Transformación de amor
Cuento zen con moraleja
Si te transformas en amor, observas cómo cada persona con la que interactúas se transforma a tus ojos al mirarlas con amor, los has creado en tu corazón.
Cuento zen sobre la transformación de amor
Le preguntaron al Maestro: ¿Qué es el amor?
El amor respondió, es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior.
Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso amor?
No será amor si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor.
¿De modo que el amor cambia?
Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue programado como amor ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por amor programado no es más que la constancia escrita de métodos pasados.
MORALEJA
Si el amor que sientes no tiene un destinatario específico, esto no significa que dejes de amar. Simplemente, te conviertes en amor mismo. Cuando te transformas en amor, observas cómo cada persona con la que interactúas se transforma a tus ojos al mirarlas con amor. Al hacerlo, les ofreces un don más valioso que cualquier acto de servicio: los has creado en tu corazón. Si hay cierto grado de contacto entre tú y la otra persona, también ellos pueden experimentar una transformación genuina.
Ahora, ofrécete a ti mismo este mismo don. No juzgues ni condenes ninguno de tus defectos o neurosis. Si no juzgas a los demás, tampoco debes juzgarte a ti mismo. Investiga, reflexiona y analiza tus defectos para tener una mejor comprensión que te lleve al amor y al perdón. Descubrirás con alegría como esta actitud compasiva y tierna hacia ti mismo te transforma.
Si comienzas a entender quién eres verdaderamente sin tratar de cambiarlo, esa comprensión transformará quién eres. Y a medida que puedes amar a más personas, tu capacidad de amar aumentará. Si tu amor es compartido por muchas personas, aquellos a los que amas recibirán más amor. El amor muere si se reduce, pero florece si es extendido a una amplia área. Cuanto más grande es el amor, más profundas son sus raíces. La conciencia aporta una transformación a todo. Tu amor no necesita tener un destinatario específico, simplemente te conviertes en amor. Eres amor, tu ser entero es amor, incluso mientras duermes.
El amor no conoce celos ni lamentaciones, es una comprensión profunda. Amar a alguien no significa que esa persona también tenga que amarte de vuelta.