La meditación y el instante intemporal
El instante de absoluta meditación, silencio e inmovilidad, no es del tiempo, no tiene pasado ni futuro. Ese instante, por ser intemporal, es eterno.
JIDDU KRISHNAMURTI
¿QUÉ INCLUYE LA MEDITACIÓN?
Extracto de una discusión sostenida en Nueva Delhi, 1956
Krishnamurti dice que la primera es vaciar la mente por completo de todo lo que ha conocido; la segunda, una energía no dirigida, no controlada. Luego, la meditación requiere la más elevada clase de orden, orden en el sentido de una completa terminación del desorden generado por la contradicción, y una condición de flexibilidad de la mente. Debemos descartar en absoluto la idea de practicar un método. El interrogante fundamental es si la mente, que incluye el corazón, el cerebro y todo el organismo físico, puede vivir sin distorsión ni compulsión alguna y, por lo tanto, sin ningún esfuerzo. Por favor, plantéese el interrogante a sí mismo. Todo esto es meditación.
Nuestras mentes están distorsionadas; han sido moldeadas por la cultura en que vivimos, por las estructuras religiosas y económicas, por el alimento que ingerimos, etcétera. A la mente se le da una forma definida, se la condiciona, y este condicionamiento es una distorsión. Solo cuando no hay tal distorsión, una mente puede ver de manera completa, con claridad, pureza e inocencia. El primer paso es la capacidad de mirar ‑el arte de escuchar-, de mirar sin distorsión alguna, lo cual quiere decir que la mente ha de estar absolutamente quieta, sin un solo movimiento. ¿Puede la mente que se halla en constante movimiento estar completa y absolutamente silenciosa, sin ningún movimiento, sin método alguno, sistema, práctica ni control de ninguna clase que se imagine?
La mente debe vaciarse a sí misma de todo el pasado para volverse altamente sensible, y no puede ser sensible si existe la carga del pasado. Es solo la mente que ha comprendido todo esto la que puede formular la pregunta. Y cuando formula la pregunta no obtiene una respuesta, porque no hay respuesta. La mente se ha vuelto altamente sensible y, por lo tanto, supremamente inteligente, y la inteligencia no tiene respuestas. Es, en sí misma, la respuesta. El observador no tiene cabida porque la inteligencia es lo supremo.
Entonces la mente ya no busca más, ya no desea tener experiencias más elevadas y, por consiguiente, no ejerce la capacidad de control. Vea la belleza de ello, señor. Debido a que es inteligente, la mente no controla. Opera, trabaja. Por lo tanto, en la acción misma de la inteligencia desaparece el estado dual. Todo esto es meditación. Es como una nube que comienza en la cima de un cerro con unas cuantas nubes pequeñas y, a medida que se va moviendo, cubre todo el cielo, el valle, las montañas, los ríos, los seres humanos, la tierra; lo cubre todo. Eso es la meditación, porque la meditación concierne a todo el vivir, no solo a una parte.
Sólo entonces puede la mente estar quieta, sin un solo movimiento, y no mientras dura ese instante, porque ese instante no tiene duración, no pertenece al tiempo. El tiempo existe solamente cuando está el observador que experimenta ese silencio y dice: Quiero tener más. Por lo tanto, ese instante de absoluto silencio e inmovilidad, por no pertenecer al tiempo, no tiene pasado ni futuro. En consecuencia, esa inmovilidad, esa quietud absoluta está más allá de todo pensamiento. Y ese instante, por ser intemporal, es eterno.
Una mente libre de toda distorsión es, de hecho, la verdadera mente espiritual, no una mente que va al templo o que lee los libros sagrados o que repite rituales, por bellos que puedan ser, no una mente repleta de imágenes que se le han impuesto o que ha creado por sí misma.
El vivir no está separado del aprender, y en esto hay una gran belleza. Porque, después de todo, el amor es eso. El amor es compasión, pasión, pasión por todo. Cuando hay amor no existe el observador, no hay dualidad, la dualidad del tú que me amas a mí y del yo que te amo a ti. Sólo hay amor, ya sea amor por uno solo o por mil; solo existe el amor.
Cuando hay amor, usted no puede obrar mal, haga lo que haga. Pero nosotros tratamos de hacerlo todo sin amor ‑viajes a la luna, los maravillosos descubrimientos científicos- y, por lo tanto, todo sale mal. El amor solo puede existir cuando no existe el observador. O sea, que cuando la mente no está dividida en sí misma como uno que observa y lo observado, solo entonces existe esa cualidad del amor. Cuando usted tiene eso, eso es lo Supremo.