El Ho’oponopono en la reencarnación y la familia
Creas o no, el Ho’oponopono en la reencarnación y la familia está ahí para enseñarte a amar la parte que tanto denigras. Es un mensaje de tu Yo profundo.
NATHALIE BODIN
EL HO'OPONOPONO
El Ho'oponopono en la reencarnación y la familia.
A los que, como yo, creen en la reencarnación, quisiera decirles que he encontrado, en la práctica de Ho'oponopono, un sentido para la presencia de cada cual en este mundo. Ahora voy a resumir el principio de la reencarnación tal y como yo la percibo, a fin de compartir fácilmente mi razonamiento contigo.
LA REENCARNACIÓN
Todo empieza con la concepción de uno, del Yo profundo, como me gusta llamarlo. No me refiero a la concepción física del individuo de carne y hueso, sino a la concepción del alma viajera, cuyo aprendizaje le supone varias vidas físicas. Cuando estás en ese estado que precede al nacimiento físico, es decir, cuando eres solo un alma, tienes una visión global del universo y del lugar que vas a ocupar. La comprensión, por no decir el Absoluto conocimiento, se realiza, por lo visto, mediante las experiencias de la vida.
¿Y qué mejor que nacer en este mundo para aprender?
Llegados a ese punto, tu alma escoge encarnarse en un lugar y familia concretos. Esa decisión parece olvidarse con el nacimiento, pero reaparece el día que tomas conciencia de poder conectar con tu Yo profundo; lo que dejaste de lado y te une a tu alma aventurera. Quizás la dejaste de lado para encontrarlo mejor. En resumen, cuando la toma de contacto tiene lugar, gracias a la meditación o por un regreso a la naturaleza. Entonces sientes dentro de ti que has venido al mundo para enriquecerte con experiencias y, con un poco de suerte, quizás esta vida sea la última… antes de alcanzar el nirvana.
LA FAMILIA
Mientras se espera, hay que vivir con la familia escogida.
Un padre ausente o violento, una madre que humilla o que es indiferente, un hermano odioso o tonto, una hermana irritante o delirante, no es solo tu familia, sino la familia que has escogido para vivir una vida entera. Pero ¿cómo apelar a la compasión en tu corazón para aceptar una elección improbable, habiendo nacido en una familia tan violenta o indiferente? Solo podemos perdonar a nuestra alma, a nuestro Yo profundo por haber decidido vivir entre esas personas. Se trata de dar las gracias por haber elegido eso. No hay nada como perdonarse con amor para, seguidamente, poder perdonar a los demás y ejercer la auténtica compasión.
La escuela de la vida enseña, como clase principal, la vida en familia. A ella no se puede escapar, ni siquiera siendo huérfano, porque de su orfandad sacará enseñanzas.
En este concepto de reencarnación escogida y querida, la familia es mucho más que un reflejo de tu personalidad, es el espejo de tu alma. Más aún, ésta es mensajera y guardiana de lo que aprendas en esta vida.
A algunos, la familia les enseña a conseguir el desapego emocional; a otros, a vivir sin expectativas. No importa el número de vidas que vivas, todas ellas serán necesarias para tu propia comprensión.
Cuando se toma plena consciencia de que la elección familiar ha sido premeditada, uno se da cuenta de que debe dejar de luchar contra uno mismo. Los reproches, los rencores, las decepciones y las expectativas que había albergado hacia mis padres perdieron, poco a poco, su sentido. Tuve que aceptar haberme encarnado junto a esas personas que son, en definitiva, las que me habían ayudado a comprender tantas cosas y que, seguramente, no habría encontrado un entorno mejor para evolucionar. Utilizando palabras tan simples como: Gracias, te quiero ante las dificultades que he experimentado con mi gente, siento completa gratitud. La gratitud va hacia mi padre, hacia mi madre, hacia mi hermano y hacia mí misma. Personalmente, creo que he hecho algo más que aceptar haber nacido en mi familia, he aprendido a amar la parte de mí que hizo la elección. He empezado a quererme.
LA PRÁCTICA EL HO'OPONOPONO
La práctica de Ho'oponopono es una forma de acelerar el proceso de aceptación de tu condición humana para, seguidamente, hacer el aprendizaje necesario para la evolución de tu alma o Yo profundo.
