La iluminación espiritual

El milagro está en nuestras manos

POR: GONZALO GALLO

Imagen; El milagro está en nuestras manos; Gonzalo Gallo

MILAGROS A TU ALCANCE

Sin duda alguna, cada persona que lea EL MILAGRO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS, encontrará una fuente de inspiración renovadora en las palabras que ahí se encuentran, y a su vez será sembradora de ese futuro luminoso que tanto necesita hoy nuestro país y la humanidad.

Algunos de los pensamientos que aparecen en este libro son los siguientes:

El amor todo lo vence

Contamos con un potencial ilimitado como hijos de Dios. Todos, sin excepción, podemos ejercer a diario la magia más importante: la magia del amor. Gracias a ella podemos perdonar lo imperdonable, sanar heridas en el alma, derribar los muros del odio y construir puentes de hermandad. Somos magos, y a diario podemos realizar maravillas con el amor.

El amor todo lo vence. El amor es nuestra esperanza, nuestra luz y nuestra salvación. Lo necesitamos y lo sentimos en los momentos adversos cuando el destino nos sacude sin piedad. Ante una enfermedad grave, o doblegados por la muerte de un ser querido, apreciamos en toda su esencia la importancia del amor. Valoramos al máximo el calor de un abrazo, la ternura de una caricia y el poder sanador de las palabras afectuosas.

Pongamos al amor en el centro de nuestras vidas, recuperemos la ternura y abramos espacios al afecto. Así viviremos más y mejor.

Aprendamos de las crisis

Lo mejor que podemos hacer frente a una crisis es preguntarnos con apertura y sencillez: ¿Qué puedo aprender de aquí?. Las crisis están allí para darnos temple y centrarnos en lo que es realmente importante. Bien enfrentadas, nos mueven a cambios positivos, a corregir fallas y a purificarnos como el oro en el crisol. De hecho las palabras crisis y crisol vienen de la misma raíz griega ligada a la acción de limpiar y purificar.

No hay que temer a las crisis sino a la actitud pasiva o angustiosa frente a las mismas, ya que toda crisis enseña algo y es un llamado a corregir errores o a llenar vacíos. No debemos perder energías en culparnos o culpar por las fallas, sino esmerarnos en buscar soluciones. Es cierto lo que afirma Frank Crane: Los grandes hombres hacen de sus errores escalones hacia el éxito.

Todo fracaso y todo problema esconden valiosas enseñanzas en el arduo ascenso humano hacia la madurez espiritual. En el lenguaje de San Juan de la Cruz, el místico carmelita, diríamos que no se lleva a la luz sin pasar por la noche oscura. Por eso es tan importante enriquecer el espíritu por todos los medios, para no naufragar cuando arrecia el temporal.

En este nuevo día

Quiero vivir este día con entusiasmo, con decisión y con una firme confianza. Hoy mi entusiasmo tendrá dos alas: la persistencia y la alegría. Sé que la vida está llena de milagros para los que creen, aman y esperan. Por eso, en lugar de concentrarme en lo negativo, hoy voy a valorar todo lo bueno y a fortalecer mi fe y mi esperanza.

Saludo este nuevo día con ánimo y con una nueva actitud. Me lleno de optimismo para vivirlo con intensidad. Recibo este hoy con una actitud de fe, con mucha confianza en mí mismo y con un espíritu resuelto. Quiero que la Energía Divina se sienta en mis pensamientos, en mis palabras y en mis acciones.

Quiero asumir con entusiasmo mi labor y ver en cada dificultad un desafío, no una barrera. Quiero tomar todo lo bueno que me ofrece la vida, sin malgastar fuerzas en la queja o el derrotismo. La fe y el amor van a ser mis aliados y van a permitir que disfrute al máximo cada hora y cada minuto. ¡Hoy quiero ser feliz!

Amor bondadoso

Se cuenta que algunas personas criticaban a San Francisco de Sales por ser tan indulgente y bondadoso con los pecadores, y él respondió: Si existiera una virtud más alta que la bondad, Dios nos la habría enseñado. Lo que sabemos es que a nada exhortó tanto Jesús como a ser mansos y humildes de corazón. El amor se muestra en la bondad.

San Francisco de Sales solía repetir esta frase: Estoy convencido de que la mejor manera de predicar a los que hacen el mal es mediante el amor, aún sin decir una sola palabra. La bondad es un estupendo fruto del amor que te tienes y que compartes, y de la verdad que sigues y proclamas. Los antiguos decían que una vida bien vivida es aquella en la que nuestra mente se identifica con la verdad, y nuestra voluntad con la bondad.

Por una educación inteligente

Albert Einstein, considerado como uno de los más grandes genios de la humanidad, no aprobó los exámenes de admisión en el Politécnico de Zurich. Influyó en esto su aversión a la educación rígida que había recibido en Alemania. Una formación autoritaria e inflexible no provoca amor, sino odio. La disciplina es necesaria, pero no tiene por qué ser contraria a la educación, la alegría, la libertad y el juego mismo.

