El arte de la aceptación

La aceptación serena, amorosa y activa libra de batallas estériles con Dios, contigo mismo, con los demás y la vida. La aceptación que ilumina todo.

GONZALO GALLO

Aceptar es amar

  • La aceptación serena, amorosa y activa te libra de batallas estériles con Dios, contigo mismo, con los demás y con la vida. La aceptación que ilumina todo, nace de tener el alma en paz, de obrar con amor y de hacer lo que se pueda para estar mejor. Por eso es serena, amorosa y activa.
  • Aceptación de la realidad. Aceptar es asumir en paz lo que vives, aunque tu mente lo etiquete como absurdo o injusto. Aceptación no es resignación, no es cruzarse de brazos ni sentarse en el sofá de los lamentos. Aceptar es comprender que todo lo que se vive es perfecto y llega para el bien. Lo que ves como enigmático tiene un sentido o un para qué.
  • Con Dios en el alma puedes acoger lo que parece insufrible, superar los azares, abrazar lo desconocido y tener experiencias reparadoras. Si cuidas tu espíritu permaneces firme ante los vaivenes de la realidad. Los sabios enseñan que siempre nos llega lo que nos corresponde.
  • Hay una ley de correspondencia y cada espíritu vive lo que necesita en su proceso espiritual, según un Plan de vida que se trazó antes de encarnar con los Guías espirituales en el otro lado. Nada es casual y nada es injusto. Jesús murió en una cruz, a pesar de ser puro amor, porque eso estaba en su misión.
  • Afronta los dilemas con sabiduría, sé más flexible y menos rígido y deja de lado un ánimo beligerante. En lugar de hacer resistencia, acepta lo que vives. Según una ley de la vida, a más resistencia, más sufrimiento. Con aceptación nunca se sufre aunque haya dolor.
  • Eres sabio cuando comprendes que todo marcha como debe ser dentro de una aparente imperfección. Esta se da porque existe un proceso evolutivo en la consciencia y eso implica que los seres humanos aprendan del mal, de los errores.
  • Los errores y el sufrimiento nacen de desconocer las Leyes Universales o Espirituales que rigen todo. Cuando esas leyes se violan hay caos, dolor y serias dificultades. Quien conoce las leyes y las sigue está bien en todo sentido: paz interior, prosperidad, buenas relaciones, salud y adaptabilidad.
  • Ojalá expandas tu pensamiento y busques información sobre las Leyes Universales. Así verás claro que atraes mucho de lo que piensas, que te llega lo que te corresponde, que recoges lo que siembras y que hay una ley de polaridad en la que son necesarias la luz y la sombra, en lo que se suele llamar bueno o malo.
  • Según los Maestros las cosas no son buenas ni malas, sencillamente son. Las rotulamos como buenas o malas según nuestro sistema de creencias. Todo lo que se vive tiene un sentido oculto y sucede en su momento justo para aprender algo y evolucionar espiritualmente.
  • Aceptación de sí mismo. Elige aceptarte a ti mismo tal como eres. Aprecia todo lo bueno que hay en ti y no gastes tu energía vital al menospreciarte o al culparte por tus errores. Aceptarte es amarte y valorarte para poder amar y valorar a los demás sin el veneno de le envidia
  • Te será más fácil aceptar tus límites o carencias si aprendes de los que sonríen desde un cama, hacen deporte en silla de ruedas o saben sobrellevar una parálisis, la sordera o la invidencia, Busca videos de Nick Vujicic, Barbara Guerra, Andrea Bocelli o Aimee Mullins.
  • Avanzas sereno si Dios es tu amigo y cuentas con los ángeles. En la fuente cristalina de lo espiritual calmas la sed de tu espíritu y encuentras vigor para no sucumbir. Un ambiente místico impregna todo de amor, multiplica tu vitalidad y te ayuda a mirar de frente.
  • Cuando cultivas una buena relación con Dios tienes una coraza ante el desaliento, no claudicas y buscas otras estrategias. Siendo espiritual prescindes de lo que te atrapa, buscas el equilibrio y permaneces firme ante los vaivenes de la realidad. No hay nada que no puedas aceptar si amas y te amas.
  • Con una fe fuerte logras resolver los acertijos de la vida. Por eso debes cuidar tu alma y nutrirte cada día en la fuente de lo espiritual. La aceptación se vive con un cultivo espiritual constante, no con una vida espiritual de coyuntura, solo en la necesidad.
  • Aceptación de los demás. Cuando te cuesta aceptar al otro tal como es, elige verlo como tu otro yo, como un hijo de Dios y un hermano en otro proceso. Los Maestros dicen que hay que vivir en consciencia de unidad. Todos somos Uno, todos somos chispas divinas aunque algunos estén en estados bajos de consciencia como bebés espirituales.
