Falsos profetas

El profeta verdadero es quien después de haber alcanzado la iluminación espiritual nos trasmite con sabiduría su experiencia, es guía hacia la verdad.

JEBUNA

Guías Ciegos

El profeta verdadero es quien después de haber alcanzado la iluminación espiritual nos trasmite con sabiduría su experiencia, es un ser que nos orienta hacia la verdad. El profeta falso es quien después de haberse convencido hasta el copete de creencias, quiere trasmitirlas por medio de una inquisición, una Semana Santa pagana, programando la mente de un niño frágil o la mente de algún idólatra descuidado. Jesús nos advirtió: Un ciego no puede guiar a otro ciego, porque los dos caerían en el mismo hueco.

Sabemos que a través de la historia en nuestro planeta han pasado muchos sabios y maestros con el sello inconfundible del AMOR. Y la COMPASIÓN ¿Por qué será que respetaban la vida? ¿Por deporte? ¿Por qué les dio la gana? ¿La madre los regañaba? ¿Estaba de moda? ¿Eran ignorantes?, o ¿Será que no sabían el verdadero proceso de las proteínas?, o ¿Será que tenían compasión? Eso hay que preguntárselo a Maestros como Jesús, Buda, Gandhi, Gabriele, Francisco de Asís, Osho, Jiddu Krishnamurti y a tantos otros que han dejado huella por su sabiduría, por su inmenso amor y respeto a la vida.

Cualquier profeta que atente contra la vida no es digno de predicar AMOR.

Pero lo triste de la historia es que muchos guías hablan sin ser iluminados, solo lo hacen para complacer a sus feligreses, además, su Mitra vale más que tú casa, piden donaciones, limosnas o diezmos, y precisamente eso es lo que los delata como falsos profetas. Recuerda, la espiritualidad es lo más sagrado que tú tienes, no la pongas en las manos de ningún maestrillo. Dios, el todo, la existencia, el aquí y él ahora, tu interior o como quieras llamarlo, es lo único que no te falla y es 100% GRATIS y está contigo en todas partes.

Toda la anterior parafernalia es para traer a colación a tanto falso profeta que en sus prédicas ostentan suntuosas vestimentas de cuero. Qué ciego está el profeta al no darse cuenta de que en su atuendo hay matanza y sufrimiento, qué ciego está el que no ve a su predicador como un cruel depredador. Así mismo, el que tenga una auténtica espiritualidad tendrá que conformarse con ver caer a ambos al hueco, porque la verdadera florece en tu interior por la gracia de la compasión y el amor.