La iluminación espiritual

El gato negro

JEBUNA

Imagen; El gato negro; Jebuna

El Gato Negro

No necesitas creer en el oxígeno para respirar.
No necesitas creer en Dios para disfrutar de la existencia suprema.
Pero si los aceptas podrás sentirlos con consciencia.

Esta metáfora del gato negro es una inspiración basada en el famoso gato de Schrödinger, en la que algún autor anónimo le hizo una adaptación colocando en un cuarto oscuro al gato negro. Analogía que sirve perfectamente para explicar cómo los pensamientos filosóficos, metafísicos, teológicos y científicos tratan de comprender el universo. Pero al hombre anónimo le falto un ingrediente esencial en la alegoría, La Espiritualidad y entiéndase como espiritualidad, la existencia suprema en el aquí y en el ahora donde el espiritual participa como parte íntegra del todo. Veamos cómo es que cambia la perspectiva bajo la lupa de la espiritualidad.

La filosofía

Dice el anónimo: La filosofía es como estar en un cuarto oscuro buscando un gato negro.

Piensa que el gato está ahí y especula sobre su existencia, cuestiona su existencia y forma queriendo deducir todo sin mirar ni experimentar. Su observación es proporcional a la evolución de su intelecto sin hacer uso de sus sentidos, es toda una percepción quimérica de la relatividad.

La metafísica

Dice el anónimo: La metafísica es como estar en un cuarto oscuro buscando un gato negro que no está ahí.

Ve al gato, además, se las inventa para demostrar que el gato existe recurriendo a todos los elementos de la relatividad para demostrarlo, pero nunca consideran la no existencia. Ve al gato en su mente, pero en realidad el gato no está en el cuarto, y así mantendrán la convicción aunque los hechos demuestren lo contrario de su existencia.

La teología

Dice el anónimo: La teología es como estar en un cuarto oscuro buscando un gato negro que no está ahí, y además grita: ¡Lo encontré!, para convencer a los demás.

Asegura haber encontrado al gato obedeciendo solo referencias históricas y además programan a los más frágiles (niños) de su existencia. Fuera de eso hacen figuras referentes al gato para que los incautos ignorantes del futuro revaliden la supuesta existencia.

La ciencia

Dice el anónimo: La ciencia es encender la luz para ver qué hay en el cuarto.

Debe encender la luz para poder ver el gato si lo hubiera. Si el gato existiera, pero la luz no, nunca lograrían percatarse de su existencia. Su limitada y lenta evolución solo le permite ir descubriendo hasta donde su intelecto este desarrollado. La ciencia todavía es ciega, sorda y muda que apenas está despertando para percibir al gato en cuestión.

La espiritualidad

Agregamos esto: La espiritualidad no necesita luz para percibir la existencia o la no existencia del gato.

No se preocupa por la existencia o la no existencia del gato. Pero si fuera el caso, perfectamente puede percibir la existencia o la no existencia del gato por medio de sus sentidos e incluso vibrar al unísono con lo que es el todo del cuarto y en este caso, con el gato si lo hubiera.

Conclusiones: La Espiritualidad es el ingrediente que faltaba en esta famosa ecuación gatuna superándolas a todas por vibrar en con la existencia y la espiritual suprema en el aquí y en el ahora, a la que puedes llamar como te plazca, gato negro, dios etc., no tiene ninguna importancia como lo llames. Además, no tiene ningún tipo de afán, ni es influenciada por el EGO, no se preocupa de su existencia o la no existencia del gato, no necesita de ningún tipo de preguntas o de respuestas porque la mente no interviene de ningún modo. Por eso, deja que la ciencia que lo compruebe y sacie su necesidad de saber. Deja que la filosofía especule sobre su existencia y sacie su curiosidad. Deja que la metafísica experimente con ilusiones mentales y sacie el deseo de encontrar lo intangible y por último, deja a la teología que siga idiotizando a todos, con sus presuntos pregoneros de la verdad.

Por eso cada uno dice, si el gato existiera en cuestión:

La filosofía

La metafísica

La teología

La ciencia

La espiritualidad


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