Abrir y compartir espacios - Reflexión

No pienso que sea el escritor consumado, más bien esto lo hago como una experiencia de vida que comencé con mi hija a sus 14 años, paso horas leyendo.

ALBERTO MORE

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No pienso que sea el escritor consumado, más bien esto lo hago como una experiencia de vida que comencé con mi hija a sus 14 años, me pasaba horas leyendo cada vez que podía, mucha literatura universal, libros juveniles entre otros, muchas veces pensaba en las cosas que sucedían en casa habitualmente y me dedique a tejer cosas y las escribía entre una gran variedad de cuadernos que tenía y cada uno manejaba diferentes temas de mi interés.

Todo surgió una tarde en que llegue a casa, mi esposa me comento que nuestra hija había llorado la tarde entera y no había querido salir a comer y tampoco quería hablar con nadie, le dije deja descanso un poco y pienso y veo que hacer al respecto.

Paso algún tiempo y decidí tocar a la puerta de su cuarto, de mi esposa y yo siempre Teffy como le decía, era un diminutivo de Steffanny, no hubo respuesta a lo que volví a insistir y con voz queda y y nada entendible creí escuchar que decía – dígame- - tesoro mama está muy preocupada por ti y hace un rato he llegado y trato de pensar que te ha pasado, pero no logro concluir algo, si es el colegio dímelo o si es otra cosa te ruego que confíes en mi- hubo un silencio que me pareció eterno, y pensé en retirarme y de pronto el clic de la puerta sonó y se abrió despacio, el cuarto a oscuras, pues las cortinas que caían pesadamente sobre el piso, cubrían el total de la ventana de su cuarto, entre en silencio, mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad, mi hija me pedía que cerrara la puerta nuevamente y casi sin hacer algún ruido la cerré.

Me senté a su lado y llorando me abrazo – ¿papa como hago, yo no sé?- - Bueno dime que es y tratare de ayudarte- le seque un poco las lágrimas y le dije – que tal si comenzamos por el principio, es y reí como queriendo cortar un poco la pesadez y darle algo de luz al cuarto y se enojó, ¿Por qué te ríes? - -no lo hago, solo trato de cortar un poco la rigidez del ambiente, vamos tesoro si ¿no sé qué es?, ¿cómo podré ayudarte? Se sintió el silencio, pues a esa edad le había permitido a Teffy tener novio, no sin antes decirle de muchos altibajos que pasarían y aunque los advertía con anticipación, por muchos de ellos tendría que pasar como parte de su experiencia personal, a lo que le dije ya intuyendo un poco las cosas –¡hija sabias de esto, lo recuerdas!- asintió con la cabeza, continúe - pero son cosas que no podre evitar ni tu madre, ni yo y que necesariamente cuando uno decide tener una relación con una persona las cosas se complican un poco, pues ya debes de tratar de entender a esa persona y se tiene que sumar a parte de tus actividades en tu diario vivir, procurando que haya una armonía y todas esas cosas que hacen posible una sana relación entre dos personas y el tendrá su parte también en ello – me miro a lo que respondió – si eso me lo dijiste, pero David, dice que yo nunca le digo que lo quiero, que soy muy poco expresiva con él y la verdad ¿no sé qué hacer? – la abrace y le dije no es de preocupar, ya veo lo que pasa y la respuesta es fácil, siempre con tu mamá he hecho algo, que tú debes haberlo visto muchas veces, después de una discusión o de altibajos que hemos tenido, yo lo llamo abrir espacios, me miro como aun tratando de calmar el llanto y algo inquieta – muchas veces es duro decir las cosas y más la verdad, pero puedes hacer este ejercicio, hoy cuando venga le darás algo que le guste, ¡debo imaginar que ya sabes, que cosas le gustan¡- y de nuevo asintiendo con la cabeza, me respondió de forma positiva – ese detalle será el pretexto, cuando se lo entregues simplemente y con cariño le dirás que lo quieres, y cada vez puedas, hacer cosas así, abrir un espacio para demostrar que extrañas a alguien o simplemente que lo amas, además puedes escribirlo y adicional decirlo, pues al escribirlo, a esa edad yo releía esas cartas que me enviaban o los mensajes y sé que llegando a casa lo leerá varias veces y lo guardara en algún cuaderno o en su papelera; ya veía un poco de más alegría en su rostro y de pronto se paró en silencio y abrió la ventana, como permitiendo que su corazoncito también se iluminara, sus ojos mostraban una luz más clara, su rostro se iluminaba.

La abrace y trate como de reforzarle aquellas palabras sencillas que le decía, -de igual forma, muchas veces estamos los tres y por las dificultades del trabajo de tu madre, el mío, tu estudio y el cansancio que llega con todo ello, has notado que casi ni decimos palabras- me miraba y asentaba con la cabeza lo que decía, como si cayese en cuenta de que las veía pasar y no hacíamos nada por ello, pero un domingo, un día de semana cualquiera, puedes levantarte más temprano y hacer el desayuno por ejemplo para tu mama, cosa que no se tenga que levantar para hacernos el desayuno y lo haces tú, en algunas ocasiones lo hice con las dos y podrías decirle que duerma un poco más y que luego de levantarse, se bañe y desayune porque tu hiciste el desayuno, la podrás abrazar, decirle que la amas y permitir que vaya al trabajo con una mejor disposición, le arreglas el día, eso es lo que yo llamo abrir espacios y cada vez que necesites hacerlo, solo piensa que tipo de espacio abrirás para demostrarle a una persona que la amas-.

Se paró, peino su cabello y sin mirarme y decirme algo, me abrazo en silencio, luego me abrazo más fuerte, mientras me decía: -¡te amo papá, sé que siempre tendrás un consejo en ti, para darme!- y Salí como dejando que el vuelo de las horas dejara germinar esas palabras en su corazoncito y disfrutara de los preparativos de su regalo.

Seguimos de cerca los minutos, las horas hasta que cuajo el hecho de aquella tarea que tenía entre manos y que llevo a feliz término, luego de que quedamos en casa los tres celebramos con un poco de refresco y mientras tanto seguiré pensando que es una bonita forma de llegarle a las personas en cualquier momento y ese instante es ahora.