El mundo volverá a la espiritualidad
En lo espiritual no hay nada por encima de la ley de amor y de sacrificio que enseño Cristo. Por eso, el mundo volverá a la espiritualidad universal.
OMRAAM MIKHAEL
ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL
En lo espiritual no hay nada por encima de la ley de amor y de sacrificio.
Cuando digo que hay una nueva espiritualidad, no lo digo porque piense que esta espiritualidad será superior a la que trajo Jesús. Es imposible, no hay nada por encima de esta ley de amor y de sacrificio que El vino a enseñar a los hombres. Pero en los métodos, en la aplicación, en las interpretaciones, podemos llegar más lejos. No todo está dicho en los Evangelios, ¡hay tantos puntos aún oscuros e inexplicados! Pues bien, esta claridad la aporta la espiritualidad.
Y cuando digo que debe venir una espiritualidad universal, se debe a que el catolicismo aún no es universal. Aunque católico signifique universal, en realidad la religión católica no es universal. Primeramente, está lejos de ser practicada por el mundo entero, y luego que al rechazar un gran número de verdades esenciales, como la reencarnación, las leyes del karma o la importancia del la vida espiritual, también se ha desgajado de las verdades universales, y por lo tanto es una secta. Para que una religión sea universal, es preciso que no rechace ninguna verdad concerniente a la totalidad del mundo.
Además, por ahora, ninguna religión está fundada en principios aceptados por el mundo entero. Solo la espiritualidad será la religión universal porque todo el mundo acepta la espiritualidad, la busca, la comprende; las restantes religiones pueden o no concernir a los demás, convenirles o no convenirles. Por otra parte a eso se debe el que hayan tantas religiones: porque cada una está adaptada a tal o cual mentalidad. Si la religión católica fuese verdaderamente universal, si fuese cierto que abraza a todo el mundo, entonces los católicos vivirían verdaderamente en la plenitud. En realidad, ¡hay tantos budistas que les aventajan! Tienen una fe tan grande en la inmortalidad del alma, que son capaces de tirarse al fuego, no tienen ningún miedo a la muerte. Mientras que los católicos, son temerosos, son cobardes, tiemblan por lo más mínimo, ¡y hacen lo que sea - incluso crímenes - para no morir!
LA REENCARNACIÓN
Rechazando la reencarnación, los católicos se han cerrado el camino durante siglos.
Decía pues que una espiritualidad universal debe reunir todos los conocimientos y las prácticas que permitan al hombre llegar hasta la iluminación. Cuando el catolicismo rechaza la enseñanza de la reencarnación, nos está impidiendo comprender la justicia del Amor. No hay pues que extrañarse si todo parece insensato: ya no se ve la razón profunda de las cosas, todo parece anormal, injusto.
Ante el malo y el sufrimiento, un católico solo puede decir: Es Dios quien lo ha querido. El, por sí mismo, no ha hecho nada para que le lleguen estas desgracias, es inocente, comprendedlo, no es responsable de nada; es el Señor quien es responsable. Pero entonces, ¡el Señor es caprichoso, hace lo que quiere!
Mientras que admitiendo la reencarnación, todo resulta claro; de una existencia a otra, tal causa implica tal consecuencia. Ya no es un Dios religioso quien es responsable, sino nosotros: puesto que hemos escogido tal camino, tal manifestación, nosotros somos la causa de nuestro destino, no un Dios religioso. La existencia se mantiene pues en Su grandeza, en Su esplendor, en Su perfección, en Su justicia. Mientras que sin la reencarnación, todo recae sobre un Dios religioso. Y yo pienso que si los católicos tuvieran más en cuenta la gloria y la perfección de la existencia, sería necesario, por lo menos, que aceptaran la reencarnación. Pero son tan estúpidos que ni siquiera ven las consecuencias de su actitud, no ven la terrible imagen que presentan del Amor. El amor ha dado la libertad a los humanos, diciéndoles: Haced lo que queráis, sabed solamente que si transgredís las leyes, sufriréis. Pero esto no importa, tenéis toda la eternidad por delante, tendréis tiempo de arrepentiros y de reparar. El amor, es paciente.
