La iluminación espiritual

Maestro Nido de Pájaro

Cuento Zen (316)

En la época de la dinastía Tang había un maestro que meditaba entre las ramas de un árbol. Su nombre era Viejo Maestro Nido de Pájaro. El gobernador de la provincia, Po Chu-i, que era también un poeta, fue a visitarle.

Pareces estar en una posición poco segura, Viejo Maestro Nido de Pájaro. Pero ¿podrías decirme qué es lo que todos los budas han enseñado?

Nido de Pájaro respondió:

Haz siempre el bien. No hagas nunca el mal. Cultiva tu espíritu. Todos los budas han enseñado esto.

Haz siempre el bien, no hagas nunca el mal y cultiva tu espíritu. Esto ya lo sabía yo cuando tenía tres años, respondió Po Chu-i.

¡Oh, sí!, dijo Nido de Pájaro, un niño de tres años puede saber esto; pero ni siquiera un hombre de ochenta años puede llevarlo a cabo.

MORALEJA

Aquello que no ganas con tu propio trabajo, no es tuyo, aunque tengas 80 años. Solo el esfuerzo interior te da los méritos.

Esto es cierto. En el mundo más interior esto es absolutamente cierto, aunque pueda no ser tan cierto en el mundo exterior. En el mundo exterior hay mil y una formas de aparentar sin llevar a cabo nada.

Pero en el mundo interior esa frase es absolutamente cierta. No puedes poseer en tu ser nada que no te hayas ganado. Y lo has de ganar esforzándote; no hay atajos. No trates pues, de engañar a Dios.

Un hombre que se engaña a sí mismo con el poseer cosas, pierde toda oportunidad de adquirir el estado de ser.

La vida es una gran oportunidad. En ella surgen millones de oportunidades para llegar a ti mismo, para saber quién eres. Pero eso se alcanza a través del esfuerzo. Has de trabajar para ello.

No trates de obtener nada prestado. En ese mundo interior nada puede ganarse de prestado. Y no trates de llegar a ser un erudito. Alcanza la claridad, alcanza una visión donde no existan pensamientos en tu mente. Esta es la tarea más dura que hay en el mundo, el reto mayor. Todos los otros retos son muy pequeños. Esta es la mayor aventura que puedes emprender y aquellos que son valientes aceptan el reto y se sumerge en ello.

El mayor reto es cómo abandonar la mente porque solamente cuando la mente desaparece, puede existir Dios. Solamente cuando lo conocido desaparece, surge lo desconocido. Solamente cuando no hay mente, cuando no estás tú, cuando no queda nada de ti, de improviso te encuentras con eso que has estado buscando desde siempre. Dios se presenta cuando tú desapareces. Esta es la tarea más difícil que muchos ni siquiera logran hacer en 80 años de vida.