La iluminación espiritual

Destruir el racismo en el mundo

Nelson Mandela

Para destruir el racismo en el mundo, debemos borrar el racismo del apartheid en Sudáfrica

El 10 de mayo de 1994, Nelson Mandela juró como primer presidente negro de la historia de Sudáfrica al ser consagrado en las primeras elecciones presidenciales realizadas mediante sufragio universal. El líder sudafricano, acusado de sabotaje por el régimen del apartheid en 1964, estuvo en cautiverio durante 27 años hasta su liberación, producida en febrero de 1990. Transcribimos a continuación un discurso pronunciado ante la sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos el 26 de junio de 1990, pocos meses después de su liberación.

Hemos llegado a Washington en el Distrito de Columbia, y a estas cámaras sagradas del Congreso de Estados Unidos, no aspirando a la grandeza, sino como una partícula de un pueblo que sabemos noble y heroico, que se multiplica, permanentemente, y se regocija con la esperanza, sabiendo que su humanidad se reafirmará y ampliará y por la comunión abierta y sin restricciones con las naciones del mundo.

Nuestras aspiraciones

Hemos venido para contarles, y a través de ustedes a su pueblo, igualmente noble y heroico, sobre los problemas y dificultades, las esperanzas y aspiraciones del pueblo del que venimos. Entendemos que vuestra amable y conmovedora invitación para que habláramos aquí deriva de un deseo de transmitir un mensaje a nuestro pueblo, y de acuerdo a sus propósitos humanos, de darle la oportunidad de decir lo que quiere, y cómo quiere que sea su relación con ustedes.

Nuestro pueblo demanda democracia. Nuestro país, que sigue sangrando y sufriendo, necesita la democracia. Reclama que la ley establezca que la libertad de hablar de la libertad constituye la esencia misma de la legalidad y lo que hace a la legitimidad del orden constitucional.

Está sediento por llegar a una situación en la que los que tienen derecho a llevar armas -como las fuerzas de seguridad nacional y del orden público- no las usen contra los ciudadanos, simplemente porque éstos afirman que la igualdad, la libertad y la búsqueda de la felicidad son los derechos humanos fundamentales que no solo son inalienables, sino que deben defenderse con las armas, si es necesario.

Visualizamos y luchamos por un futuro en que todos, sin distinción de raza, color, credo o sexo, tengan derecho a votar y ser votados en todos los órganos del Estado. Estamos comprometidos en una lucha para garantizar que los derechos de cada individuo estén garantizados y protegidos a través de una constitución democrática, el imperio de la ley, un proyecto de ley arraigado en los derechos que deben ser aplicados por un poder judicial independiente, así como por un sistema político multipartidario.

Sr. Presidente

Somos realmente conscientes del hecho de que estamos frente a una institución histórica para cuya creación e integridad muchos hombres y mujeres perdieron la vida en la guerra de independencia, la Guerra Civil y la guerra contra el nazismo y el fascismo. La historia misma exige que nos dirijamos a ustedes con respeto, franqueza y sin disimulos.

Creemos firmemente en lo que hemos dicho sobre los acuerdos políticos que queremos lograr en nuestro país. Se trata de algo por lo que muchos de nosotros fuimos a la cárcel, y por lo que muchos otros han muerto en prisiones, en la horca, en nuestras ciudades y pueblos de los países del sur de África. Pero es algo por lo que nuestros representantes políticos fueron incluso asesinados en países que se encuentran tan lejas de Sudáfrica como Francia.

Por desgracia, nuestra gente sigue muriendo hoy en día, víctima de agentes armados del Estado que todavía están decididos a empuñar las armas contra la idea misma de una democracia no racial. Pero esta es la perspectiva que creemos vuestro Congreso se sentirá feliz de apoyar y fomentar, con el enorme peso de su prestigio y autoridad como un representante eminente de la práctica democrática.