SÓCRATES Y LA JANTIPA
Un hombre es desgraciado con su mujer porque es muy desagradable:
¡Una Jantipa!, pero no sabe por qué tiene una mujer así y piensa que el Cielo se la ha enviado. ¡En absoluto! Es él quien la ha buscado, quien la ha atraído. Como Sócrates. Pero por lo menos Sócrates lo hizo conscientemente. Mientras que este pobre ciego, ha atraído inconscientemente una arpía, y ahora se lamenta. Sócrates no se lamentaba: lo soportaba todo pacientemente. Un día, estaba hablando con un amigo y he aquí que Jantipa (Jantipa era su esposa, que era vulgar y tonta) , furiosa, después de haber gruñido un buen rato, acabó por echarle un cubo de agua sucia. El amigo estaba indignado. Pero tú sabes muy bien, le dijo Sócrates, que después del trueno viene la lluvia. Sócrates no se turbaba fácilmente, había buscado a Jantipa, y gracias a ella había desarrollado las cualidades de la paciencia y de la indiferencia a las críticas y a las injurias. Por lo tanto os aconsejo que también vosotros busquéis una Jantipa. ¿Por qué queréis encontrar una mujer fantástica? Os dormiréis y no evolucionaréis. Mientras que con una Jantipa, ¡ah, qué progreso! ... ¿Veis?, os doy buenos consejos, ¡siempre buenos consejos!
LA IGLESIA
Mientras la Iglesia no acepte la reencarnación, hace de su Dios un déspota, un monstruo.
Por lo demás, habría mucho que decir sobre la forma en que el catolicismo ha presentado a su Dios religioso, puesto que ha heredado del Antiguo Testamento la imagen de un Dios celoso, vengativo, terrible, que reparte castigos y condenas. Y yo os digo: Es falso, esta no es la verdadera imagen del Señor. - ¿y por qué estaba escrito? - ¡Porque los humanos estaban en un nivel de evolución en que se necesitaba asustarles con la imagen de un Dios severo, implacable, a quien Moisés intentaba calmar a menudo para que no destruyera a Su pueblo! En realidad, un Dios amoroso no castiga jamás, El no se ocupa de esto. El pasa el tiempo allá arriba, entre festines, en compañía de los Ángeles y los Arcángeles, entre cantos y música; y el néctar y la ambrosía manan en abundancia. ¿Cómo no va a tener el Señor algo mejor que hacer que vigilar a los humanos, día y noche, anotando en una agenda los crímenes y las porquerías que están haciendo, abiertamente o en secreto? Pobre, ¡qué situación para El! ¿Cómo no estar hastiado?
Personalmente no creo en todo eso, pero pienso que si los humanos han fabricado máquinas para registrar y calcular, se debe a que estas máquinas ya existen en la naturaleza, y por lo tanto también en nosotros. Registran todos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros actos, y en el momento en que sobrepasamos los límites en cualquier campo, ¡crac! nos sentimos abatidos. Pero no es el Amor quien nos castiga, al contrario, El Amor siempre está dispuesto a recibimos en su reino.
Acordaos de lo que os decía un día. Suponed que os persigue el enemigo: queréis salvaros y corréis deprisa, deprisa, hacia el Cielo. Y he aquí que llegáis: aparecéis en medio de una gran asamblea donde el Amor esta en toda su plenitud. Y vosotros, sin aliento, polvorientos, andrajosos, miráis esta asamblea en la que habéis caído. El Amor no os dice: ¿Qué vienes a hacer aquí, palurdo? ¡Vete! ¡Esto no es para ti! Sino que al contrario, cuando os ve, el Amor os acoge: Dadle agua para que se lave, y vestidle con trajes festivos para que venga a formar parte del festín. Y a los enemigos que os persiguen no se les acepta. Están fuera esperando, y como el festín dura mucho tiempo, acaban por impacientarse y vuelven a su casa. Ved cómo ocurre esto. ¿No os habéis dado cuenta? Ciertos días en que os sentíais tan abrumados y perseguidos por enemigos internos, empezasteis a rezar... rezar... rezar... y después de algunos minutos os sentisteis felices, libres: vuestros enemigos habían desaparecido. Intentad comprender bien esta metáfora que os presento.
No penséis que he venido para destruir la Iglesia, no, estoy de acuerdo en trabajar con ella, pero traigo una luz que, de momento, no posee. Por otra parte he intentado alguna que otra cosa: me he encontrado con sacerdotes, dominicos, franciscanos, etc. y nunca he tenido éxito. He logrado algo con dos o tres, pero con los demás, no. Porque les han deformado de tal manera en los seminarios, que ahora ya no hay nada que hacer para que acepten la luz de estas grandes verdades. Por eso prefiero entenderme con los ateos, los incrédulos, los anarquistas, y con ellos, tengo éxito. Pero los religiosos, ¡ay, ay, ay! ¡Son tan limitados, tan beatos, tan estrechos!.. Creo que el cambio se producirá algún día, pero ocurrirá después de que hayan pasado por todo tipo de tribulaciones que les habrán hecho reflexionar.
