La ilusión del ego
El ego es una ilusión creada por la propia mente. Observe que no hay ningún ego por ninguna parte en la naturaleza que no sea en la conciencia humana.
JIDDU KRISHNAMURTI
MENTE ILUSIÓN Y EGO
El ego es una ilusión creada por nuestra propia mente.
Primero, antes que nada uno puede observar por uno mismo que no hay ningún ego por ninguna parte en la naturaleza que no sea en la conciencia humana. Los animales pueden ser violentos hasta cierto grado pero los animales no tienen un ego. Ellos no son intencionalmente ni deliberadamente violentos. Y el niño, cuando nace, es como un animal, no tiene ego ya que no tiene la capacidad de pensar e imaginarse. Por tanto tenemos que examinar: ¿cuándo surge el ego como algo existente mientras el niño crece? Porque, después de todo, todos hemos sido niños, por tanto hemos estado expuestos a este proceso.
Si yo examino eso, encuentro que después de unos cuantos años de haber nacido el niño adquiere un lenguaje y adquiere la capacidad de pensar e imaginarse. Estas capacidades en sí mismas no son el ego. Vienen a nosotros en el proceso biológico de la propia evolución, la cual es una parte del orden de la naturaleza. Cuando enfrentamos estas capacidades con el instinto de buscar placer y evitar el dolor, que está allí también en el animal, entonces eso produce una receta para la formación del ego, debido a que con la conciencia humana hay no solo dolor físico y placer físico, sino también dolor psicológico y placer psicológico.
La mente es el yo
De modo que vamos a ver qué es esa cosa extraordinaria que llamamos mente, porque ese es el único problema, no hay ningún otro. Es la mente la que crea el problema. Es el pensamiento, la mente condicionada, la mente superficial, estrecha, intolerante, la que ha creado las creencias, las ideas, el conocimiento, y que se ve atrofiada por sus propias opiniones, su vanidad, su codicia, ambición y sus frustraciones. Así pues, debemos comprender la mente, y la mente es el ‘yo’, es el ego, no un ego superior. La mente inventa un yo superior y dice entonces que es una herramienta para lo supremo. Esa manera de pensar es absurda e inmadura: la mente inventa todas estas evasiones y estos escapes, y luego los usa para sus afirmaciones y opiniones posteriores.
De modo que vamos a ver qué es la mente. Ahora bien, no pueden descubrirlo por medio de mi descripción. Hablaré de ello, pero si se limitan a mi descripción, no experimentarán el estado real de su propia mente.
Ego y Trabajo Interno
Cuanto más luchamos, más significativo y exagerado se vuelve el ego, con todas sus limitaciones, miedos, ambiciones y frustraciones; y debe haber habido ocasiones en los que cada uno se haya preguntado si no es posible estar completamente sin ego. Después de todo tenemos raras ocasiones cuando la sensación del ego no está presente. No estoy hablando de la trasmutación del ego a un nivel más elevado, sino del simple cese, del yo; con sus ansiedades, preocupaciones, miedos, de la ausencia del ego.
Uno se da cuenta de que semejante cosa es posible, y luego uno se pone deliberada y conscientemente a eliminar el ego. Al fin y al cabo eso es lo que las religiones organizadas tratan de hacer, ayudar a cada fiel, a cada creyente a perderse en algo más grande, y de esa manera tal vez a experimentar un estado más elevado.
Si usted no es una persona de las llamadas religiosas, entonces se identifica con el estado, con el país, y trata de perderse en esa identificación, la cual le proporciona el sentimiento de grandeza, de ser algo mucho más grande que el ego pequeño y mezquino y todo lo demás. o si no hacemos eso, procuramos perdernos en algún tipo de asistencia social, de nuevo con la misma intención.
Creemos que si podemos olvidarnos de nosotros mismos, negarnos, quitarnos de en medio, dedicándole nuestras vidas a algo mucho más grande y más vital que nosotros, entonces, tal vez experimentemos una dicha, una felicidad que no es meramente una sensación física. Y si no hacemos ninguna de estas cosas, esperamos dejar de pensar en nosotros mismos mediante el cultivo de la virtud, a través de la disciplina, por medio del control, de la práctica constante. Ahora bien, no sé si usted ha pensado al respecto, pero todo esto implica sin duda, un esfuerzo incesante por ser o convertirme en algo.
Y tal vez al escuchar lo que se está diciendo, podamos juntos profundizar en este proceso y descubrir por nuestra cuenta si es posible eliminar el sentimiento del yo; sin esta disciplina temible y restrictiva, sin este enorme esfuerzo por negarnos a nosotros mismos, esta constante lucha por renunciar a nuestras apetencias, nuestras ambiciones, con el fin de ser algo o de alcanzar cierta realidad. Creo que en esto reside la verdadera cuestión.
Porque todo esfuerzo supone un motivo, ¿no es cierto?
Hago un esfuerzo por olvidarme de mi mismo, en algo, en algún ritual o alguna ideología, porque al pensar en mí mismo soy infeliz. Cuando pienso en otra cosa estoy más relajado, mi mente está más tranquila, me siento mejor, veo las cosas de otra forma. Por consiguiente, hago un esfuerzo por olvidarme de mí mismo. Pero detrás de mi esfuerzo hay un motivo, que es huir de mí mismo porque sufro, y ese motivo es esencialmente una parte del ego....