Condicionamiento inconsciente de la mente

Si la mente inconsciente deposita los instintos… ¿Podría la mente, el inconsciente así como el consciente, librarse del condicionamiento a sí misma?

JIDDU KRISHNAMURTI

NUESTRO CONDICIONAMIENTO

El consciente, el inconsciente y el condicionamiento.

¿Qué es la mente? Está la mente consciente y la mente inconsciente. La mente consciente está ocupada con el quehacer diario: observar, pensar, argumentar, atender el trabajo, etc. Pero ¿nos damos cuenta de la mente inconsciente? La mente inconsciente es el depósito de los instintos raciales, de los residuos de esta civilización, de esta cultura, la cual tiene ciertas demandas, diversas formas de compulsión. Y ¿puede la mente en su totalidad, el inconsciente así como el consciente, descondicionarse a sí misma?

Ahora bien, ¿por qué dividimos la mente en consciente e inconsciente? ¿Existe tal división entre la mente consciente y la inconsciente? ¿O estamos tan ocupados con la mente consciente que nunca consideramos o nos abrimos al inconsciente? ¿Puede la mente consciente investigar, inquirir en el inconsciente, o solo cuando la mente consciente está en silencio pueden aflorar inconsciente las señales, los impulsos y las demandas del inconsciente? De modo que el descondicionamiento de la mente no es un proceso del consciente o del inconsciente, es un proceso total que surge con la firme intención de descubrir si su mente está condicionada.

El condicionamiento profundo

También está el condicionamiento profundo, como puede ser la actitud agresiva hacia la vida. La agresividad implica una sensación de dominar, de buscar poder, posición, prestigio. Uno tiene que profundizar mucho para estar totalmente libre de todo esto, porque es muy sutil, adopta diversas formas. Puede que uno piense que no es agresivo, pero cuando tiene un ideal, una opinión, una valoración, verbal o no verbal, yace un sentido de reafirmación personal que gradualmente se convierte en agresividad y violencia…

Otra forma de condicionamiento es la comparación. Uno se compara a sí mismo con otro que considera más noble o heroico, con lo que le gustaría ser, en oposición con lo que es. La comparación es una forma de condicionamiento, de nuevo, es muy sutil. Me comparo a mí mismo con alguien que es un poco más inteligente o más hermoso físicamente. De forma secreta o abierta, hay un constante monólogo con uno mismo en términos de comparación. Puede observarlo en sí mismo.

Ver que la mente está condicionada

Todo lo que podemos hacer es ver que la mente está condicionada y, a través del conocimiento propio, comprender el proceso de nuestro propio pensar. Uno debe conocerse a sí mismo, no la idea de lo que le gustaría ser, sino conocerse tal como es, por más feo o hermoso, por más celoso, envidioso o codicioso que sea. Pero resulta muy difícil solo ver lo que uno es sin desear cambiar, ese mismo deseo de cambiar es otra forma de condicionamiento, y por tanto, uno sigue moviéndose de condicionamiento en condicionamiento, sin experimentar nunca algo más allá de lo limitado.

El peligro del condicionamiento

Ahora bien, si fueran sensibles, si fueran serios, no solo se darían cuenta de su condicionamiento, también serían conscientes del peligro que causa, de la brutalidad y el odio que conlleva. ¿Por qué no actúan si ven el peligro de su condicionamiento? ¿Es porque son perezosos, entendiendo por pereza la falta de energía? Sin embargo, no les faltaría energía si vieran un peligro físico en su camino, como una serpiente, un precipicio, o un fuego. ¿Por qué entonces no actúan cuando ven el peligro del condicionamiento? Si vieran el peligro del nacionalismo para su propia seguridad, no actuarían? La respuesta es que no lo ven.

Siglos de condicionamiento

Durante siglos, hemos sido condicionados por la nacionalidad, la casta, la clase social, la religión, la educación, la literatura, el arte, la costumbre, las convenciones, la propaganda de toda clase, la presión económica, lo que comemos, el clima en el que vivimos, nuestra familia, nuestros amigos, nuestras experiencias, cualquier influencia que se le pueda ocurrir. Por tanto, las respuestas a todos nuestros problemas están condicionadas. ¿Se da cuenta de que está condicionado? Eso es lo primero que se tiene que preguntar, y no cómo liberarse del condicionamiento. Puede que nunca se libere de él, y si dice tengo que liberarme de él, caerá en otra trampa, en otra forma de condicionamiento. Así, ¿se da cuenta que está condicionado?