Objetivos económicos

Negarles a los pueblos sus derechos humanos es cuestionar su propia humanidad. Imponerles una vida de miseria, hambre y privaciones es deshumanizarlos. Pero tal ha sido el destino terrible de todas las personas negras en nuestro país bajo el sistema del apartheid. Hay que ver para creer el grado de privaciones que sufren millones de personas. El daño se hace más intolerable por la opulencia de nuestros compatriotas blancos y la distorsión deliberada de la economía para alimentar esa opulencia.

El proceso de reconstrucción de la sociedad sudafricana supondrá también necesariamente la transformación de su economía. Necesitamos una economía fuerte y pujante. Se requiere una economía que sea capaz de atender las necesidades de toda la gente de nuestro país, que pueda proporcionar alimentos, viviendas, educación, servicios de salud, seguridad social y todo lo que hace humana la vida humana, que hace la vida más alegre y no un largo encuentro con la desesperanza y la desesperación.

Creemos que dada la estructura de la economía del apartheid de Sudáfrica y las enormes necesidades apremiantes de la población, el gobierno democrático deberá intervenir inevitablemente en esta economía a través del parlamento elegido. Hemos planteado a la comunidad empresarial de nuestro país que la necesidad de un sector público constituye uno de los elementos de una estrategia multifacética de desarrollo económico y la reestructuración que tiene que ser considerada por todos nosotros, incluido el sector privado.

El ANC no tiene ninguna posición ideológica que implique que éste debe adoptar una política de nacionalización. Pero el ANC también considera que no existe en la economía sudafricana ningún mecanismo auto regulador que pueda asegurar, por sí solo, el crecimiento con equidad.

Al mismo tiempo, consideramos que es un hecho que el sector privado es un motor de crecimiento y desarrollo fundamental para el éxito de la economía mixta, que esperamos ver en el futuro de Sudáfrica. Estamos, por lo tanto, comprometidos a crear una economía en la que la gente de negocios, tanto de origen sudafricano como extranjero, tenga confianza en la seguridad de sus inversiones, tenga la garantía de una tasa razonable de rendimiento de su capital y haga negocios en condiciones de paz y estabilidad.

También debemos plantear muy firmemente que la solución política y la democracia misma no pueden sobrevivir a menos que las necesidades materiales del pueblo, las necesidades básicas, se aborden como parte del proceso de cambio y con carácter de urgencia. Que nunca suceda que la ira de los pobres se transforme en un dedo acusador apuntando hacia todos nosotros porque no respondimos a sus reclamos de alimentación, de vivienda, y de dignidad del individuo.

Necesitaremos vuestro apoyo para alcanzar los objetivos económicos post-apartheid, que son una parte intrínseca del proceso de restauración de los derechos humanos del pueblo de Sudáfrica. Nos gustaría abordar la cuestión de nuestra cooperación económica no como una relación entre donante y receptor, entre un dependiente y un benefactor.

Beneficio mutuo

Nos gustaría creer que hay una manera en que podamos estructurar esta relación de modo que realmente podamos beneficiarnos con sus enormes recursos en términos de capital, tecnología, espíritu emprendedor y sus mercados. Esta relación debe, sin embargo, ser una en la que vuestro pueblo también obtenga beneficios, de manera tal que nosotros -que luchamos por liberar el espíritu mismo de todo un pueblo de los lazos de arrogancia de la ideología y la práctica de la supremacía blanca- no construyamos una relación de dependencia servil y aduladora gratitud.

Uno de los beneficios para ambos pueblos y para el resto del mundo será que esta compleja sociedad sudafricana, que no ha conocido otra cosa sino el racismo durante tres siglos, se transforme en un oasis de las buenas relaciones raciales, donde el negro sea hermano del blanco, un compañero sudafricano, un ser humano igual, ambos ciudadanos del mundo. Para destruir el racismo en el mundo, nosotros, juntos, debemos borrar el racismo del apartheid en Sudáfrica. La justicia y la libertad deben ser nuestra herramienta, la prosperidad y la felicidad nuestra arma.

