Espiritualidad para una era
Según Gonzalo Gallo, conferencista, perdonar no siempre es fácil, sobre todo cuando el que nos ha agraviado es un ser cercano, pero se puede perdonar.
GONZALO GALLO
LOS TRES PERDONES
Perdonar no siempre es fácil, sobre todo cuando el que nos ha agraviado es un ser cercano, pero se puede. En nuestra cultura la gente dice: eso no tiene perdón de Dios. Pero eso es falso, todo se puede perdonar.
Asimismo, señaló que no hay algo que un ser humano no pueda perdonar, si se ayuda con lo espiritual, emocional y con querer hacerlo. También habló de que existen tres perdones: el perdón de Dios, que ese siempre es incondicional y gratuito; el perdón que uno le da a los demás y el perdón que se da a si mismo, que a veces es el más difícil.
Para este escritor y ex sacerdote el perdón se resume en una frase: el que ama comprende, el que comprende perdona y el que perdona es feliz. El secreto para perdonar está en ponerse en el lugar del ofensor y entender que es una persona con ceguera espiritual.
Para Gonzalo esta conferencia es más una vivencia, una experiencia, donde quienes asistan vivirán dos momentos profundos de relajación para que logren sanar bien las heridas. Va dirigida a cualquier persona, porque no hay ningún ser humano que no tenga algo que perdonar y como no nos han hecho esa pedagogía del perdón, la gente carga el pasado que los aplasta. Cantidad de personas viven en el pasado y no en el ahora, apuntó el escritor.
El agua es la única sustancia presente en la tierra en tres formas: líquida, sólida y gaseosa. Y esos tres cuerpos que adquiere el agua como líquido, hielo o vapor son un buen espejo de lo que pasa en mi muerte.
Soy un espíritu que un día se reviste de materia, pero hay más cuerpos además del físico. Hay cuerpo etérico, hay cuerpo astral y eso no es Nueva Era barata, porque hay gente seria que ve esos cuerpos.
La muerte, entonces, no es aniquilación sino paso entre vidas y cambio de lo material al espiritual. Un cambio en el que mi esencia permanece, del mismo modo que el agua sigue siendo agua cuando se evapora.
Al morir sigo viviendo y regreso al mundo de Dios del que había venido. Morir es volver a casa. ¿Y qué hago allá? Vivir, o sea, amar, creer, crear, relacionarme y seguir evolucionando. No le temo al más allá, sino a vivir mal en el más acá.
La clasificación entre hechos positivos y negativos está en nuestra mente, no en el Plan de Dios.
En una perspectiva espiritual todo tiene un sentido y un hecho no es bueno ni malo, sencillamente es.
Por eso hay muchos que hablan bien de una enfermedad que les dejó profundas y valiosas enseñanzas.
En el Plan divino el mal es necesario y casi siempre es una bendición oculta o un bien disfrazado.
Hay accidentes que mejoran la vida y crisis o muertes que nos despiertan y nos ubican.
Por lo mismo, no te contentes con una visión superficial y ve más allá de las clasificaciones de la mente.
Eso que ves como negativo llega para aprender algo y lo que llamas positivo puede llevarte al abismo.
Pide a Dios luz y serás capaz de ver luz en las sombras y los costos ocultos de esos bienes que te deslumbran.
Con la ira es mejor consagrarse una labor preventiva y ser proactivos en lugar de estar apagando incendios.
Si usted elabora una especie de diario de su ira sabrá cuándo, cómo y por qué se descontrola.
Así podrá conocerse y elegir estrategias basadas en la aceptación, la tolerancia y la paciencia.
Es muy útil cerrar los ojos cada día y visualizarse en oración reaccionando con total serenidad.
Las emociones son elecciones y con inteligencia emocional usted puede logra conocerse y controlarse.
No se desgaste cambiando a los otros, cambie usted y verá como hay paz donde antes había hogueras.
Sea casi a prueba de incendios como la ciudad de La Paz en la que el oxígeno escasamente alimenta el fuego debido a la altura.
Recuerde que el fuego de la ira se nutre de estos leños: soberbia, perfeccionismo, Ego y desamor.
Medita calmadamente y asimila la sabiduría oculta en estos Proverbios de la Biblia:
La persona cuidadosa advierte el peligro y se pone a salvo; el ingenuo no piensa, sigue adelante y lo paga.
No es conveniente comer demasiada miel. ¡Ten cuidado con los honores y los elogios!
Mas vale ante Dios un pobre que vive honradamente que un oportunista que se hace rico.
El usurero se aprovecha de los necesitados y un día tendrá que vomitar todo lo que se ha comido.
La persona sensata domina sus emociones, el insensato da vía libre a su impulsividad.
El orgullo hace que algún día te humillen, la humildad logra que algún día te llenen de honores.
Aunque usted no lo crea las personas que más errores cometen son exactamente los ganadores.
El perdedor comete menos errores porque claudica, se rinde y deja de insistir y de luchar.
Mientras tanto el ganador sigue en su surco y se levanta de cada caída aprendiendo algo.
Se sabe que el mejor bateador solo acierta 2 o tres veces de 10 intentos, pero mantiene vivo su entusiasmo.
En palabras de un sabio, los errores son lecciones del mismo Dios para que aprendas fe, fortaleza, humildad y paciencia.
Ahora bien, no siempre es fácil levantarse y hay golpes que te dejan a la deriva en un estado de indefensión.
En esos momentos busca aliados, cálmate, ve paso a paso y cree firmemente en nuevas primaveras.
Pensar en buenos modelos te ayuda y así puedes decir con un San Pablo prisionero: Sé en quien he puesto mi confianza.
Los libros sapienciales de la Biblia están llenos de buenos pensamientos como éstos:
La persona prudente nunca dice todo lo que sabe, el tonto se da prisa en hablar sin control.
Cuando eres lento para enojarte muestras tu inteligencia; el que no se domina manifiesta su insensatez.
El que es generoso se hace bien a sí mismo; el que es duro a sí mismo se hiere.
El amor auténtico perdona cualquier falta, el odio suscita peleas, discordias y divisiones.
Si solo te quedas en buenos deseos no logras nada, son los activos los que cambian el mundo.
La sabiduría es mucho más valiosa que el oro y el buen juicio vale más que el dinero.
La gratitud es como una varita mágica: siempre produce buenos resultados dondequiera que la lleves.