosofía de la deducción. Porque es la intuición lo que mejora al mundo, no solo seguir un caminado de pensamiento.
La intuición hace que veamos hechos que no guardan una relación y pensar en ellos hasta que todos son traídos ante una ley. Mirar hechos que no guardan una relación significa el quedarnos con lo que tenemos en lugar de buscar hechos nuevos.
La intuición es el padre del nuevo conocimiento, mientras que el empirismo no es nada más que la acumulación de conocimiento viejo. Es la intuición, no el intelecto, el ábrete sésamo de ti mismo.
De hecho, no es el intelecto sino la intuición lo que avanza a la humanidad. La intuición le dice al hombre su propósito de vida.
No necesito la promesa de la eternidad para ser feliz. Mi eternidad es ahora. Solo tengo un interés: cumplir mi propósito en donde estoy.
Este propósito no me lo han dado mis padres, o mi entorno. Es inducido por factores desconocidos. Éstos factores me hacen parte de la eternidad.