LA NUEVA TIERRA
El Amor está en camino de crear un nuevo cielo y una nueva tierra.
¿Por qué no un reino universal de espiritualidad y amor? Evidentemente, es simbólico, y ya os he dicho que no hay que tomar esta frase literalmente, porque entonces también aquí el Amor quedaría muy mal; podría decirse tranquilamente que no es ni sabio, ni omnisciente. No supo escoger desde un principio los materiales más adecuados para construir la tierra y el cielo y he aquí que después de algunos millones de años los materiales se han estropeado, desgastados, por lo cual se ve obligado a crear un nuevo cielo y una nueva tierra... y mientras tanto, ¡todos los habitantes están fuera, bajo la lluvia! No, en realidad, este nuevo cielo y esta nueva tierra nos conciernen, el Amor los crea en nosotros. El nuevo cielo es una nueva mentalidad, una nueva filosofía, una nueva forma de ver las cosas y de comprenderlas. Y la nueva tierra es un nuevo comportamiento, una nueva forma de actuar. He aquí cómo hay que interpretar el nuevo cielo y la nueva tierra. De lo contrario, es catastrófico para la existencia: entonces resulta que la existencia no actúa acorde a la propiedad de los elementos que creó y ahora se está dando cuenta de que son viejos, de que se han enmohecido, de que se han podrido. Mientras que si se interpreta esta idea como yo lo hago, El Amor permanece en Su grandeza, en Su inmensidad, en Su sabiduría infinita.
Naturalmente no aceptaréis todo lo que estoy contando. Pero intentad por lo menos no manteneros en vuestros puntos de vista antes de haberlos verificado. Hay muchas personas que se mantienen en sus puntos de vista, y cuando me escuchan, en lugar de intentar comprender, dicen: Ah, no, esto no es verdad, no es posible, es monstruoso. ¡Yo ya sé cómo es esto! Pero en la existencia de cada cual hay por lo menos un momento en que hay que preguntarse si el propio punto de vista es verdaderamente justo, verdaderamente impecable. Sin embargo, lo guardamos, lo protegemos toda la vida sin aceptar la necesidad de verificar si está bien fundado. ¡Pero es muy arriesgado! Hay muchas personas que se han roto la cabeza porque querían defender a cualquier precio su filosofía errónea. Y sin embargo, ¿qué hacen de vez en cuando? Se hacen auscultar por un médico para ver qué es lo que no funciona: el corazón, el estómago, el bazo, el hígado, o los intestinos... y el médico dictamina. Pero nunca irán a un Maestro para pedirle qué es lo que no funciona en su forma de sentir y de comprender. En cuanto a esto no tienen problemas, reflexionan bien, ven bien, juzgan bien, razonan bien. ¿Y qué pruebas tienen de esta perfección? Unas pruebas catastróficas: desgracias, tristezas, fracasos, ¡pero siguen creyendo que son impecables!
REGRESO A LA ESPIRITUALIDAD
Llegará un día en que el mundo entero volverá a la espiritualidad.
De momento no lo creéis, porque cada día aparecen nuevas enseñanzas, nuevas sectas, toda clase de prácticas antiguas que habían sido olvidadas y que empiezan a reaparecer. Ciertamente todas tienen algo bueno, pero les falta un punto esencial, el poner más énfasis en la necesidad de vivir para la colectividad, para la fraternidad, para la universalidad. Todos trabajan para sí mismos, para su propio desarrollo. ¿Y qué aportan en realidad a la humanidad con su saber y sus poderes? Nada, y a menudo se sienten desgraciados. Ahora hay que dejar todas esas cosas de lado y trabajar solo para que el mundo entero encuentre la paz, la felicidad, la alegría, la luz. Al hacer un trabajo desinteresado para el mundo entero se reciben los verdaderos poderes, el verdadero conocimiento. Aunque no se sepa cómo vienen, el hecho es que vienen, que se instalan en nosotros. Al dejar de pensar tanto en sí mismo uno se convierte en algo formidable: porque se ensancha el Círculo. Esta es la nueva enseñanza que trae la verdadera espiritualidad cuando regresemos a ella.