Necesitamos una educación que enseñe a vivir. Que sea integral, centrada en la unidad del ser humano; positiva basada en valores más que en prohibiciones, y en convicciones más que en normas. Una educación personalizada, que busque la unidad en la diversidad y que valore la individualidad. Una educación abierta a lo trascendente, basada en el amor a Dios y a los demás. Y, por último, que sea realmente liberadora: ajena a dependencias frustrantes, amiga del sentido crítico y de la libertad responsable.

Propiciemos, pues, una educación centrada en valores, no en datos. Eduquemos para convivir, no para competir.

Sembradores de esperanza

Cuando nuestra fe es firme, dejamos de ser profetas de calamidades y nos convertimos en sembradores de esperanza y constructores de un mundo más justo y fraterno. Si quieres que el país cambie, no te limites a lamentarte, haz algo. Con quejas y críticas aumentas la oscuridad; con buenas obras brilla la luz. Anímate a dar claridad con actos de amor. Cuando muere la injusticia nace la concordia. Comparte con el pobre, alegra al triste, anima al abatido, fortalece al débil, comprende al que yerra. Cada gesto de amor es un paso hacia la paz.

Depende de todos nosotros crear una sociedad fraterna con el poder del amor, la verdad y la justicia. Necesitamos del civismo que nos permite convivir en armonía. Hagamos nuestro el pensamiento de Charles Chaplin: Unámonos todos, luchemos por un mundo nuevo y digno. Unámonos para liberar al mundo, para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia.

Compromiso con el futuro

Si no queremos estar al margen del proceso histórico, el nuevo milenio nos pide unos compromisos importantes. Requiere apertura universal que genere unidad, sin grupismos egoístas ni individualismos estériles. Requiere apoyar el liderazgo femenino y promover relaciones hombre-mujer, con igualdad y mutuo enriquecimiento.

Requiere que fortalezcamos ese renacimiento religioso que presagia un nuevo amanecer. Poner a Dios en el primer lugar, con una fe viva y renovada, es un desafío que debemos asumir con entusiasmo. El nuevo milenio es una ocasión excelente para actuar con audacia e inventiva. Comprende que de ti depende recrear el mundo con el poder de la fe, la esperanza y el amor. Esa Nueva Era que para unos es moda y para otros negocio, sea para ti un nuevo nacimiento. Juan 3, 1-8

El poder de la inocencia

El mundo reclama hombres limpios, sin mácula y dispuestos a dar la vida por la verdad. Ellos hacen la historia y son la semilla del futuro. Según el novelista francés Víctor Hugo, La fuerza más poderosa de todas es un corazón inocente. Ahí refulge la luz de la verdad; en él domina la fuerza de la bondad. Dios se muestra fuerte en el aparente débil. Un corazón inocente es también el manantial de la auténtica alegría y el trono donde reina la paz.

La inocencia es rectitud y es transparencia. El corazón limpio es también un corazón fuerte, capaz de enfrentarse al mal y vencerlo. Los seres íntegros han liderado las más grandes empresas. Han demostrado que lo más blando es más fuerte que lo duro, el agua es más potente que la roca, y el amor es más vigoroso que la violencia, como decía Hermann Hesse.

Compromiso con la Tierra

Cada cinco segundos desaparece un área de bosque del tamaño de un estadio de fútbol. ¡Qué horror! Esto significa que cuando nuestros nietos sean adultos tal vez no haya bosques sobre la tierra, y solo los conozcan en fotos o en videos. Tenemos que amar y cuidar este planeta en lugar de convertirlo en un árido desierto, sin aire, sin agua y sin verdor. Y uno de los caminos para practicar la Ecología es ahorrar agua, no contaminar el aire y sembrar árboles.

Pero hay algo todavía más urgente: debemos acabar con el consumismo desaforado que nos convierte en compradores compulsivos. No nos dejemos manipular por una publicidad que multiplica las necesidades innecesarias, como denunciaba Bernard Shaw. Aunque no sea fácil, tenemos que aprender a decir eso no lo necesito, y dejar de ser esclavos de la moda y las marcas. Asumamos algún compromiso para que la Ecología no se quede en palabras. La Ecología no es una afición, es un desafío antes de que sea demasiado tarde.

Aprendamos de nuestros ancestros indígenas a querer y cuidar a la Tierra, a la que ellos denominan Pacha Mama. Ellos la consideran como una madre que multiplica la vida de todos, como una anciana que ampara a sus hijos, y como una joven virgen que se renueva constantemente. Veámosla, igualmente, como a una preciada hija a la que debemos proteger, cuidar y embellecer.

La verdadera riqueza

Una gran verdad encierra esta breve frase del pensador A. Graf: Cuando más posee el hombre, menos se posee. Son muy pocos los que saben conservar la libertad en medio de las riquezas materiales. Casi siempre las personas más ricas son las más esclavas. Creen que poseen, pero son poseídas. Sacrifican por dinero su paz interior, su tranquilidad, sus relaciones y su misma vida.

Por eso es tan importante crecer en desapego y en generosidad. El desapego nos hace libres en el amor. Sabes vivir cuando sabes compartir y le dedicas al espíritu lo mejor de tu vida y de tu ser. ¡Pobres aquellos que son poseídos por lo que tienen!

Haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6: 20-21


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