Flexibilidad - Liberación

Observad a un niño pequeño. Es tan suave, tierno y flexible. Permanece absolutamente Joven hasta el momento de su muerte si no pierde la flexibilidad.

OSHO

No perder la flexibilidad

Un hombre es joven en proporción a su flexibilidad. Observad a un niño pequeño. Es tan suave, tierno y flexible. A medida que se envejece, todo se vuelve tenso, duro, inflexible. Pero un hombre puede permanecer absolutamente Joven hasta el momento mismo de su muerte si no pierde la flexibilidad.

Cuando sois felices, os expandís. Cuando tenéis miedo, os encogéis, os escondéis en vuestro caparazón, porque si salís puede haber peligro. Os encogéis en todos los aspectos: en el amor, en las relaciones, en la meditación, en todo. Os convertís en una tortuga y os encogéis por dentro. Si continuamente se permanece en el temor, tal como viven muchas personas, con el tiempo se pierde la elasticidad de la energía. Entonces os convertís en una charca de agua estancada. Dejáis de fluir, dejáis de ser un río. Os sentís cada vez más muertos.

Pero el miedo tiene un uso natural. Cuando la casa está en llamas, tenéis que escapar. No intentéis no sentir miedo o seréis unos tontos. Deberíais mantener asimismo la capacidad de encogimiento, porque hay momentos en que es necesario detener el flujo. Deberíais ser capaces de salir y de entrar, de salir y de entrar. Eso es flexibilidad: expansión, encogimiento, expansión, encogimiento. Es como respirar. La gente que tiene mucho miedo no respira profundamente, porque incluso esa expansión proporciona miedo. Su pecho se encoge; tendrá un pecho hundido.

Intentad encontrar maneras de hacer que vuestra energía se mueva. A veces incluso la ira es buena. Al menos hace que vuestra energía se mueva. Si tenéis que elegir entre el miedo y la ira, elegid esta última. Pero no paséis al otro extremo. La expansión es buena, pero no deberíais volveros adictos a ella. Lo que de verdad debéis recordar es la flexibilidad: la capacidad de moveros de un extremo al otro.

La flexibilidad es la única respuesta válida frente a cualquier cambio. Ser flexible es observar una nueva situación y actuar de acuerdo a ella:

  • ¿Tu vuelo no salió?
  • ¿La casa que deseabas comprar ya se vendió? ¿Tu relación ya terminó?

No culpes a nadie, no te resistas, no te arrepientas, solo practica la aceptación con paciencia (¡no se trata de resignación!). Acepta que las cosas no siempre salen como quieres; y todo al final resultará mejor.

El no ser flexible también es fruto de creencias que, por una razón u otra, no han sido revisadas durante mucho tiempo. Ante un cambio de vivencias, experiencias e ideas, simplemente, sigue fluyendo. El agua del río no se estanca frente a la roca, solo la abraza, la sobrepasa, y continúa su rumbo hacia el mar.

Siempre existe un camino alternativo; cuando veas un desvío en la carretera: DETENTE, es un aviso, toma un respiro y relájate. Posiblemente la decisión de cambiar el rumbo sea la más idónea para ti, aunque ni tú mismo lo creas.

¿Qué es más flexible: un frágil bambú o un fuerte roble? Cuenta un proverbio chino que el frágil bambú es más resistente a los vientos huracanados (cuanto más viento, más se dobla), que un gran roble (cuya rigidez acaba con su vida), no por lo fuerte, sino por lo inflexible.