La iluminación espiritual

Cadenas que intimidan

POR: JEBUNA

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LA CURIOSIDAD

Sabemos que la curiosidad en la juventud está en todo su esplendor y como dice el viejo refrán español: La curiosidad mató al gato, pero lo curioso es que no se sabe es quien apretó el gatillo. Señores, el impulso de la curiosidad es peligroso y debemos andar sigilosos porque una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer sin la consciencia encendida.

El preámbulo anterior es para contar que a los once años caminaba a casa de mis abuelos y en el trayecto vi un papel con algo que despertó mi fisgoneo, sin pensarlo, lo tome para ver que contenía y tremenda sorpresa: Un escrito sentenciando mi futuro, de consuelo una moneda de regalo A partir de ese momento era una víctima más de las famosas cadena de intimidación.

¿Qué decía? Casi nada, un rezo a un santo de los tantos que hay (a la fecha van más de 8.500) con un plazo de 10 días para enviar 10 copias y una amenaza al estilo del sacerdote Torquemada de recibir calamidades, pero si lo hacía, recibiría fortuna. Para burlarme un poco de esta payasada citaré casos con un poco de humor.

Calamidades para el que no haga los envíos: La mujer se la jugará con un inválido y le tocara sacarlo cargado, lo atropellara una llanta de repuesto y hasta una piraña mueca lo morderá.

Fortuna para el que haga los envíos: Le dirán que la ley de la gravedad está mejor, que le toco la parte buena del medio ambiente y que encontrara la aguja en el pajar.

Hoy día soy consciente de lo estúpido que fui al dejarme amedrentar por esta cadena. Además, tengo claro que esta pendejada tiene más vigencia que nunca y que a nuestro alrededor abundan los cándidos durmientes religiosos víctimas de una similar trampa. No es coincidencia, el sistema católico es la misma cosa, pero mejor elaborada, si sigues su culto te darán el cielo, pero si te reúsas el infierno obtendrás, al menos esta secta ya no es tan inquisidora como antes con su fórmula sagrada: Creer o morir en la hoguera.


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