La sabiduría de los Diez Toros del Zen
Adaptación de La sabiduría de los Diez Toros del Zen es para facilitar su entendimiento y poder sacar el mejor provecho a las enseñanzas de Kakuan Shien.
KAKUAN SHIEN
LOS TOROS DE KAKUAN
La sabiduría de Los diez toros del Zen
Los diez toros del Zen tratan de un desarrollo y un proceso en el hombre y en la naturaleza. Un llamamiento experiencial a modificar el modo de ser y comprender con adhesión a la esencia individual es una característica del budismo Zen como también lo es del devenir uno mismo.
La sabiduría de Los diez toros del Zen, inicialmente no eran budistas, eran taoístas y no eran diez eran ocho. Su origen se ha perdido. Pero en el siglo XII, el maestro Zen chino, Kakuan, los volvió a revivir y añadió dos más constituyéndose en la contribución del Zen a la conciencia religiosa. Kakuan, además escribió diez comentarios que acompañan a cada una de las enseñanzas. Este experimento es único en la historia de la humanidad. Se trata de un abanico expresivo que va desde lo más inconsciente de las enseñanzas a lo más discursivo de la conciencia.
Las Diez Imágenes de pastoreo del toro describen el camino hacia la iluminación y el autodesarrollo en la tradición del Zen (Chan, Zen). Esta serie de pinturas se ve con frecuencia adornando las paredes exteriores del Beopdang (法堂, Salas principales del Dharma) de los templos budistas coreanos, especialmente los de la Orden Jogye y la Orden Taego.
Representan una metáfora profunda del progreso de la práctica del Zen, la meditación como el camino para despertar la verdadera mente o la naturaleza de Buda, y descubrir la sabiduría y la compasión innatas. Las diez imágenes son la representación en motivos populares de la práctica del Zen utilizada para entrenar la mente.
Representan a un joven pastor de bueyes buscando, domesticando y luego trascendiendo un toro. El niño representa al practicante y el toro representa la mente que el practicante está tratando de encontrar, controlar y romper a través de su naturaleza original. Las pinturas se dividen en diez etapas del proceso de meditación mientras se practica Zen:
LOS DIEZ TOROS DEL ZEN
1. EN BUSCA DEL TORO
En esta primera imagen, el joven pastor de toros está en la naturaleza mirando un poco perdido, corriendo aquí y allá. Todos somos como este pastor de bueyes en este mundo; estamos buscando ansiosamente algo, paz interior. El pastor de toros está meditando por primera vez en la búsqueda de su Budeidad. En el budismo del Zen, se supone que todos tenemos la naturaleza innata de Buda, lo que indica la posibilidad de que tales seres manifiesten la Budeidad.
Comentario:
En realidad el Toro nunca se ha perdido, así que ¿por qué buscarlo? El hombre no puede verlo porque le da la espalda a su Naturaleza verdadera. Debido a sus impurezas ha perdido de vista al Toro. De pronto se encuentra con un laberinto de caminos que se cruzan. La ambición de las cosas mundanas y el miedo a perderlas crecen como llamas abrazadoras; las ideas del bien y del mal surgen como dagas.
Desolado por los bosques y temeroso en las selvas, busca al Toro que no encuentra. Por encima y por debajo de anchos ríos, sin nombre, por la espesura de la montaña, pisa muchos senderos. Cansado hasta la médula, descorazonado, continúa su búsqueda de este algo que aún no puede hallar. Por las noches escucha las chicharras que cantan en los árboles.
2. AL ENCONTRAR LAS HUELLAS
El pastor de toros finalmente ve algunas huellas, sus primeros rastros de encontrar su toro perdido, y por lo tanto gana algo de esperanza. Aquí el practicante está viendo su mente original, la Budeidad innata.
Comentario:
Por medio de los sutras y las enseñanzas discierne las huellas del Toro. (Se le ha dicho que así como) diferentes recipientes (dorados) de diversas formas son todos básicamente del mismo oro, del mismo modo cada cosa es una manifestación del Yo. Pero es incapaz de distinguir el bien del mal, la verdad de la mentira. Aún no penetra la puerta, pero ve tentativamente las huellas del Toro.
Ha visto innumerables huellas en el bosque y en las riberas. ¿Más allá ve los pastos pisoteados? Aún la cañada más profunda de la más alta montaña no puede esconder la nariz de este Toro que llega hasta los cielos.
