Calmar el hambre
El Prelado vuelve la cara hacia otro lado mientras viaja por el mundo para no ver está infamia olvidando que Jesucristo predicó el respeto a la niñez.
OSHO
Denunciar las inequidades
Una reflexión antes de leer a Osho
Que esta foto amerita que su Santidad promueva una vigilia por los centenares de miles de niños que sufren miseria absoluta y que, a lo mejor, muy en el fondo desearán jamás haber nacido para verse sometidos a estas infames condiciones. El Pontífice vuelve la cara hacia otro lado, mientras viaja por el mundo, para no ver esta infamia, olvidando que Jesucristo predicó el respeto a la niñez con absoluta firmeza.
Claro que nosotros, los de a pié también somos culpables. Nos sentamos a manteles cuando menos dos veces diarias. Nos hartamos, eructamos debidamente, y nos preparamos para defecar abundantemente, pero jamás pensamos en el hambre que campea en el planeta. Pero claro, muchos vamos al templo, o a la mezquita, o a la sinagoga, o tenemos el hogar lleno de estampitas, de cuadros religiosos, de íconos, de cadenas de oro de las cuales pende el gran sacrificado, o somos devotos a morir de las distintas vírgenes que hemos inventado, pero nada hacemos por denunciar las inequidades.
Osho, sobre la pobreza
El verdadero problema es la pobreza interior. Hasta las personas ricas llevan una vida muy pobre. Sus cuerpos están atiborrados de comida, pero sus almas se mueren de hambre.
La vida puede ser una canción, pero uno también puede pasarla por alto; no es inevitable. El potencial existe, pero debe ser realizado. Muchas personas piensan que el día en que nacieron todo acabó. Nada está acabado.
El día en que uno nace, las cosas no hacen más que empezar. El nacimiento ha de suceder millones de veces en toda vuestra vida: tenéis que nacer una y otra y otra vez.
El hombre posee tal potencial, tantos aspectos; es multidimensional. Pero las personas nunca exploran su propio ser, por eso la vida es triste, pobre. Esa es la verdadera pobreza. La pobreza exterior no es un gran problema; se puede solucionar, se solucionará. La tecnología ha llegado al punto en que la pobreza va a desaparecer de la faz de la tierra... Pero el verdadero problema es la pobreza interior. Hasta las personas ricas llevan una vida muy pobre. Sus cuerpos están atiborrados de comida, pero sus almas se mueren de hambre. Todavía no han conocido la canción de la vida, no han oído nada de ella. De algún modo continúan existiendo, tirando, arrastrándose, pero no hay júbilo.
Una gran canción es posible, una gran riqueza es posible, pero uno debe empezar a explorar. Y el mejor modo de explorar la canción de la propia vida es amar; esa es la metodología. Así como la lógica es la metodología de la ciencia, el amor lo es del espíritu. Así como la lógica os hace capaces de penetrar más y más en la materia, el amor os hace capaces de ahondar más y más en la conciencia. Y cuanto más profundo vais, más profundamente son liberadas las canciones. Cuando uno ha alcanzado el mismo núcleo del ser, la totalidad de la vida se convierte en una celebración, en una absoluta celebración.