Ambición y vacío
El reino del amor es para almas despiertas. Quien solo posee bienes materiales y solo ambiciona más y más, no tiene nada ante la ley de la vida.
JEBUNA
RIQUEZA INTERIOR Y EXTERIOR
La riqueza exterior refleja la pobreza interior.
Toda ambición por insignificante que sea genera un vacío que lleva a tratar de llenarlo con lo mundano. Poder y dinero son cabezas demoniacas de la ambición que conducen al planeta al colapso. Quiero todo lo que sea lo mejor, dominar y someter. Ambición, ambición y mucha más ambición que tiene de la ternilla a la humanidad.
Alcanzar la iluminación espiritual no debe ser una ambición porque el mismo vacío generado te alejara de ella. La iluminación se bebe a sorbos en cada instante de la existencia sin ambicionar beberla de golpe. Bébela con conciencia, tienes el aquí y el ahora para degustarla. Esta instancia te hará renacer regresando a tu interior, al reino del amor donde todo cesa, donde ya no necesitamos más ir a ningún lugar.
Reconocer la existencia del reino del amor es para almas despiertas. Quien solo posee bienes materiales, los acapara y solo ambiciona más, no tiene nada ante la ley de la vida. Es pobre en fuerza espiritual. También le será quitado lo que cree poseer, para que aprenda a aspirar al Reino de Dios. Las almas ambiciosas y hambrientas de poder se deberán doblegar en una y otra reencarnación hasta convertirse en los más humildes entre sus hermanos.
En mansiones y palacios ronda la frialdad del vacío. Solo podemos hallar calor humano en lo simple y proporcionado, pero nunca en la opulencia. El opulento, seguramente tendrá asegurado el bienestar en esta efímera encarnación pero con el riesgo de volver a ser atraído a estos mundos incrementando el vacío entre el amor y el ser. Los verdaderos ricos son aquellos que cumplen la voluntad de Dios Todo y Eterno.
EL ATOLLADERO DE LA IGNORANCIA
Solo queda pensar que todavía hay mucho camino por recorrer para salir del atolladero de la ignorancia. Creo que lastimar el legado de Jesucristo con riquezas religiosas y culturales, es un irrespeto directo contra Dios Todo y Eterno. No sobra traer a colación que la riqueza interior está en seres que respetan las leyes del amor porque entender que el amor sagrado es clara presencia de una verdadera riqueza interior.