  • Ganas paz si aceptas que cada ser hace lo mejor que puede en su estado de consciencia. La comprensión te sirve para no juzgar y perdonar de corazón. Uno de los aprendizajes más exigentes de la vida es perdonar graves ofensas entendiendo que los ofensores no saben lo que hacen. Jesús de Nazareth.
  • Abre tu ser a una realidad más profunda y comprende que estás en una Escuela de espíritus que evolucionan en el amor. Acepta que en este plano no hay seres buenos ni malos, solo hay espíritus más conscientes o menos conscientes. De los seres en kínder espiritual aprendes por oposición o contraste y de los avanzados aprendes por imitación.
  • Un espíritu con vacíos de amor te talla o te entrena para tus aprendizajes. Gracias a sus errores puedes practicar perdón si te ofende, humildad cuando te critica, tolerancia si te juzga, desapego cuando pierdes algo o a alguien. Es una paradoja pero el malo es como tu maestro, te da la ocasión de pulirte.
  • Cuando el malo te lastime, serénate, perdona y confía en el poder del amor. Unido al Padre serás capaz de vencer las confusiones y no estar enredado ni dubitativo. Abre tu corazón para que nada te intimide. Acepta lo que vives y mejora lo que puedas con una actitud serena y confiada.
  • Acepta a los otros tal como son, no como tu Ego quiere que sean. No malgastes tu energía vital en el vano intento de cambiarlos según tu capricho. Influye en ellos con amor y respeto, pero sé paciente con sus limitantes. Sin tolerar maltratos, respeta el proceso de los que amas aunque no estés de acuerdo con sus decisiones. Es su vida y se aprende del error.
  • Un amor malentendido nos lleva a querer que los otros se amolden a nuestro modo de ver la vida. Hay padres y abuelos sobreprotectores que por miedo a los peligros terminan precisamente llenando de miedo o inseguridad a los que dicen amar.
  • Cada ser tiene su proceso y vino a la Tierra con un Plan esencial de su vida que incluye pruebas y errores. No les soluciones a los hijos los problemas, dales fe y fuerza para que ellos los resuelvan. La sobreprotección crea seres temerosos, inseguros, dependientes y recostados: Niños grandes.
  • Dios es tu fuente de paz y energía cuando todo se confabula para desalentarte. Una fe de acero, el amor y una aceptación amorosa, serena y activa te sacan de oscuras cavernas a una luz radiante. Relajarte y orar te da una fuerza misteriosa cuando el miedo o el desánimo se atrincheran en tu alma.
  • Para aceptar lo que te parece inaceptable necesitas ser muy espiritual y vivir en sintonía con el Dios del amor y con los ángeles. La espiritualidad no es para las emergencias, es para el vivir cotidiano, es vibrar en el amor, tener una consciencia despierta y cultivar una relación de amor con el Padre.
  • Aprovecha cada día el poder de las afirmaciones y las oraciones breves. Donde estés repite mentalmente varias veces frases como estas: Me amo, me acepto y acepto todo, soy amor y paz, soy un ser de luz, valgo mucho, puedo y confío. Padre, sé que me amas; Dios mío, en ti confío; Señor, eres mi fuerza y mi paz; Jesús, eres, mi Buen Pastor; Dios mío, en ti todo lo puedo.
  • Ganas una aceptación serena amorosa y activa de ti mismo, de los demás y de lo fatigoso si te dedicas a ser más espiritual y a conocer lo profundo de la vida. La aceptación te da una sensación de euforia y tiene una fuerza misteriosa para afrontar lo peor y convertir en luz las densas tinieblas.
  • Conoce y acepta las Leyes espirituales: ley del amor, de la siembra, de atracción, de correspondencia, de polaridad. Solo el amor da sentido a la vida, siempre recoges lo que siembras, atraes mucho de lo que piensas, pero solo te llega lo que te corresponde o te mereces, y el contraste entre bien y mal es necesario para poder evolucionar espiritualmente.
  • El dolor te asedia cuando desconoces esas leyes universales y las violas. Entonces culpas a Dios o a los otros sin darte cuenta que eres co-creador de tu propio destino. Todo es perfecto aunque no lo comprendas. Sea que te resulte claro o no, el mundo marcha como debiera. Desiderata.
  • La ley de la siembra debe iluminarte para ser consciente de que lo que vives es el fruto de lo que has hecho en tu proceso anterior. La vida nos devuelve lo que hacemos porque todo acto tiene un efecto boomerang: regresa a ti en bien o en mal.
  • Nutre tu alma cada día con la plegaria, con lecturas inspiradoras, con rituales y el contacto con Dios. Así serás capaz de aceptar lo indecible, aceptarte a ti mismo y aceptar a los otros. La aceptación vence el desaliento que a veces está agazapado en tu interior y siempre te da paz y felicidad.