La paz, el proceso y la realidad actual

Sr. Presidente,

Señor Presidente,

Distinguidos representantes del pueblo estadounidense:

Ustedes saben mejor que nosotros que la paz es su propia recompensa. Nuestro propio destino, nacido de una sucesión de generaciones que se remonta a varios siglos, ha estado marcado por conflictos, tensión, y muerte. En cierto sentido nuestro pueblo no conoce el significado de la paz, salvo en la imaginación. Pero esto se debe a que no conoció la paz verdadera en su sentido real, debido a que durante siglos, las generaciones han tenido que enterrar a las víctimas de la violencia estatal que han luchado por el derecho a vivir en paz.

Por iniciativa del ANC, el proceso hacia la celebración de una solución pacífica ha comenzado. Estamos comprometidos a realizar los esfuerzos que incluyen la eliminación de los obstáculos a las negociaciones, de acuerdo a la lógica de la situación en que nos encontramos. A esto seguirá el establecimiento negociado del mecanismo mediante el cual se elabore la nueva Constitución.

Esto debería conducir a la formación de un cuerpo encargado de dictar una constitución democrática, que la elabore y apruebe. A continuación, se celebrarán elecciones sobre la base de esta Constitución, y por primera vez, Sudáfrica tendrá un cuerpo de legisladores que, como ustedes, responderán al mandato de todo el pueblo.

Pese al compromiso declarado del Presidente de Klerk a transitar este camino con nosotros y, a pesar de nuestra aceptación de su integridad y la honestidad de sus propósitos, estaríamos locos si creyéramos que el camino que nos espera no tiene mayores obstáculos. Demasiados de nuestros compatriotas blancos están inmersos en la ideología del racismo como para aceptar fácilmente que se necesita un cambio.

Sin embargo, la tragedia puede mancillar el futuro por el que rezamos y trabajamos si estos esclavos del pasado toman las armas en un esfuerzo desesperado para resistir el proceso que debe conducir a la transformación democrática de nuestro país. Para aquellos que se preocupan sobre la violencia en nuestro país, como nosotros, es hacia estas fuerzas hacia donde enfocar su atención, un proceso en el que nosotros estamos inmersos.

Tenemos que luchar todavía con la realidad de que Sudáfrica es un país en las garras del crimen del apartheid contra la humanidad. Las consecuencias de esto aún se dejan sentir no solo dentro de nuestras fronteras, sino en todo el Sur de África, que sigue cosechando los frutos amargos de conflictos y guerras, especialmente en Mozambique y Angola. La paz no llegará a nuestro país y a nuestra región hasta que se haya terminado con el sistema del apartheid.

Las sanciones deben seguir

Por eso decimos que todavía tenemos una lucha en nuestras manos. Nuestros esfuerzos comunes y nobles para abolir el sistema de dominación de la minoría blanca deben continuar. Nos sentimos alentados y fortalecidos por haber logrado acordar con nosotros mismos, con este Congreso, así como con el presidente Bush y con su administración, que las sanciones deben continuar. El propósito para el que fueron impuestas no se ha conseguido todavía.

Aún tenemos que llegar al punto en que podamos decir que Sudáfrica se encuentra en un curso irreversible hacia su transformación en un país unido, democrático y no racial. Rogamos que les cedan a los sudafricanos la prerrogativa de decidir el momento en que digan que los cambios profundos se han producido y un proceso irreversible se ha logrado, lo que permitirá que se levanten las sanciones impuestas por ustedes y por la comunidad internacional.

Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecerles a todos por la lucha de principios que dio lugar a la adopción de la histórica Ley Extensa Anti-Apartheid, una contribución decisiva en el proceso de encaminar a nuestro país hacia las negociaciones. Le pedimos que vayan más lejos y nos ayuden con los recursos materiales que nos permitan promover el proceso de paz y satisfacer otras necesidades que surjan de la evolución de la situación que han contribuido a lograr.

