Santos de piedra

Cuento zen con moraleja

Un corazón de piedra, siempre buscará santos y templos de piedra. El estar despierto es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la verdad.

Imagen del cuento: Santos de piedra

Cuento zen sobre los santos de piedra

La gente ha vivido entre teologías, y esas teologías les hacen ser infantiles, no les permiten crecer. No puedes crecer si estás confinado en una teología, siendo cristiano, hinduista, mahometano o incluso budista. No puedes crecer; no tienes espacio interior suficiente para crecer. Estás muy confinado, en un espacio muy estrecho; estás prisionero.

Eso es lo que pasa. Si crees en santos de piedra puedes creer en una bruja, forman parte del mismo paquete. Si puedes creer en cualquier tipo de tontería, acabarás tragándotelas todas. Pero no llegas a crecer. Sigues estando prisionero.

El siguiente cuento es perfecto para que me entiendas.

Un vecino encontró a un joven cuando este andaba buscando algo de rodillas.

¿Qué andas buscando, joven?

Mi llave. La he perdido.

Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida.

Al cabo de un rato dijo el vecino:

¿Dónde la perdiste?

En casa.

¡Si serás tonto! ¿Por qué la buscas aquí?

Porque aquí hay más luz.

MORALEJA

¿De qué vale buscar a Dios en santos o templos de piedra si donde lo has perdido ha sido en tu corazón, en tu interior?

Un corazón de piedra, buscará en santos y templos de piedra. El estar despierto es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la verdad.

Calderón dice: «Todo es según el color del cristal con que se mira». Si estás dormido no serás capaz de ver más que cosas dormidas, y no te darás cuenta hasta que despiertes. Pasará la vida por ti sin que tú la vivas.

Si tienes problemas es que estás dormido. La vida no es problemática. Es el yo, la mente humana, es la que crea los problemas. A ver si eres capaz de comprender que el sufrimiento no está en la realidad, sino en ti. Por eso, en todas las religiones, se ha predicado que hay que morir al yo para volver a nacer. Este es el verdadero bautismo que hace surgir al hombre nuevo. La realidad no hace problemas, los problemas nacen de la mente cuando estás dormido. Tú pones los problemas.

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación.

Por ejemplo: ves un santo de piedra, un santo muy hermoso, radiante. Es muy valioso para ti; el valor se lo ha dado tu mente, de otra forma es una piedra como cualquier otra. Si preguntas a otras piedras, simplemente se reirán de ti: Es quizá una piedra muy detallada, pero ¿qué más da?, una piedra es una piedra. Si nadie le da un valor falso a la piedra, entonces no hay ningún santo. En cuanto alguien le da un valor falso, inmediatamente una cierta piedra se transforma en su mente y se vuelve un santo.

Esa cualidad de santo se la da la mente a la piedra, nunca ha existido.