Si no estamos familiarizados con nuestro propio condicionamiento

Para que se de un cambio fundamental, es necesario comprender primero el trasfondo de nuestra educación, el patrón bajo el que opera nuestra mente. Si no comprendemos este patrón, si no estamos familiarizados con nuestro propio condicionamiento, si no entendemos la tendencia global del modelo de educación en el que nuestra mente está atrapada, entonces, simplemente seguiremos la tradición, que, inevitablemente conduce a la mediocridad. Es inevitable que la tradición embote y atrofie la mente; así, es evidente que se requiere un cambio fundamental dentro de uno mismo, porque aunque seamos astutos y cultos, la mayoría somos muy mediocres, vacíos, superficiales, internamente pobres, ¿no es así? Y para generar este cambio, es necesario comprender la totalidad de nuestro trasfondo. A menos que comprendamos este trasfondo, por más que luchemos por cambiar, eso no nos conducirá a ninguna parte.

Darse cuenta del condicionamiento

¿Cómo puedo liberarme del condicionamiento de la cultura en la que me he educado? En primer lugar, uno debe darse cuenta de que está condicionado, no que se lo diga otro. ¿Ven la diferencia? Si alguien le dice que tiene hambre, eso es muy distinto a tener hambre de verdad. Así, debe darse cuenta completamente. Darse cuenta significa que no está tratando de superar su condicionamiento o de liberarse de él; debe verlo tal como es, sin añadir ningún elemento como el querer liberarse porque eso es un escape de la realidad.

Debe darse cuenta, pero, ¿qué significa eso? Darse cuenta de la totalidad del condicionamiento, no de una parte, implica que la mente ha de ser altamente sensible.

Libertad del condicionamiento

Lo importante es la intención absoluta y seria de averiguar si su mente está condicionada para descubrir su condicionamiento y no solo decir que su mente está o no condicionada. Cuando se mira en el espejo ve su cara tal como es; puede que desee que alguna parte fuera diferente, pero el espejo le muestra lo que es. Ahora bien, ¿puede mirar de forma similar su condicionamiento? ¿Puede darse plena cuenta de su condicionamiento sin el deseo de cambiarlo? No es posible darse plenamente cuenta de él si uno desea cambiarlo, si lo condena o lo compara con algo más. Pero si mira el hecho de su condicionamiento sin compararlo, sin juzgarlo, entonces está viendo su totalidad, y solo entonces está la posibilidad de liberar la mente de ese condicionamiento.

Liberarse del condicionamiento

La mente es el resultado del pasado, es decir, el proceso del condicionamiento; ¿y cómo es posible que la mente sea libre? Para ser libre, no solo debe la mente ver y comprender su oscilación a modo de péndulo entre el pasado y el futuro, sino también darse cuenta del intervalo entre pensamientos. Ese intervalo es espontáneo, no es producido por ninguna causa, por ningún deseo, por ninguna compulsión.

Si observáis ahora cuidadosamente, veréis que si bien la respuesta, el movimiento del pensar, parece tan veloz, hay resquicios, hay intervalos entre los pensamientos. Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso de pensar. Si lo observáis, veréis que ese periodo de silencio, ese intervalo, no pertenece al tiempo; y el descubrimiento de ese intervalo, la plena vivencia de ese intervalo, os libera del condicionamiento, o, más bien, no os libera a vosotros sino que hay liberación del condicionamiento. De suerte que la comprensión del proceso de pensar es meditación. Ahora estamos no solo discutiendo la estructura y el proceso del pensamiento ‑que es el trasfondo de la memoria, de la experiencia, del conocimiento- sino asimismo tratando de descubrir si la mente puede librarse del condicionamiento. Solo cuando la mente no da continuidad al pensamiento, cuando está en silencio, en un silencio no inducido, y sin causalidad alguna, es solo entonces cuando puede haber liberación del condicionamiento.