La iluminación espiritual

Lo más importante del mundo

POR: JIDDU KRISHNAMURTI

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LA CRUELDAD

Por lo que respecta a la crueldad, la hay de dos especies: intencional e involuntaria.

La crueldad intencional consiste en hacer sufrir deliberadamente a otro ser viviente; este es el mayor de todos los pecados: obra más bien de un demonio que de criatura humana. Tal vez dirás que ningún hombre sería capaz de tanto, pero los hombres lo han hecho a menudo y todavía lo hacen diariamente.

Lo hicieron los inquisidores; lo hicieron muchas personas religiosas en nombre de su religión. Los vivisectores lo hacen; y para muchos maestros de escuela eso es habitual. Todas esas personas tratan de excusar su brutalidad diciendo que tal es la costumbre: pero un crimen no deja de ser crimen porque muchos lo cometan. El toreo es torturar a un noble animal en la arena antes de matarlo vilmente en medio de aplausos y pañuelos blancos. Es la cobardía y la brutalidad más grande que existe.

Karma no toma en consideración la costumbre, y el Karma de la crueldad es el más terrible de todos. En la India, al menos, no puede haber excusa respecto de tales costumbres porque el deber de no hacer sufrir es bien conocido de todos. La terrible suerte reservada al cruel debe caer también sobre todos aquellos que intencionalmente se dedican a matar criaturas de Dios y a eso llaman deporte. Bien sé que nada de eso harías tú y que, por razón del amor a Dios, abiertamente protestarás en contra de ello cuando la oportunidad se presentare.

Por tanto, debes estar en guardia contra la crueldad voluntaria. Esta deriva frecuentemente de una falta de reflexión. Piensa en la horrible carnicería producida por la superstición, más cruel aún, de que los hombres necesitan nutrirse de carne. Muchos crímenes han cometido los hombres en nombre del Dios de Amor, movidos por esta pesadilla de la superstición; sé, pues, muy cauto para que de ella no quede en ti ni el menor vestigio.

A tal punto habrás de estar lleno del intenso deseo de ser servicial, que continuamente aproveches la ocasión de ser útil a todo aquello que te rodea, no solamente a los hombres sino también a los animales y a las plantas. Es preciso servir en las pequeñas circunstancias de la vida diaria para adquirir el hábito y no dejar escapar, cuando se presenten las raras oportunidades de hacer una cosa grande.


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