3. PRIMER ASOMO DEL TORO
Al ver como el niño sigue las huellas del toro, finalmente ve al toro medio escondido entre los árboles. Esto demuestra que si el practicante estudia y practica duro, encontrará su verdadera mente (Budeidad). Una semana visitamos un templo, otra semana hablamos con un maestro. Seguimos leyendo libros para encontrar una buena manera de practicar.
Comentario:
Si escucha cuidadosamente los sonidos cotidianos alcanzaría la realización y en ese mismo instante vería la Fuente. Los seis sentidos no son diferentes de esta Fuente verdadera. En cada actividad la Fuente esta manifiestamente presente. Es análoga a la sal en el agua. Cuando la visión interna se enfoca adecuadamente, uno llega a comprender que aquello que se ve es idéntico a la Fuente verdadera.
Un ruiseñor canta en la enramada, el sol brilla sobre los ondulantes sauces. Ahí esta el Toro donde podría esconderse? Esa esplendida cabeza, esa majestuosa cornamenta, que artista podría pintarlas?
4. ATRAPAR AL TORO
El niño está tratando de atrapar el toro salvaje con una cuerda, pero no quiere ser atrapado. El niño tiene que aferrarse firmemente mientras el toro salta ferozmente y lo arrastra aquí y allá. Del mismo modo, a pesar de que el practicante ha tenido ahora una visión de su verdadera naturaleza, todavía no ha cortado todos los delirios de su mente. Es una lucha difícil para pacificar todos sus pensamientos salvajes.
Comentario:
Hoy encontró al Toro que había estado retozando por los campos silvestres y lo atrapo. Ha disfrutado tanto tiempo en estos parajes que no es fácil romper sus viejos hábitos. Sigue descansando en los pastos dulces, aun es terco y le falta rienda. Para amansarlo por completo, el hombre deberá usar el látigo.
Debe tomar la cuerda con fuerza y no soltarla, pues el Toro todavía es salvaje. Ora arremete hacia las montanas, Ora holgazanea por la brumosa cañada.
5. DOMAR AL TORO
El niño está cuidando suavemente al toro y el toro ya no es salvaje. Sin embargo, todavía se aferra a la cuerda libremente porque sabe que aunque la lucha ha terminado, debe permanecer vigilante. Incluso si uno progresa mucho, uno debe seguir practicando duro.
Comentario:
Al surgir un pensamiento otros mas aparecen. La iluminación trae consigo el conocimiento de que esos pensamientos no son irreales puesto que aun estos surgen de nuestra Naturaleza-verdadera. Nos imaginamos que son irreales únicamente a causa del engaño. Este estado de engaño no proviene del mundo objetivo sino de nuestras propias mentes.
Debe sostener la cuerda con firmeza y evitar que el Toro vague sin rumbo y sobre todo no dejar que se pierda en alguna guardia lodosa. Al cuidarlo debidamente, se vuelve limpio y manso. Ya sin rienda, sigue voluntariamente a su amo.
6. VOLVER A CASA MONTANDO EL TORO
El pastor de toros está sentado tranquilamente en el toro tocando la flauta. Montando el toro entrenado, el niño felizmente vuelve a casa. Si el practicante controla su mente, volverá a su verdadera mente original.
Comentario:
La lucha ha terminado, ni la perdida ni la ganancia le afectan ya. Canturrea la rustica tonada del leñador y toca las canciones sencillas de los niños del pueblo. Montado en el lomo del Toro, serenamente contempla las nubes en el cielo. Su cabeza no voltea (hacia las tentaciones). Aunque se intente molestarlo, permanece sereno.
Cabalgando libre como el viento vuelve al hogar regocijado atravesando las brumas nocturnas con su amplio sombrero de paja y su capa. A donde vaya, lleva consigo una brisa fresca, y en su corazón reina una profunda tranquilidad. Este Toro no necesita ni una brizna de hierba.
7. EL TORO SE OLVIDA, SOLO QUEDA EL YO
El toro ha desaparecido y el niño está descansando en casa. Después de que el niño regresa a casa se sienta solo olvidando el toro. Está en paz con su mente, cuerpo y corazón. Esto significa que a pesar de que el practicante alcanza un cierto nivel de iluminación, debemos seguir practicando sin descanso.
Comentario:
No existe dualidad en el Dharma. El Toro es su Naturaleza-primigenia: ya lo ha reconocido. La trampa ya no es necesaria cuando se atrapa a la liebre, la red es inútil cuando el pez se ha pescado. Como el oro separado de la escoria, como la luna que aparece entre las nubes, una luz radiante brilla eternamente.