Homenaje a los Estados Unidos

La actitud que ustedes adoptaron hizo saber a los millones de habitantes de nuestro pueblo que aquí tenemos amigos, que aquí quienes luchan contra el racismo se sienten heridos cuando a nosotros se nos lastima, que buscan nuestro éxito, porque ellos también buscan la victoria de la democracia sobre la tiranía. Y aquí no hablo solo de ustedes, los miembros del Congreso de los Estados Unidos, sino también de las millones de personas que en esta gran tierra se pusieron de pie y participaron contra el sistema de apartheid. Las masas que nos han dado fuerza y ​​alegría por la forma en que nos han recibido desde que llegamos a este país.

Sr. Presidente,

Señor Presidente,

Senadores y Representantes:

Fuimos a la cárcel porque era imposible quedarse quieto mientras se imponía a nuestro pueblo la obscenidad del sistema de apartheid. Hubiera sido inmoral mantener silencio mientras una tiranía racista intentaba reducir a todo un pueblo a un estado peor que el de las bestias de la selva. Hubiera sido un acto de traición contra el pueblo y contra nuestra conciencia el permitir que el miedo y el impulso hacia la auto-preservación dominara nuestra conducta, obligándonos a permanecer ajenos a la lucha por la democracia y por los derechos humanos, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.

Luego de leer sobre gigantes de la talla de George Washington, Abraham Lincoln y Thomas Jefferson no podríamos no haber sido inspirados a actuar como ellos lo hicieron. Luego de escuchar y admirar figuras como John Brown, Sojourner Truth, Frederick Douglass, W.E.B. DuBois, Marcus Garvey, Martín Luther King Jr., y otros, no podríamos no haber sido motivados a actuar como ellos. Al tener conocimiento de vuestra Declaración de Independencia, no podríamos no unirnos en la lucha para garantizar la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad del pueblo.

Estamos muy agradecidos a todos ustedes por persistir en la determinación de que nosotros y otros presos políticos fuéramos liberados de la cárcel. Ustedes nos han dado el don y el privilegio de reunirnos con nuestro pueblo, con vosotros y con el resto de la comunidad internacional en un esfuerzo común de transformar a Sudáfrica en un país unido, democrático y no racial. Ustedes nos han dado el poder de unir sus manos con toda la gente de conciencia para luchar por la victoria de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo.

Estamos contentos de que se hayan unido a nuestro pueblo e hicieran posible que saliéramos de la oscuridad de la celda de la prisión y nos uniéramos al proceso contemporáneo de la renovación del mundo. Les agradecemos muy sinceramente todo lo que han hecho y contamos con que continúen con sus nobles esfuerzos para lograr la liberación del resto de nuestros presos políticos y la emancipación de nuestro pueblo de la prisión más grande que es el apartheid de Sudáfrica.

Que triunfe la justicia

Quizás no esté lejos el día en que podamos tomar prestadas las palabras de Thomas Jefferson y hablar de la voluntad de la nación sudafricana. En el ejercicio de la voluntad de esta nación unida de la gente blanca y negra sin dudas nacerá un país en el extremo sur de África que ustedes estarán orgullosos de poder llamar un amigo y un aliado, debido a su contribución a la lucha universal por la libertad, los derechos humanos, la prosperidad y la paz entre los pueblos.

Que venga ese día ahora. Mantengamos nuestros brazos enlazados juntos para que podamos formar una sólida falange contra el racismo para que llegue ese día ahora. Asegurémonos, por nuestras acciones comunes, de que triunfe la justicia sin demora. Cuando esto haya sucedido, entonces seremos merecedores del saludo: bienaventurados los que procuran la paz.

Gracias por su amable invitación para hablar hoy aquí y gracias por la bienvenida y la atención que han otorgado a nuestro sencillo mensaje.