La humildad religiosa
Cuento zen con moraleja
Si el ego desaparece, encontraremos una clase de humildad. No hay nada por lo que ser tímido, y no tendremos que escondernos detrás de la falsa humildad.
Cuento zen sobre la humildad
Hay una historia de tres religiosos. Sus monasterios estaban cerca, en las montañas, y ellos tenían que cruzarse en el camino todos los días. Un día hacía tanto calor que decidieron parar a descansar y hablar un poco entre ellos. Después de todo eran todos religiosos; puede que pertenecieran a diferentes sectas, pero sus bases eran las mismas.
Mientras se sentaban a la sombra de un árbol, el primero dijo: Está claro que vuestros monasterios deben tener algo, pero no tienen la sabiduría ni la erudición que encontrarás en el nuestro.
El segundo dijo: Eres tú quien ha sacado el tema, por eso os tengo que decir que vuestros monasterios pueden tener erudición, pero esa no es la cuestión. Nadie es más austero y disciplinado que la gente de nuestro monasterio, su austeridad es incomparable, y en el momento del juicio final, recordad, la erudición no se tendrá en cuenta. Lo que contará será la austeridad.
El tercero se rio y dijo: Ambos tenéis razón acerca de vuestros monasterios, pero no conocéis la verdadera esencia de la religión, y esta es la humildad. Nosotros somos los más humildes.
MORALEJA
¿Los humildes y los mejores? Esto es simplemente un ego reprimido.
Por avaricia, por la tremenda avaricia de entrar en el paraíso y disfrutar todos sus placeres, un hombre es capaz de reprimir su ego y volverse humilde. Antes de que te pueda decir lo que es la verdadera humildad tienes que comprender la falsa humildad. A menos que comprendas la falsa, es imposible definir la verdadera. De hecho, al entender la falsa, la verdadera surge en tu visión por sí sola.
La falsa humildad es simplemente el ego reprimido, aparentando ser humilde pero deseando ser el mejor. La verdadera humildad no tiene nada que ver con el ego; es la ausencia del ego. No pretende ser superior a nadie. Es la pura y simple comprensión de que no hay nadie que sea superior, ni nadie que sea inferior; las personas son simplemente ellas mismas, incomparablemente únicas. No puedes compararlas como superior o inferior.
De ahí que el auténtico hombre humilde sea muy difícil de comprender, porque no será humilde de la manera que tú lo entiendes. Has conocido montones de personas humildes, pero todos eran egoístas y tú no eres lo suficientemente perspicaz para ver que eso es su ego reprimido.
El día que nuestro ego desaparezca, encontraremos una clase de humildad totalmente nueva. Descubriremos que no hay nada por lo que ser tímido, y de ninguna manera nos tendremos que esconder detrás de la falsa humildad.
Las personas espirituales son gente muy humilde y abierta a recibir de todas las fuentes; no les preocupa si viene de fuentes cristianas, o de fuentes judías, o de fuentes hindúes. La verdad es la verdad; por qué puerta entra en tu ser es irrelevante.