Solo sobre el Toro pudo volver al Hogar, Pero, oh! el Toro se ha desvanecido mientras el hombre queda solo y serenamente sentado. El sol refulgente cabalga por los cielos mientras el hombre suena plácidamente. Bajo el techo de paja, yacen ociosos el látigo y la cuerda.
8. SE OLVIDA DEL TORO Y DE SI MISMO
Tanto el toro como el pastor de toro se olvidan. Ahora el niño y el toro se han ido. Solo hay un círculo vacío. Representa el vacío alcanzado olvidando tanto el toro como el yo. Todos somos interdependientes. Estamos profundamente conectados con el mundo. Nos damos cuenta de que todo sale del vacío. El vacío no es un vacío, un agujero negro, sino la posibilidad de una transformación sin fin. Somos un flujo de condiciones, sin ninguna identidad sólida y separada. A través del vacío completo el niño de repente alcanza la iluminación, que no puede ser descrita o representada, por lo que se muestra un mero círculo, lo que sugiere integridad.
Comentario:
Se han desvanecido todos los pensamientos engañosos y cualquier idea de santidad. No se detiene en (el estado de Soy un) Buda y rápidamente pasa por (la etapa de Y ahora me he limpiado del sentimiento vano de) 'no (soy un) Buda. Ni los mil ojos de quinientos Budas y patriarcas pueden discernir en el cualidad especifica alguna. Si cientos de aves trajeran flores a su morada no podría evitar avergonzarse de si mismo.
Látigo, cuerda, Toro y hombre por igual pertenecen al Vacío Así de vasto e infinito es el cielo azul que ningún tipo de concepto lo alcanza. Un copo de nieve no sobrevive al fuego ardiente. Cuando se realiza este estado mental por fin se comprende el espíritu de los antiguos patriarcas.
9. REGRESO AL ORIGEN
Volviendo al Lugar Original, o Restaurando la Raíz Original. Ahora no hay toro ni niño, solo la hermosa escena natural vista con la mente original y clara, sin subjetividad ni juicio. Nuestra vida es ordinaria y tal como es, pero la miramos de manera diferente. Con esta mente es posible ver las cosas como realmente son. Las montañas son montañas, y el agua es agua. Nos damos cuenta de que todo expresa la verdad de la vida y la conciencia, y la está comunicando con nosotros.
Comentario:
Desde el principio mismo no ha habido ni una partícula de polvo (que manche la Pureza intrínseca.) Observa el ir y venir del mundo mientras permaneces tranquilo en un estado de serenidad imperturbable. Este (ir y venir) no es ni fantasma ni ilusión (sino una manifestación del Origen). Por que entonces luchar por alcanzar algo? El agua es azul, las montanas verdes. Solo consigo mismo observa el cambio infinito de las cosas.
Ha retornado al Origen, ha vuelto a la Fuente, pero sus pasos han sido en vano. Es como si ahora estuviese ciego y sordo. Sentado en su choza no anhela las cosas externas. Los ríos fluyen por si solos, los capullos rojos dan naturalmente flores rojas.
10. REGRESO AL PUEBLO CON ESPÍRITU CARITATIVO
El pastor de bueyes, después de años de práctica, regresa de la montaña al pueblo. Encontramos espiritualidad en todas partes; no se limita a monasterios y lugares aislados.
Esta última etapa representa la libertad, la sabiduría, la acción benévola y la compasión que arde en la unidad, la idea central del budismo. El pastor de bueyes baja para enseñar lo que se ha dado cuenta a todos los seres sensibles, reflejando el espíritu Bodhisattva. Así podemos ver cómo la práctica profundiza nuestra realización en cada etapa a medida que continuamos en el camino.
Comentario:
La puerta de su choza esta cerrada y ni el mas sabio puede hallarlo. Su panorama mental ha desaparecido finalmente. Va por propio camino, sin intentar seguir los pasos de sabios anteriores. Cargando su guaje se pasca por el mercado; apoyándose en su bastón regresa a casa. Guía a posaderos y pescadores hacia el Camino de Buda.
Con el pecho desnudo y descalzo, llega al mercado. Sucio y polvoso sonríe abiertamente! Sin recurrir a poderes místicos, hace florecer arboles marchitos.
Cuando el corazón está en silencio, algo dice; cuando la mente está en silencio, no dice nada.
Kakuan Shien