El honorable profesor

Cuento zen con moraleja

Aprenderás qué es de verdad Dios cuando veas un honorable profesor en todos. Tú eres todo el universo como lo son todos en la vida, todos son tus maestros.

Imagen del cuento: El honorable profesor

Cuento zen sobre la presencia de Dios

En una ocasión, cuando Jorge era joven y engreído, se acercó a un maestro que predicaba a escucharle su lección. Él se dirigió a Jorge y le llamó honorable profesor, que es un título de respeto hacia un maestro, y eso lo hizo sentir muy bien. Por eso Jorge se quedó con él para seguir escuchándolo y acompañándolo hasta acabar la lección.

En el camino hacia su casa el mismo maestro se encontró con un policía y lo llamó honorable profesor. Eso a Jorge no le gustó. Luego se encontró con un mendigo y también le llamó honorable profesor. Eso ya era demasiado, y Jorge protesto ante el maestro. Él le explicó: Para mí todos son profesores, pues de todos tengo que aprender. Todos y todo representa a Dios para mí. Todos pueden enseñarte algo si estás dispuesto a aprender. Y no aprenderás qué es de verdad Dios hasta que no lo veas en todos.

MORALEJA

Dios no puede ser un Dios de momento. Entiéndelo, toda tu vida, tu vida completa, está empapada de la presencia de Dios, Ese aroma te rodea constantemente, día a día. El hombre espiritual tiene una cualidad diferente del no espiritual hasta cuando duerme. Si entras en la habitación donde está durmiendo profundamente una persona espiritual, percibirás un tipo de vibración muy diferente. Incluso durante el sueño es espiritual, porque también entonces está relajado en Dios. De hecho una persona espiritual no se relaja durmiendo, se relaja en Dios. Cuando se mueve, cuando se sienta, cuando se duerme, la hace en Dios. Come Dios, bebe Dios, mira a Dios. Si todo es Dios, entonces todo tiene que ser divino.

Recuerda, cuando utilizas a Dios de momento, en realidad no estás interesado en Dios, estás buscando alguna ventaja en la vida. Todas tus oraciones son mundanas; estás pidiendo algo. La oración real nunca pide nada. La auténtica oración nunca reclama nada. Al contrario, vierte todo en Dios, no pide nada.

Aprenderás qué es de verdad Dios cuando veas un honorable profesor en todos. Tú eres todo el universo como lo son todos en la vida, igual que cada ola es todo el océano. Si te metes profundamente en la ola te encontrarás con el océano, no con la ola. Es exactamente el mismo caso con cada persona: una persona es solo una ola. Dios te está modelando a ti de una forma, me está modelando a mí de otra forma, está modelando incluso de otro modo en otras formas. Todas las formas son suyas. Ve detrás de la forma, ve más profundo, descorre la cortina y encontrarás una existencia impersonal.

La manera correcta de dialogar con Dios es abandonar tu personalidad. La manera equivocada es no solo no abandonar tu personalidad, sino crear una personalidad alrededor de Dios. Esto es adorar un ídolo. Lo que ocurre en el nombre de Dios no tiene nada que ver con Dios, y lo que ocurre en el nombre de la espiritualidad no tiene nada que ver con la religión. Religiones hay muchas, pero solo hay una espiritualidad, y es el arte de desaparecer como persona para que puedas comulgar, hacerte uno con la fuerza impersonal, la energía impersonal, la existencia impersonal.