Reencarnándome aquí, en este período, he querido participar en el descubrimiento del amor propio o, lo que es mejor, quizás he querido vivirlo plenamente a la espera del último estadio de la evolución del alma. Lo cierto es que no importa la razón porque me siento bien practicando Ho'oponopono y acepto mi vida con mi gente.
APRENDER AMAR
¿Qué más podría pedir sino continuar así?
Tienes la oportunidad de aprender a amar gracias a tus seres más cercanos. Creas o no en la reencarnación, la familia está ahí para enseñarte a amar la parte que tanto denigras. Es el reflejo de lo que quieres esconder en lo más profundo de ti. Es un mensaje de tu Yo profundo.
¿No te has dado cuenta de que las reflexiones de tus seres queridos meten el dedo en la llaga, sistemáticamente?
Puede que sea porque te conocen bien o, probablemente, porque tú has creado la situación propicia que te ha conducido al conflicto. Eres el creador de dicha situación. Has hecho todo lo posible para que las memorias erróneas que se asentaban cómodamente, afloren, se desvelen y puedas limpiarlas. Tu padre o tu madre no han hecho más que responder a esa necesidad y transmitir el mensaje a tu Yo profundo.
¿Por qué no aprovechar esas comidas familiares para hacer una limpieza intensiva?
Es lo más práctico, por otra parte. En lugar de ir desenterrando memorias durante semanas o meses, puedes hacer limpieza general en pocas horas. No me refiero a reunir a la familia entera en una comida para resolver conflictos actuales o pasados, sino a aprovechar cumpleaños o bodas y bautizos para fijarte en las emociones que te suscita ver al tío o al primo. Se trata de reconocerlos.
Cuando estoy con mi tía Josiane siempre me habla de problemas de dinero. ¡Y me saca de quicio cada vez que lo hace! Tengo la sensación de que cree que estoy forrado.
La interpretación del propósito de la tía es, seguramente, falsa, pero la emoción que te despierta es bien real. En ese momento preciso, puedes activar el proceso de Ho'oponopono: Perdóname, me siento fatal por haber provocado esta situación. Gracias, tía, por haberme descubierto esta memoria errónea. Te quiero, por ser la mensajera, tú, que formas parte de mí… y de mi familia.
Lo mismo pasa cuando a tu hermana le acaban de detectar un cáncer y sigue fumando cigarrillos, uno detrás de otro. Es inútil encolerizarse ni transmitirle tu inquietud, tienes una herramienta maravillosa a tu alcance: Lo siento, gracias, te quiero. Repítelo tantas veces como sea necesario y envía ese amor a tu hermana.
Cuando el juicio desaparece y la inquietud se calma, es posible comunicarse y actuar conjuntamente para que esa enfermedad no sea un pesado fardo para todos. Cuando el proceso del amor haya empezado, irradiará amor a tu alrededor. Todos los que te rodean sentirán esa paz y las reflexiones cambiarán para volverse hacia el respeto. El espejo que es la familia puede convertirse en el reflejo del amor que os conecta a todos.
Tu alma ha seleccionado las mejores herramientas para tu desarrollo personal: tus hijos, tus padres, tus abuelos, tus hermanos, tus hermanas, tus tíos y tías. ¡Úsalos! Sirven para hacerte crecer.
¡SORPRESA!
Voy a enseñarte un truco que me fue de gran ayuda para poder permanecer sin expectativas en los inicios de mi práctica de Ho'oponopono. Con cada limpieza yo decía: Lo siento, perdóname, gracias, te quiero… ¡Sorpresa!.
Sorpresa, para indicarle a mi mente que estaba a punto de pasar algo, seguro, pero que había que dejar que pasara sin saber qué sería. No tenía la menor idea de qué me iba a pasar ni cuándo ni cómo… La vida me iba a dar una sorpresa tras la limpieza que acababa de hacer, eso era lo único que sabía a ciencia cierta. Mi ser estaba a la mar de contento al escuchar la palabra sorpresa, y mientras se iba regodeando en ese regalo por llegar, daba tiempo a mi Yo profundo para elaborar esa sorpresa. Nunca me han faltado regalos, tan variados como sorprendentes, hasta la fecha.
En la actualidad, ya no tengo la necesidad de decir sorpresa. He comprendido que puedo tener plena confianza sin expectativa alguna. La sorpresa siempre está ahí, con la certidumbre de que siempre encontraré la mejor solución de la manera más evidente.
¡El Ho'oponopono es perdón!